/ martes 12 de noviembre de 2019

Festival Oxímoron, con alma propia

En su búsqueda por convertirse en un referente del arte a partir de la (dis) capacidad en Latinoamérica, esta iniciativa continúa creando conciencia en el público para compartir emotivas creaciones e innovadores encuentros que se celebrarán del 18 al 30 de noviembre

Como figura literaria, un oxímoron se refiere a la combinación de dos conceptos aparentemente contradictorios, que al mezclarse dan origen a una nueva idea.

“Como dulce amargura, luz oscura, feliz melancolía o tolerancia cero”, detalla Miguel Ángel Herrera, director de Buró Cultural y del Festival Oxímoron que en su VI edición se celebrará del 18 al 30 de noviembre en la ciudad.

El concepto se retoma porque cobra vida a través de este proyecto en el que se presentan talentos como un fotógrafo ciego, un músico sordo o un bailarín con movilidad limitada, ya que explica, aparentemente se trata de contradicciones.

Buró Cultural trabaja el arte desde la (dis) capacidad y al advertir que cuando los artistas alcanzaran un nivel profesional, no tendrían un espacio o escaparate para compartirlo, decidieron crear este festival, que se celebró por primera vez en el 2013.

La inquietud de Herrera creció como un reto personal, pero surgió por una profunda depresión, que al igual que otras condiciones, puede ser discapacitante, después con el tiempo se convirtió en su “misión y motivo de vida”.

Uno de los mayores y constantes retos a los que se enfrenta la organización, destaca Miguel, tiene que ver con la logística. “Al ser un festival de artistas con (dis) capacidad, todos los costos se elevan; los que vienen en silla de ruedas necesitan una habitación con una puerta más ancha y que tenga pasamanos entre otras peculiaridades; a veces se necesita transporte especializado o asistentes personales las 24 horas”.

Asimismo detalla que los traslados son más lentos o incluso la comunicación puede no ser tan fluida al entablarse con un artista sordo o ciego, que no tiene acceso directo a una computadora, por lo que el mensaje hacia los escuchas no es tan directo, y es gracias a todos estos requerimientos que el espíritu de colaboración y el “componente amoroso” lo hacen crecer año con año.

En este constante empeño es que se han sumado voluntarios y colaboradores que encuentran en este espacio un fuerte motivo para dedicar su tiempo y esfuerzo, tal como Karina Arriaga, quien actualmente apoya en las gestiones del festival, así como en la comunicación.

Su primer acercamiento surgió por su padre. “Mi papá es ciego, él me había comentado de los talleres de fotografía y aunque a él realmente le parecían una locura, a mí me intrigó mucho y le insistí”.

Al involucrarse con este proyecto, Arriaga asegura que no sólo se trata de proyectar o tener una oferta artístico - cultural, sino también de generar un espacio de vinculación entre los artistas. “Al final hay un diálogo entre ellos y se empiezan a plantear colaboraciones, tanto en el festival como afuera, por ello la apuesta también es fortalecer la innovación”.

Gran referente

A seis años de su primera celebración, el festival tiene un propósito en la mira; convertirse en un referente de festivales de este tipo en Latinoamérica, además de seguir estableciendo vínculos internacionales.

“Hemos ido dos veces al festival Unlimited de Londres y es quizá la celebración de arte o discapacidad con más recursos”, destaca Herrera y agradece que actualmente Oxímoron es contactado de México y otros países para participar o incluso por asistentes que pretenden unirse a los talleres.

Agrega que cada vez han tenido más colaboraciones y apoyos de instituciones mexicanas e internacionales, no solamente del British Council –que ha participado dos años–, sino por ejemplo, en esta edición, el ministerio de cultura de Chile está ayudando para que venga el poeta Palomo Arriagada.

Entre tanto, Karina hace una analogía con una “bola de nieve”, ya que en esta iniciativa cada vez son más los artistas que buscan involucrarse, o bien las referencias que les brinda la gente para finalmente vincular a artistas en futuras ediciones.

Sexto y ¡con fuerza!

Esta será la primera ocasión que el Festival se extienda por dos semanas, a diferencia de las entregas anteriores. Como cada edición hay una temática que funge como eje rector, el título de esta es “Nodo ciego, encuentros tangenciales”, que es también el nombre de una exposición que se llevará a cabo en la Alameda Hidalgo.

En el encuentro que se inaugurará el sábado 23 en punto de las 12:30 horas en la cerca perimetral de la Alameda Hidalgo, participará una colectiva de fotógrafos con discapacidad visual, además de tres artistas de Colombia presentando imágenes creadas en México, Colombia y Estados Unidos, con la maestra Sonia Soberats.

Además de este énfasis en la fotografía, se contemplan todos los tipos de (dis) capacidad y los distintos campos artísticos como poesía, danza y el ciclo de documentales que se proyecta anualmente.

Algunos de los highlights de esta entrega incluyen la participación de la maestra Sonia Soberats, que hace cuatro años participó y quien es un referente importante de la fotografía desde la ceguera, no sólo de Latinoamérica, sino en el mundo.

Un taller que resulta de gran interés es el que brindará la maestra Nicole Thomson de Reino Unido, que bajo el título Disculpe, necesito decirlo bailando, trabajará con chicos con Síndrome de Down de 15 a 30 años.

Educando al público

Además de crear conciencia en el público sobre la discapacidad, Miguel asegura que otro de sus cometidos es mostrar que se trata de una condición en la que hay potencial creativo para hacerlos partícipes de la cultura y convertirlos en los protagonistas.

“Nos interesan más que las personas sin discapacidad asistan porque existe este reto de mostrarles lo que sucede; van a ver propuestas artísticas de excelencia e innovadoras, provenientes de distintas partes del mundo”, dice y aclara que tal como cualquier manifestación de arte, el factor clave será la fuerte dosis de emociones.

Finalmente aclara que los asistentes deberán tener una actitud abierta y libre de los prejuicios existentes.“Hay que dejar en claro que las personas con (dis) capacidad son personas, no son angelitos, no es un castigo que Dios te mandó, no es una enfermedad que hay que curar, por eso decimos mucho desde la (dis) capacidad; fotografía desde la ceguera, danza desde el Síndrome de Down, y no a pesar de...”

Como figura literaria, un oxímoron se refiere a la combinación de dos conceptos aparentemente contradictorios, que al mezclarse dan origen a una nueva idea.

“Como dulce amargura, luz oscura, feliz melancolía o tolerancia cero”, detalla Miguel Ángel Herrera, director de Buró Cultural y del Festival Oxímoron que en su VI edición se celebrará del 18 al 30 de noviembre en la ciudad.

El concepto se retoma porque cobra vida a través de este proyecto en el que se presentan talentos como un fotógrafo ciego, un músico sordo o un bailarín con movilidad limitada, ya que explica, aparentemente se trata de contradicciones.

Buró Cultural trabaja el arte desde la (dis) capacidad y al advertir que cuando los artistas alcanzaran un nivel profesional, no tendrían un espacio o escaparate para compartirlo, decidieron crear este festival, que se celebró por primera vez en el 2013.

La inquietud de Herrera creció como un reto personal, pero surgió por una profunda depresión, que al igual que otras condiciones, puede ser discapacitante, después con el tiempo se convirtió en su “misión y motivo de vida”.

Uno de los mayores y constantes retos a los que se enfrenta la organización, destaca Miguel, tiene que ver con la logística. “Al ser un festival de artistas con (dis) capacidad, todos los costos se elevan; los que vienen en silla de ruedas necesitan una habitación con una puerta más ancha y que tenga pasamanos entre otras peculiaridades; a veces se necesita transporte especializado o asistentes personales las 24 horas”.

Asimismo detalla que los traslados son más lentos o incluso la comunicación puede no ser tan fluida al entablarse con un artista sordo o ciego, que no tiene acceso directo a una computadora, por lo que el mensaje hacia los escuchas no es tan directo, y es gracias a todos estos requerimientos que el espíritu de colaboración y el “componente amoroso” lo hacen crecer año con año.

En este constante empeño es que se han sumado voluntarios y colaboradores que encuentran en este espacio un fuerte motivo para dedicar su tiempo y esfuerzo, tal como Karina Arriaga, quien actualmente apoya en las gestiones del festival, así como en la comunicación.

Su primer acercamiento surgió por su padre. “Mi papá es ciego, él me había comentado de los talleres de fotografía y aunque a él realmente le parecían una locura, a mí me intrigó mucho y le insistí”.

Al involucrarse con este proyecto, Arriaga asegura que no sólo se trata de proyectar o tener una oferta artístico - cultural, sino también de generar un espacio de vinculación entre los artistas. “Al final hay un diálogo entre ellos y se empiezan a plantear colaboraciones, tanto en el festival como afuera, por ello la apuesta también es fortalecer la innovación”.

Gran referente

A seis años de su primera celebración, el festival tiene un propósito en la mira; convertirse en un referente de festivales de este tipo en Latinoamérica, además de seguir estableciendo vínculos internacionales.

“Hemos ido dos veces al festival Unlimited de Londres y es quizá la celebración de arte o discapacidad con más recursos”, destaca Herrera y agradece que actualmente Oxímoron es contactado de México y otros países para participar o incluso por asistentes que pretenden unirse a los talleres.

Agrega que cada vez han tenido más colaboraciones y apoyos de instituciones mexicanas e internacionales, no solamente del British Council –que ha participado dos años–, sino por ejemplo, en esta edición, el ministerio de cultura de Chile está ayudando para que venga el poeta Palomo Arriagada.

Entre tanto, Karina hace una analogía con una “bola de nieve”, ya que en esta iniciativa cada vez son más los artistas que buscan involucrarse, o bien las referencias que les brinda la gente para finalmente vincular a artistas en futuras ediciones.

Sexto y ¡con fuerza!

Esta será la primera ocasión que el Festival se extienda por dos semanas, a diferencia de las entregas anteriores. Como cada edición hay una temática que funge como eje rector, el título de esta es “Nodo ciego, encuentros tangenciales”, que es también el nombre de una exposición que se llevará a cabo en la Alameda Hidalgo.

En el encuentro que se inaugurará el sábado 23 en punto de las 12:30 horas en la cerca perimetral de la Alameda Hidalgo, participará una colectiva de fotógrafos con discapacidad visual, además de tres artistas de Colombia presentando imágenes creadas en México, Colombia y Estados Unidos, con la maestra Sonia Soberats.

Además de este énfasis en la fotografía, se contemplan todos los tipos de (dis) capacidad y los distintos campos artísticos como poesía, danza y el ciclo de documentales que se proyecta anualmente.

Algunos de los highlights de esta entrega incluyen la participación de la maestra Sonia Soberats, que hace cuatro años participó y quien es un referente importante de la fotografía desde la ceguera, no sólo de Latinoamérica, sino en el mundo.

Un taller que resulta de gran interés es el que brindará la maestra Nicole Thomson de Reino Unido, que bajo el título Disculpe, necesito decirlo bailando, trabajará con chicos con Síndrome de Down de 15 a 30 años.

Educando al público

Además de crear conciencia en el público sobre la discapacidad, Miguel asegura que otro de sus cometidos es mostrar que se trata de una condición en la que hay potencial creativo para hacerlos partícipes de la cultura y convertirlos en los protagonistas.

“Nos interesan más que las personas sin discapacidad asistan porque existe este reto de mostrarles lo que sucede; van a ver propuestas artísticas de excelencia e innovadoras, provenientes de distintas partes del mundo”, dice y aclara que tal como cualquier manifestación de arte, el factor clave será la fuerte dosis de emociones.

Finalmente aclara que los asistentes deberán tener una actitud abierta y libre de los prejuicios existentes.“Hay que dejar en claro que las personas con (dis) capacidad son personas, no son angelitos, no es un castigo que Dios te mandó, no es una enfermedad que hay que curar, por eso decimos mucho desde la (dis) capacidad; fotografía desde la ceguera, danza desde el Síndrome de Down, y no a pesar de...”

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