Ante la contaminación de ríos, la sobreexplotación de mantos acuíferos, la devastación de la naturaleza y la crisis ambiental en Querétaro, un grupo de artistas, activistas e investigadores se han unido para generar conciencia a través de “Bajo Tierra”; el primer museo virtual ecológico, que es impulsado de manera independiente en el estado.
Con el agua como protagonista, esta plataforma (www.bajotierra.com) reúne en su acervo tanto la historia ecológica local, como infografías, cartografías y mapas colaborativos sobre las zonas con mayor valor (y riesgo) ecológico e hidrológico en la ciudad.
También cuenta con material audiovisual y exposiciones temporales de fotografía, pintura, arte digital, además de música y poesía cuyos contenidos giran en torno a estos mismos temas.
A diferencia de otros museos, en Bajo Tierra los visitantes pueden interactuar con las colecciones que yacen tanto en sus salas permanentes como temporales, e incluso, colaborar para acrecentarlas. La idea, asevera la organización en su página, es que el espacio reúna tanto el conocimiento de científicos e investigadores, como la experiencia y la sabiduría de la población que habita el territorio.
De acuerdo con una de sus impulsoras, la abogada especializada en derechos humanos, Claudia Elvira Romero, el proyecto nació a finales del 2018, luego de una investigación realizada por un grupo de académicos, en torno a la situación del agua en el contexto urbano de Querétaro.
La idea original, cuenta la defensora, era difundir los hallazgos a través de un documental, pero la información terminó rebasando este formato. Así que los investigadores decidieron apostarle a otra alternativa, optando finalmente por crear el museo como un espacio donde además de incentivar la reflexión sobre las problemáticas ambientales actuales, se pudiera poner a disposición de la gente – de manera dinámica y en un lenguaje asequible–,documentación histórica, legal, geográfica, social y cultural en torno a estos temas.
En pocas palabras, concluye Romero, esta iniciativa busca ser una plataforma para la acción y la transformación social, que promueva el encuentro entre el conocimiento científico, los saberes locales y las expresiones artísticas para el cuidado ecológico de los territorios.
De la virtualidad a la realidad
Estructurado en dos galerías y ocho salas temáticas, el museo virtual ha sido diseñado en torno a la condición ecosistémica y sociocultural del agua, de ahí que al ingresar a la página, los internautas serán guiados entre coladeras, raíces, ríos y tuberías animadas.
A un año de su apertura, la plataforma ha recibido poco más de 3 mil visitas, y ahora sus impulsores buscan acrecentar el alcance llevando este museo al exterior, para que quienes no tengan acceso a internet, también puedan beneficiarse de esta experiencia.
“Nuestro siguiente paso es hacer que este proyecto autogestivo sea financieramente sostenible y llevar la experiencia museográfica al plano físico para alcanzar a quienes no pueden acceder a la web, democratizando tanto la plataforma como su información. En contexto de restricción sanitaria, tomaremos las medidas pertinentes.
La crisis sanitaria ecológica que nos atraviesa urge a la creación de espacios que aviven la conexión con la naturaleza. Recuperar los ecosistemas es prevenir nuevas pandemias”, manifiesta la organización a través de su campaña virtual de recaudación en Kickstarted.
Su meta es reunir en esta plataforma 85 mil 560 pesos antes del 28 de enero, para hacer de esta iniciativa cuatro museos en uno: por un lado un Museo virtual cuya experiencia museográfica sea adaptada a la web; Museo Popular que genere lazos de colaboración e incluya el arte y los saberes de todas y todos en un espacio co- creativo; Museo ecológico con temática territorial guiada por el agua que invite a explorar, recordar, reconocer, reconectar e imaginar el espacio que se habita, y un Museo itinerante que, entre febrero y abril de 2021, y siguiendo las medidas sanitarias, genere espacios públicos educativos y culturales donde se acompañen procesos de reflexión o de acción colectiva.
Para apoyar esta iniciativa se puede donar desde 100 hasta 200 pesos, y recibir a cambio una recompensa de parte de la organización, como rótulos de la primer itinerancia que realicen, caricaturas personalizadas de las visitas al museo y talleres en línea sobre curaduría web, sistemas de información geográfica, así como de derechos humanos y emergencia climática.