/ sábado 3 de noviembre de 2018

Jardín de la Corregidora, memorias, búsquedas y hallazgos

Cartografia del tiempo

Palimpsesto: Vista así nuestra ciudad, varias generaciones de queretanos han escrito sobre ella, transfiriendo sus sistemas de valores y creencias; unas borran, otras manuscriben sobre la anterior. Un espacio urbano con estas características, es el que conocemos como: Jardín Corregidora, donde sobre un pedestal se yergue la Matrona sosteniendo una antorcha en la diestra. Por el lado poniente el eje norte-sur cruza la ciudad, habilitado en los años sesenta del siglo XX, como una vía para conectar el centro con los Parques Industriales y la que fuera la Carretera Panamericana. Hoy Avenida Constituyentes.

Un monumento por suscripción: La Comisión Central del Centenario de la Independencia -en el verano de 1907- les designó a los Sres. José Mª y Rosendo Rivera realizar ciertas gestiones cuya finalidad fue, levantar un monumento para Josefa Ortiz. Originalmente se pensó en sustituir la fuente de Hebe del Jardín Zenea por una glorieta. En la primavera de 1908, se inició con la apertura de suscriptores para financiar la obra; en abril 22 se publicó la convocatoria para el concurso del monumento. De varios puntos de la República llegaron proyectos; siendo el ganador del primer lugar el arquitecto Eulogio Ferráez Barrera quien concursó con el seudónimo de “Lux”; el segundo lo obtuvo el ingeniero Carlos Noriega. Ambos personajes fueron premiados, el primero obtuvo la cantidad de mil pesos y el siguiente doscientos. El sitio y el proyecto fueron remplazados por lo elevado del presupuesto. En el mes de enero de 1909, la Comisión dio a conocer el lugar para la erección del monumento a La Corregidora siendo este la Plazuela de San Antonio, por tal motivo los locatarios del mercado serían reubicados en la Plazuela de la Cruz y la Fuente de Neptuno en la esquina de Locutorios y 15 de Mayo (I. Allende y Francisco I. Madero).

Primera piedra– Inauguración: El 15 de septiembre de 1909 a las 4:30 hrs, se colocó la primera piedra. Para darle la formalidad requerida fue suscrita un acta notarial, en la cual se expresaban los motivos y justificaciones para levantar un monumento a La Corregidora. Firmándola los funcionarios, testigos y padrinos.[…] “depositándose esta acta, la descripción del monumento, el programa de la festividad, periódicos del día y varias monedas del actual sistema monetario, en cofre cerrado, bajo la piedra que se coloca.” Mientras se desarrollaba la obra en lo que fueran las antiguas huertas de los frailes Dieguinos; el vapor Westerwald proveniente de Alemania hacía su arribo al Puerto de Tampico trayendo las estatuas de bronce que integrarían el conjunto monumental.[1]En el programa de las festividades para celebrar el primer Centenario de la Independencia Nacional, se tenía dedicado el día 13 de septiembre de 1910, a la egregia Doña Josefa Ortiz de Domínguez, a cargo de la Comisión Central del Centenario y de la Junta Patriótica, las cuales convocaron: por la mañana Inauguración del Monumento a La Corregidora Doña Josefa Ortiz de Domínguez; por la noche función teatral y serenata en el Jardín Zenea.

Comercio. En el Jardín conocido ahora como de La Corregidora, alrededor de la plaza se desarrolló el comercio de: sombrererías, jarcerías y semillas diversas. En la acera sur por el viejo Portal de Pasos, la ferretería “Azteca”, la pastelería “La Magnolia” y la “Hilandera”, En una casona que hace esquina con el jardín estuvo el Obispado; por el rumbo la sastrería “La Internacional”, la zapatería “El Búfalo” que hacía zapatos y botines -a la medida-, la peletería de los Juaristi y Paulín -completo surtido en el ramo-, “El Sembrador” cuyos dueños fueron los señores Dos Santos y Nardoni; el negocio de Julián Sánchez “Comerciante y Almacenista de Artefactos de Palma y Jarcia”. En el entorno los Salones del Valle y Retana. [2]

Memorias: En este nuevo milenio se observaba un intenso tráfico de personas y mercancías, era el paso obligado para los estudiantes del Colegio Civil y después de la Universidad Autónoma de Querétaro. Por muchos años estuvieron los fotógrafos con sus cajones de colores: azules, rojos, amarillos, las sillas de tijera y una manta que servía de mampara, la cubeta para los revelados; así como la colección de fotos de clientes. “fotos de las aguilitas”, estas eran llamadas popularmente, debido a las águilas que circundan el zócalo del monumento a Doña Josefa Ortiz. Bajo los laureles de la India los boleros, con sus historias y anécdotas, como “El Sargento” que descubría su torso para enseñar las cicatrices de la metralla de combates legendarios. Los vendedores ambulantes de manzanas o tejocotes caramelizados, de gorditas de cuajada, gelatinas y semillas…El Árbol de la Amistad que nos refiere la temporada navideña desde 1979. Algunos queretanos todavía recuerdan los juegos en el jardín, la cita amorosa, el aparador donde se exhibían los juguetes para el Día de Reyes; los jugos y pollas mañaneras y los tacos del “Güero”.

Apropiaciones: Lugar del Acto Cívico, del recreo, encuentro y movilidad. El cual tiene sus propias atmósferas y coloridos, la venta de productos hechos por artesanos indígenas; tránsito de grupos musicales de diversa índole. Ahora dejamos nuestra huella en el espacio urbano. Un Centro Histórico que es invadido por el sector de servicios en los fenómenos de gentrificación contemporánea. Un lugar donde se aglomeran los turistas para abordar los tranvías; descansar y comer en los diversos restaurantes y bares. Un área que se contaminó de ruido, publicidad y estructuras invasivas, así como de “enganchadores” que ofertan las cartas de los diferentes comercios, recientemente fueron clausurados algunos de estos por: “No cumplir con la normatividad prevista por el INAH”, y con el Reglamento de Imagen Urbana del Municipio. Espacio urbano, que nos refleja nuestra relación con la ciudad y la manera en que construimos nuestro espacio vital.

Desde Anbanica - Teocalhueyacan. Octubre de MMXVIII.

[1]

Moreno Pérez, Edgardo. Querétaro en Trazos, Huellas y Fragmentos. Querétaro. Municipio de Querétaro / LIBRARIUS. 2014.

[2]

Moreno Pérez, Edgardo. Bosquejos del Comercio en el Centro Histórico de Querétaro. Querétaro. Instituto Queretano de la Cultura y las Artes. 2010.


Palimpsesto: Vista así nuestra ciudad, varias generaciones de queretanos han escrito sobre ella, transfiriendo sus sistemas de valores y creencias; unas borran, otras manuscriben sobre la anterior. Un espacio urbano con estas características, es el que conocemos como: Jardín Corregidora, donde sobre un pedestal se yergue la Matrona sosteniendo una antorcha en la diestra. Por el lado poniente el eje norte-sur cruza la ciudad, habilitado en los años sesenta del siglo XX, como una vía para conectar el centro con los Parques Industriales y la que fuera la Carretera Panamericana. Hoy Avenida Constituyentes.

Un monumento por suscripción: La Comisión Central del Centenario de la Independencia -en el verano de 1907- les designó a los Sres. José Mª y Rosendo Rivera realizar ciertas gestiones cuya finalidad fue, levantar un monumento para Josefa Ortiz. Originalmente se pensó en sustituir la fuente de Hebe del Jardín Zenea por una glorieta. En la primavera de 1908, se inició con la apertura de suscriptores para financiar la obra; en abril 22 se publicó la convocatoria para el concurso del monumento. De varios puntos de la República llegaron proyectos; siendo el ganador del primer lugar el arquitecto Eulogio Ferráez Barrera quien concursó con el seudónimo de “Lux”; el segundo lo obtuvo el ingeniero Carlos Noriega. Ambos personajes fueron premiados, el primero obtuvo la cantidad de mil pesos y el siguiente doscientos. El sitio y el proyecto fueron remplazados por lo elevado del presupuesto. En el mes de enero de 1909, la Comisión dio a conocer el lugar para la erección del monumento a La Corregidora siendo este la Plazuela de San Antonio, por tal motivo los locatarios del mercado serían reubicados en la Plazuela de la Cruz y la Fuente de Neptuno en la esquina de Locutorios y 15 de Mayo (I. Allende y Francisco I. Madero).

Primera piedra– Inauguración: El 15 de septiembre de 1909 a las 4:30 hrs, se colocó la primera piedra. Para darle la formalidad requerida fue suscrita un acta notarial, en la cual se expresaban los motivos y justificaciones para levantar un monumento a La Corregidora. Firmándola los funcionarios, testigos y padrinos.[…] “depositándose esta acta, la descripción del monumento, el programa de la festividad, periódicos del día y varias monedas del actual sistema monetario, en cofre cerrado, bajo la piedra que se coloca.” Mientras se desarrollaba la obra en lo que fueran las antiguas huertas de los frailes Dieguinos; el vapor Westerwald proveniente de Alemania hacía su arribo al Puerto de Tampico trayendo las estatuas de bronce que integrarían el conjunto monumental.[1]En el programa de las festividades para celebrar el primer Centenario de la Independencia Nacional, se tenía dedicado el día 13 de septiembre de 1910, a la egregia Doña Josefa Ortiz de Domínguez, a cargo de la Comisión Central del Centenario y de la Junta Patriótica, las cuales convocaron: por la mañana Inauguración del Monumento a La Corregidora Doña Josefa Ortiz de Domínguez; por la noche función teatral y serenata en el Jardín Zenea.

Comercio. En el Jardín conocido ahora como de La Corregidora, alrededor de la plaza se desarrolló el comercio de: sombrererías, jarcerías y semillas diversas. En la acera sur por el viejo Portal de Pasos, la ferretería “Azteca”, la pastelería “La Magnolia” y la “Hilandera”, En una casona que hace esquina con el jardín estuvo el Obispado; por el rumbo la sastrería “La Internacional”, la zapatería “El Búfalo” que hacía zapatos y botines -a la medida-, la peletería de los Juaristi y Paulín -completo surtido en el ramo-, “El Sembrador” cuyos dueños fueron los señores Dos Santos y Nardoni; el negocio de Julián Sánchez “Comerciante y Almacenista de Artefactos de Palma y Jarcia”. En el entorno los Salones del Valle y Retana. [2]

Memorias: En este nuevo milenio se observaba un intenso tráfico de personas y mercancías, era el paso obligado para los estudiantes del Colegio Civil y después de la Universidad Autónoma de Querétaro. Por muchos años estuvieron los fotógrafos con sus cajones de colores: azules, rojos, amarillos, las sillas de tijera y una manta que servía de mampara, la cubeta para los revelados; así como la colección de fotos de clientes. “fotos de las aguilitas”, estas eran llamadas popularmente, debido a las águilas que circundan el zócalo del monumento a Doña Josefa Ortiz. Bajo los laureles de la India los boleros, con sus historias y anécdotas, como “El Sargento” que descubría su torso para enseñar las cicatrices de la metralla de combates legendarios. Los vendedores ambulantes de manzanas o tejocotes caramelizados, de gorditas de cuajada, gelatinas y semillas…El Árbol de la Amistad que nos refiere la temporada navideña desde 1979. Algunos queretanos todavía recuerdan los juegos en el jardín, la cita amorosa, el aparador donde se exhibían los juguetes para el Día de Reyes; los jugos y pollas mañaneras y los tacos del “Güero”.

Apropiaciones: Lugar del Acto Cívico, del recreo, encuentro y movilidad. El cual tiene sus propias atmósferas y coloridos, la venta de productos hechos por artesanos indígenas; tránsito de grupos musicales de diversa índole. Ahora dejamos nuestra huella en el espacio urbano. Un Centro Histórico que es invadido por el sector de servicios en los fenómenos de gentrificación contemporánea. Un lugar donde se aglomeran los turistas para abordar los tranvías; descansar y comer en los diversos restaurantes y bares. Un área que se contaminó de ruido, publicidad y estructuras invasivas, así como de “enganchadores” que ofertan las cartas de los diferentes comercios, recientemente fueron clausurados algunos de estos por: “No cumplir con la normatividad prevista por el INAH”, y con el Reglamento de Imagen Urbana del Municipio. Espacio urbano, que nos refleja nuestra relación con la ciudad y la manera en que construimos nuestro espacio vital.

Desde Anbanica - Teocalhueyacan. Octubre de MMXVIII.

[1]

Moreno Pérez, Edgardo. Querétaro en Trazos, Huellas y Fragmentos. Querétaro. Municipio de Querétaro / LIBRARIUS. 2014.

[2]

Moreno Pérez, Edgardo. Bosquejos del Comercio en el Centro Histórico de Querétaro. Querétaro. Instituto Queretano de la Cultura y las Artes. 2010.


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