Ubicado en la avenida Don Bosco, en el municipio de Corregidora, existe un espacio que llama a todo aquél que entra, a sumergirse en historias que pueden ser narradas en diversos géneros y procedentes de cualquier rincón del mundo o época.
Se trata de la Guarida del Dragón, de su techo cuelgan estos fantásticos seres mitológicos de diversos colores creados a partir del arte de la papiroflexia, asimismo las paredes retratan escenarios irreales, tal como los que desvelan las páginas de los libros contenidos en los estantes.
“La sala de lectura es un programa nacional donde la idea era que cada quien abriera los espacios en las salas de sus casas, por eso se les llama sala de lectura. En ese sentido yo tuve esa sala en mi casa y simplemente la trasladé al espacio que ahora es la librería, luego fuimos más allá y por eso le llamamos lectoteca”, explica Tamar García González, quien junto a sus hijos creó este lugar desde hace cinco años.
Con el tiempo y en lo que va de este año, la librería ha cambiado su imagen para convertirse en un espacio apto para recibir niños, adolescente y adultos que deseen explorar el mundo de los libros.
“La sala de lectura es uno de los espacios más coloridos, solíamos ofrecer sesiones sin costo los viernes que no había clases, pero ahora aún no lo hemos definido”, detalla la psicóloga de profesión, quien ha tomado diplomados en fomento a la lectura y estrategias de aprendizaje.
Además de haber sido atraída por estos mundos irreales que se formulan dentro de su cabeza desde muy joven, está convencida de que “esta es la forma en la que aprendemos” y por ello se ha convertido en promotora de la lectura.
“Desde muy chica me gusta leer y siempre quise transmitir esto porque la intención es que los libros ayuden a los demás en su proceso de crecimiento personal, además de motivarlos y que la gente sepa que están al alcance de todos, que no sólo es algo para estar guardado e idealizado”, detalla sobre los más de 600 títulos que pueden ser leídos sin costo alguno tomando alguno de los cómodos sillones del lugar.
Un escape para el alma
Tamar detalla que ella y su familia no son de Querétaro y al llegar a la ciudad se encontraron con la biblioteca del Centro Educativo y Cultural Gómez Morín, que se convirtió en su refugio, y luego de disfrutar de ese espacio decidieron reproducir un lugar que ofreciera “esa intimidad que brinda la lectura”.
Además de tratarse de un negocio familiar donde también se venden libros y se dan recomendaciones especiales para cada gusto, estilo de vida y edad de los visitantes, se brindan talleres que encuentran en la literatura un respiro para el alma o el espacio ideal para también generar arte o encontrarse con él.
“Tenemos el taller de biblio-babys que es lectura con bebés, un taller para adolescentes que se llama Prohibido leer, el taller de escritura autobiográfica dirigido a mujeres adultas y uno de biblioterapia; todos estos tienen costo que oscilan en una mensualidad de 500 pesos”.
Asimismo este espacio recibe a las mamás que educan a sus hijos bajo un esquema de homeschooling, dentro del cual pueden reservar el espacio sin costo alguno, además de otras actividades. “Hacemos la pijamada literaria que se hace algunos viernes y los sábados de cuenta cuentos, que es una estrategia infalible para fomentar la lectura y escuchar historias”, comenta Tamar.
Como especialista en la conducta y los procesos mentales, destaca que más allá de encaminar a los niños y jóvenes para lidiar con trastornos como el déficit de atención, explica que cuando un pequeño pasa muchas horas frente a la televisión, tarde o temprano tendrá una deficiencia. “Si encaminamos a los niños a la lectura esto no tiene por qué pasar; le va a dar un sentido a sus tiempos y a su formación en sí”.
Con respecto a las crisis por la que pasan las editoriales por la baja venta de libros, la mujer al frente de esta guarida explica que podría tratarse de un mito, ya que el hecho de que existan lectores genera la compra y venta de libros. “Hay que tener confianza y fe en la gente que quiere leer y acercarse a estos espacios, hay que creer que se puede cambiar nuestro entorno”, comenta de manera optimista.
Finalmente hace un llamado a la gente para acercarse a este tipo de recintos y aclara que no se trata de una cuestión económica, “sino de querer transformar algo en nosotros, además de saber que no tienes que gastar la cantidad que inviertes en el cine y además va a perdurar más”.
