/ jueves 27 de junio de 2019

La magia de Braulio Guerra

Hacer magia requiere de carisma, perseverancia y pasión por el arte de contar, a través de cuentos, novelas e historias que cobren vida en la imaginación del lector y lo conecten con el mundo propio, tal como lo hace el “mago”

Tres cosas sorprenden al conocer a Braulio: su sencillez, su pasión por la literatura y la magia con la que atrapa a sus lectores.

El autor confiesa que su pasión por los microcuentos surgió luego de leer a Augusto Monterroso en la preparatoria, y agrega que lo suyo es la contundencia y las frases fuertes; la brevedad que sacude.

Fue precisamente por este afán de brevedad que surgió “Mago”, su seudónimo y alter ego. Un personaje misterioso que nació en redes sociales, donde cuenta con 30 mil sguidores. La tecnología es su aliada y su propuesta se apoya con imágenes; hace magia con las palabras y eso le ha ganado que la gente quiera leerlo y lo siga desde distintos países alrededor del mundo.

Además de “Microcuentos del Mago”, volumen 1, hace un año lanzó “8 cuentos sobre el espíritu animal”, bajo el sello de editorial Endira. Braulio argumenta que durante las reuniones, todos tenemos un relato para divertir a los amigos, y fue así como nació la primera anécdota donde tenía un pollo como mascota; a partir de esa experiencia desarrolló otros relatos que recordaran sus recuerdos divertidos con animales. Logró un compendio donde los personajes se cruzan con otros en los mismos lugares.

Pequeños grandes saltos

Su gusto por la literatura fue inculcado por sus padres y abuelos desde niño. Recuerda que su madre le compraba un sinfín de comics, su primer acercamiento con la lectura. Sigue leyéndolos, pues años después se mantiene fiel a ese género e incluso escribió algunos propios que esperan ver pronto la luz.

“Di el salto a los libros porque los escritores de cómics también los publicaban, o se inspiraban en grandes obras (…) Hay cómics que son adaptaciones de novelas y todo eso despierta el interés por leer más. Creo que hay mucho prejuicio en ellos, pero sucede porque no se ha explorado lo suficiente o no se conoce la gran variedad de propuestas y los trabajos extraordinarios. Hay más allá de los superhéroes”, explica.

Luego de las historietas, llegaron las novelas y cuentos donde desarrolla totalmente su imaginación, tal como “El chocolatito valiente”, atesorada aún entre los papeles de su familia. Asegura que al leer se queda postrado ante un universo narrativo que lo deja indefenso. y que no guía con otros elementos como lo hacen la radio o el cine, dice que, en la literatura “cada quien ve lo que quiere ver y es por eso que la esencia de ésta radica en contar, imaginar y vivir lo leído”.

Brevedad y contundencia están representadas en 8 relatos. / Cortesía

Pasión por contar

Estudió comunicación porque le apasiona transmitir relatos y defiende que todos tenemos momentos que recordamos y dignos de contar; su afán es convertir lo que escucha, ve o imagina en historias, para luego compartirlas.

Escribe día y noche y siempre está ávido de conocer nuevos autores y lecturas. Tiene una mirada curiosa y toma talleres en esa constante búsqueda de perfeccionamiento y preparación.

Yo creo que cada uno nace con lo que tiene y lo aprovecha como puede. Hay personas que vienen con el talento desarrollado, pero incluso el más genio tiene que seguir practicando y desarrollar”, dice y confía en que uno puede mejorar día con día.

Por otro lado, está en contra de aquellos que satanizan a quienes lo intentan y se atreven a juzgar a los que empiezan y de quienes exigen perfección, o peor aún de los que tienen miedo a perseguir lo que les gusta hacer.

Transformador de su propia historia

Su perseverancia lo llevó a convertir un suceso caótico, en una oportunidad para hacer arte. Luego de once operaciones y múltiples días de reposo, invertio ese tiempo en escribir sus historias y transformar las dificultades en momentos para desarrolla sus anécdotas y personajes.

“A mí me mueve a escribir (…), es poder regresar el favor de todas las historias que he leído y aprendido, y ahora yo busco contar mis propias historias para que los demás las conozcan, es una forma de expresar lo que quiero y tengo que decir. Tiendo a escribir con humor porque me gusta que la gente pase un buen rato”, dice con el tono alegre y entusiasta que lo caracteriza.

Hay personas que se han enamorado del Mago, de ese ser mítico y de lo que escribe, otros se imaginan que es alguien que le dobla la edad a Braulio, hay incluso estudiantes que desde Argentina que hicieron su trabajo final acerca de su obra, y todos concuerdan en algo: escribe bien y es capaz de atrapar con esos juegos inteligentes de palabras. Juega con las voces desde una perspectiva femenina, masculina y dándole voto también a la narración, desde la postura de los animales. Un libro que se somete a ese canon de humor que Braulio parece imponer a todo lo que escribe y dice.

Tres cosas sorprenden al conocer a Braulio: su sencillez, su pasión por la literatura y la magia con la que atrapa a sus lectores.

El autor confiesa que su pasión por los microcuentos surgió luego de leer a Augusto Monterroso en la preparatoria, y agrega que lo suyo es la contundencia y las frases fuertes; la brevedad que sacude.

Fue precisamente por este afán de brevedad que surgió “Mago”, su seudónimo y alter ego. Un personaje misterioso que nació en redes sociales, donde cuenta con 30 mil sguidores. La tecnología es su aliada y su propuesta se apoya con imágenes; hace magia con las palabras y eso le ha ganado que la gente quiera leerlo y lo siga desde distintos países alrededor del mundo.

Además de “Microcuentos del Mago”, volumen 1, hace un año lanzó “8 cuentos sobre el espíritu animal”, bajo el sello de editorial Endira. Braulio argumenta que durante las reuniones, todos tenemos un relato para divertir a los amigos, y fue así como nació la primera anécdota donde tenía un pollo como mascota; a partir de esa experiencia desarrolló otros relatos que recordaran sus recuerdos divertidos con animales. Logró un compendio donde los personajes se cruzan con otros en los mismos lugares.

Pequeños grandes saltos

Su gusto por la literatura fue inculcado por sus padres y abuelos desde niño. Recuerda que su madre le compraba un sinfín de comics, su primer acercamiento con la lectura. Sigue leyéndolos, pues años después se mantiene fiel a ese género e incluso escribió algunos propios que esperan ver pronto la luz.

“Di el salto a los libros porque los escritores de cómics también los publicaban, o se inspiraban en grandes obras (…) Hay cómics que son adaptaciones de novelas y todo eso despierta el interés por leer más. Creo que hay mucho prejuicio en ellos, pero sucede porque no se ha explorado lo suficiente o no se conoce la gran variedad de propuestas y los trabajos extraordinarios. Hay más allá de los superhéroes”, explica.

Luego de las historietas, llegaron las novelas y cuentos donde desarrolla totalmente su imaginación, tal como “El chocolatito valiente”, atesorada aún entre los papeles de su familia. Asegura que al leer se queda postrado ante un universo narrativo que lo deja indefenso. y que no guía con otros elementos como lo hacen la radio o el cine, dice que, en la literatura “cada quien ve lo que quiere ver y es por eso que la esencia de ésta radica en contar, imaginar y vivir lo leído”.

Brevedad y contundencia están representadas en 8 relatos. / Cortesía

Pasión por contar

Estudió comunicación porque le apasiona transmitir relatos y defiende que todos tenemos momentos que recordamos y dignos de contar; su afán es convertir lo que escucha, ve o imagina en historias, para luego compartirlas.

Escribe día y noche y siempre está ávido de conocer nuevos autores y lecturas. Tiene una mirada curiosa y toma talleres en esa constante búsqueda de perfeccionamiento y preparación.

Yo creo que cada uno nace con lo que tiene y lo aprovecha como puede. Hay personas que vienen con el talento desarrollado, pero incluso el más genio tiene que seguir practicando y desarrollar”, dice y confía en que uno puede mejorar día con día.

Por otro lado, está en contra de aquellos que satanizan a quienes lo intentan y se atreven a juzgar a los que empiezan y de quienes exigen perfección, o peor aún de los que tienen miedo a perseguir lo que les gusta hacer.

Transformador de su propia historia

Su perseverancia lo llevó a convertir un suceso caótico, en una oportunidad para hacer arte. Luego de once operaciones y múltiples días de reposo, invertio ese tiempo en escribir sus historias y transformar las dificultades en momentos para desarrolla sus anécdotas y personajes.

“A mí me mueve a escribir (…), es poder regresar el favor de todas las historias que he leído y aprendido, y ahora yo busco contar mis propias historias para que los demás las conozcan, es una forma de expresar lo que quiero y tengo que decir. Tiendo a escribir con humor porque me gusta que la gente pase un buen rato”, dice con el tono alegre y entusiasta que lo caracteriza.

Hay personas que se han enamorado del Mago, de ese ser mítico y de lo que escribe, otros se imaginan que es alguien que le dobla la edad a Braulio, hay incluso estudiantes que desde Argentina que hicieron su trabajo final acerca de su obra, y todos concuerdan en algo: escribe bien y es capaz de atrapar con esos juegos inteligentes de palabras. Juega con las voces desde una perspectiva femenina, masculina y dándole voto también a la narración, desde la postura de los animales. Un libro que se somete a ese canon de humor que Braulio parece imponer a todo lo que escribe y dice.

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