Cae la noche con toda su dulzura y terror,
la vieja noche, la heredera de lo antiguo,
la maestra de lo insospechado,
el espacio para soltar los secretos entre amantes,
el delirio del dolor nocturno, inacabable.
Soñé con una niña que caminaba sola
en medio de un bosque amenazante,
era el alma solitaria lanzada al mundo
cubierta sólo con el rebozo del destino
y bajo el amparo de las fuerzas divinas.
Agazapados entre los árboles acechaban
los antiguos monstruos dueños de lo oscuro,
pero quién no ha de pasar por la tremenda
noche que Hegel supo ver y a la que
San Juan de Cruz se entregó.
Niña, qué será de tus sueños
a qué hora vendrá el alba,
escuchas a lo lejos los alaridos
de enfermos moribundos.
Niña solitaria eres el alma
en un momento gravemente oscuro,
pero veo que no temes
tus ojos brillan en la noche.
Los búhos sagrados iluminan tus pasos
y las zarigüeyas emiten sus extraños sonidos.
Tu ángel personal guarda tu andar
ya asoman las primeras luces en el horizonte …