/ jueves 9 de agosto de 2018

La poesía en la ciudad de Querétaro, 1800-1911

Los temas que abordaban eran diversos, aunque el amor fue la mayor inspiración

La poesía era importante en la vida cotidiana de muchos habitantes de la ciudad de Querétaro, porque en ella encontraban una forma idónea de dar a conocer su realidad; pero, también lo que imaginaban de ésta. Muchos de sus poemas no describían realmente a la ciudad o a los queretanos, tampoco a la realidad socioeconómica por la que atravesaban, y mucho menos a las mujeres o madres a quienes se dirigían; sin embargo, el hecho de que escribieran lo que pensaban, o bien, lo que querían decir y escuchar, nos indica que participaban de una o de otra manera del “juego” de la simulación social. La poesía era, en cierta manera, una forma eufemística de decir las cosas, pero también de crearlas. No pocas veces fue el ariete con el cual desnudaron las apariencias y el “bien estar” de la sociedad decimonónica que vivían.

Resulta interesante observar que publicaron en donde pudieron (hojas sueltas, cartas, periódicos, folletos, revistas, libros). El caso era dar a conocer sus poemas, o, debiéramos decir, ¿sus ideas por medio de sus poemas? La sociedad civil se las arreglaba para publicar poesía de autores queretanos. De hecho, son muy pocos los poemas que encontramos de escritores nacionales o internacionales. Se privilegiaba la creación local. Además, fueron pocas veces las que el gobierno promovió la creación poética. La mayoría del tiempo fue la sociedad civil quien se preocupó por mantenerla como parte de su cotidianidad. La poesía les sirvió –entre otras cosas– como elemento importante para la construcción social e histórica de un imaginario colectivo en movimiento.

La poesía no era vista o abordada solamente por los poetas o instruidos en ella. En general fue “usada” por personas que probablemente eran analfabetas, o bien que poco o casi nada sabían de poesía. Personas de diferentes estratos sociales y culturales la fomentaban, ya fuera escribiéndola, declamándola, publicándola, o simplemente escuchándola. Ella estaba en la boca y oídos de maestros y alumnos de diferentes niveles educativos, ya fuera como medio para celebrar fechas cívicas e importantes de la institución, o para festejar a profesores distinguidos (onomásticos), y concluir ciclos escolares. La usó el gobierno para realizar juras al rey, festejar la Independencia, demostrar obediencia al gobierno, o a personajes históricos del panteón oficial. La usaron los simpatizantes de la guerra de Independencia en contra de los gobernantes y algunos curas españoles. La usó el pueblo para aplaudir al rey, repudiando la invasión que hacía el ejército napoleónico en España. La usaron los obreros para dirigirse a sus santos patronos solicitándoles bendiciones que mejoraran sus condiciones de trabajo. La usaron los campesinos, como en el caso del Distrito de Tolimán, para unirse al festejo patrio de la Independencia. La usaron las asociaciones mutualistas en sus reuniones sociales y laborales. La usaron los particulares para dirigirse a los seres queridos ya fueran familiares, amigos o gobernantes. La usaron los enamorados y pretendientes en forma de dedicatorias, los jóvenes y señoritas de sociedad, como solía llamárseles. La usaron los religiosos para promover la fe católica. La usaron los fieles para alabar a la Virgen, incluso aunque no fueran poetas. La usaron, incluso, como objeto para adornar las calles, los faroles, y las ventanas de las casas; y de seguro poco tenía la poesía para competir contra los papeles de colores, o las flores de papel o naturales que también servían de ornato; sin embargo, su valor no residía en el papel en el que estaban escritos los poemas, sino en su contenido: el poema en sí, una vez más se convertía en medio para expresar sentimientos e ideas de los queretanos. En fin, la poesía era de todos los que la valoraban y hacían suya, y desde la que no pocas veces se asumían.

Creemos que la poesía fue importante porque les permitió a los queretanos hablar de la vida y la muerte; del trabajo y del esparcimiento; de Dios y del hombre; de la ciudad y de la naturaleza; de la niñez, la juventud y la vejez; del hombre y de la mujer; de lo cotidiano y de lo extraordinario; de lo interesante y de lo reflexivo; de religión y de política; de la tradición y del progreso; de la iglesia católica y del gobierno; del amor y del desamor; del pasado y del presente, de la escuela y las ilusiones, de la risa, la sátira y la muerte. Con todo esto podemos decir que si la poesía era aceptada y fomentada por los queretanos, era porque había escritores, lectores y escuchadores de poesía. Si no fuera así, ¿cómo comprender que fuera llevada por estratos sociales tan diferentes a diversos lugares, y siempre como un elemento distintivo de comunicación?

¿Por qué había más poetas hombres que poetas mujeres?

La poesía era del pueblo porque la hacían suya en la cotidianidad de los diferentes imaginarios sociales. Sin embargo, llama la atención la diferencia entre el número de poetas masculinos con respecto al de poetas mujeres. El primero es mucho mayor que el segundo. Pero es necesario no apresurar juicios y tomar en cuenta varios factores:

· Primero. La preparación académica y participación social de la mujer fue pobre en cantidad con respecto a la de los hombres durante el siglo XIX y principios del XX, por lo que hubiera sido difícil que en la poesía aparecieran muchas mujeres poetas.

· Segundo. El que no haya una sola mujer en el primer período, de 1800 a 1824, no indica que no hubiera habido mujeres que participaran en las reuniones literarias, un ejemplo de ello es Josefa Ortiz de Domínguez, quien lo hacía activamente en las reuniones de conspiración en contra del gobierno virreinal, en las que también se llevaban a cabo las literarias (se hacían llamar Los Apatistas, con el fin de mostrar apatía hacia lo político, disimulando practicar solamente lo literario). Sin embargo, llama la atención que no hayamos encontrado ningún poema escrito por una mujer durante este período.

· Tercero. A diferencia del primer período, en el segundo, de 1825 a 1866, encontramos a una mujer, y aunque su participación no eleva mucho que digamos el número, sí nos indica que había cierta aceptación entre los habitantes de la ciudad por las mujeres poetas.

· Cuarto. En el segundo período descendió el número de poetas, de 31 a 28 (contando hombres y mujeres), lo cual muestra que se mantuvo casi igual el interés por la poesía que en el período anterior, ya que no fue muy grande la diferencia.

· Quinto. En el último período, de 1867 a 1911, hay varias mujeres, y aunque siguen siendo pocas (19) en comparación con los hombres (131), el que se haya incrementado el número de manera tan drástica, nos indica que la mujer de la ciudad de Querétaro participaba cada vez más en la cultura, al menos en la literatura, a finales del siglo XIX y principios del XX.

· Sexto. Firmar los poemas con anagramas o con iniciales, era una moda francesa de la época. Al respecto, creemos que algunos de los poetas que firmaron con iniciales, como el caso de D. M., en 1872, son mujeres. Probablemente no se atrevieron a escribir su nombre por miedo a las habladurías. Al respecto, considérese el caso de la poeta que firmaba como Juana Risas. ¿Se llamaba en realidad Juana, o era una forma de decir a los lectores que podía ser cualquiera? (Lo de Risas probablemente se debió a que escribía poemas humorísticos, aunque irónicos y críticos). Ahora bien, la base para creer que son mujeres quienes firmaron con iniciales es que en las letras de algunos poemas hay indicios de que lo eran (se refieren al amado); pero como no tenemos forma de demostrarlo a cabalidad (pues pudieron haber sido poetas varones con tendencias homosexuales), nos quedaremos con la duda.

· Séptimo. Los poemas de las poetas queretanas, aunque pocos (en comparación con los de los hombres), nos dicen mucho de la forma en que veían su mundo. Nos hablan de sus ilusiones y desilusiones, de sus triunfos y problemas, de sus necesidades e incluso de la difícil situación por la que pasaban al tener que usar algunas prendas de vestir totalmente incómodas, como el bullarengue y el corsé, que asfixiaban a las mujeres de la época. Juana Risas, como mujer, protesta y los maldice de manera poética. Nótese la ironía y el humor con que lo hace.

No cabe duda que Juana Risas era, además de poeta irónica, una aguda observadora de los problemas que ocasionaba este tipo de vestido de su época, específicamente en lo que se refiere al bullarengue y al corsé; problemas que –como ella misma dice– los tenían tanto las mujeres (por usarlos) como los hombres (al verse “atacados” cuando ya eran casados).

Hoy, desde la óptica que nos da la distancia en el tiempo, vemos a esos vestidos elegantes como sinónimo de distinción, refinamiento y clase social alta; pero Juana Risas, que los vio y tal vez los usó en su momento, los ve con los ojos contemporáneos de quien los padece o ve padecer. Su inconformidad y crítica la expresa por medio de la poesía. Como se puede observar, no importaba tanto si el poema era o no bien logrado como artificio lingüístico, sino como elemento que permitiera denunciar una situación incómoda o un caso particular.

A continuación mostramos los resultados finales respecto al número de poetas encontrados en los tres períodos.

Concentrado total de mujeres y hombres poetas

Etapa

Mujeres poetas

Hombres poetas

No sabemos

su sexo

Total

1800 a 1824

0

30

1

31

1825 a 1866

1

22

5

28

1867 a 1911

19

131

14

164

Total

20

183

20

223

Los datos finales, de un total de 223 poetas queretanos de 1800 a 1911, arrojan los siguientes datos: Poetas hombres: 183 (82%), Poetas mujeres: 20 (8.9%), Desconocemos su sexo: 20 (8.9%).

Los temas sobre los que más se escribió

Es común leer que los queretanos del siglo XIX, estaban más preocupados y ocupados por cuestiones religiosas que por otras cosas. Incluso se llegó a afirmar que vivían en una ciudad “levítica”. Lo cual, como se puede apreciar en sus intereses literarios, no es exacto. Fueron 26 los temas que escribieron los poetas que encontramos (223). Ahora bien, la mayoría de los poetas estaban más interesados en otros temas, sobre todo el amor, 60 poetas, lo que representa el 26.9%; y las dedicatorias: 58 poetas, lo que representa el 26%. Compárense estos resultados con el tema de la religión, el cual fue abordado directamente por 23 poetas, lo que representa el 10.31%.

La religión no aparece como principal tema en ninguno de los períodos estudiados. Aunque, debemos reconocer, que fue el molde desde el cual vieron y quisieron ver la realidad que construían los poetas queretanos. Es decir, abordaban la mayoría de las veces los temas a partir de una moral católica y conservadora. Veamos a continuación la tabla en la que concentramos los datos obtenidos al respecto.


La poesía era importante en la vida cotidiana de muchos habitantes de la ciudad de Querétaro, porque en ella encontraban una forma idónea de dar a conocer su realidad; pero, también lo que imaginaban de ésta. Muchos de sus poemas no describían realmente a la ciudad o a los queretanos, tampoco a la realidad socioeconómica por la que atravesaban, y mucho menos a las mujeres o madres a quienes se dirigían; sin embargo, el hecho de que escribieran lo que pensaban, o bien, lo que querían decir y escuchar, nos indica que participaban de una o de otra manera del “juego” de la simulación social. La poesía era, en cierta manera, una forma eufemística de decir las cosas, pero también de crearlas. No pocas veces fue el ariete con el cual desnudaron las apariencias y el “bien estar” de la sociedad decimonónica que vivían.

Resulta interesante observar que publicaron en donde pudieron (hojas sueltas, cartas, periódicos, folletos, revistas, libros). El caso era dar a conocer sus poemas, o, debiéramos decir, ¿sus ideas por medio de sus poemas? La sociedad civil se las arreglaba para publicar poesía de autores queretanos. De hecho, son muy pocos los poemas que encontramos de escritores nacionales o internacionales. Se privilegiaba la creación local. Además, fueron pocas veces las que el gobierno promovió la creación poética. La mayoría del tiempo fue la sociedad civil quien se preocupó por mantenerla como parte de su cotidianidad. La poesía les sirvió –entre otras cosas– como elemento importante para la construcción social e histórica de un imaginario colectivo en movimiento.

La poesía no era vista o abordada solamente por los poetas o instruidos en ella. En general fue “usada” por personas que probablemente eran analfabetas, o bien que poco o casi nada sabían de poesía. Personas de diferentes estratos sociales y culturales la fomentaban, ya fuera escribiéndola, declamándola, publicándola, o simplemente escuchándola. Ella estaba en la boca y oídos de maestros y alumnos de diferentes niveles educativos, ya fuera como medio para celebrar fechas cívicas e importantes de la institución, o para festejar a profesores distinguidos (onomásticos), y concluir ciclos escolares. La usó el gobierno para realizar juras al rey, festejar la Independencia, demostrar obediencia al gobierno, o a personajes históricos del panteón oficial. La usaron los simpatizantes de la guerra de Independencia en contra de los gobernantes y algunos curas españoles. La usó el pueblo para aplaudir al rey, repudiando la invasión que hacía el ejército napoleónico en España. La usaron los obreros para dirigirse a sus santos patronos solicitándoles bendiciones que mejoraran sus condiciones de trabajo. La usaron los campesinos, como en el caso del Distrito de Tolimán, para unirse al festejo patrio de la Independencia. La usaron las asociaciones mutualistas en sus reuniones sociales y laborales. La usaron los particulares para dirigirse a los seres queridos ya fueran familiares, amigos o gobernantes. La usaron los enamorados y pretendientes en forma de dedicatorias, los jóvenes y señoritas de sociedad, como solía llamárseles. La usaron los religiosos para promover la fe católica. La usaron los fieles para alabar a la Virgen, incluso aunque no fueran poetas. La usaron, incluso, como objeto para adornar las calles, los faroles, y las ventanas de las casas; y de seguro poco tenía la poesía para competir contra los papeles de colores, o las flores de papel o naturales que también servían de ornato; sin embargo, su valor no residía en el papel en el que estaban escritos los poemas, sino en su contenido: el poema en sí, una vez más se convertía en medio para expresar sentimientos e ideas de los queretanos. En fin, la poesía era de todos los que la valoraban y hacían suya, y desde la que no pocas veces se asumían.

Creemos que la poesía fue importante porque les permitió a los queretanos hablar de la vida y la muerte; del trabajo y del esparcimiento; de Dios y del hombre; de la ciudad y de la naturaleza; de la niñez, la juventud y la vejez; del hombre y de la mujer; de lo cotidiano y de lo extraordinario; de lo interesante y de lo reflexivo; de religión y de política; de la tradición y del progreso; de la iglesia católica y del gobierno; del amor y del desamor; del pasado y del presente, de la escuela y las ilusiones, de la risa, la sátira y la muerte. Con todo esto podemos decir que si la poesía era aceptada y fomentada por los queretanos, era porque había escritores, lectores y escuchadores de poesía. Si no fuera así, ¿cómo comprender que fuera llevada por estratos sociales tan diferentes a diversos lugares, y siempre como un elemento distintivo de comunicación?

¿Por qué había más poetas hombres que poetas mujeres?

La poesía era del pueblo porque la hacían suya en la cotidianidad de los diferentes imaginarios sociales. Sin embargo, llama la atención la diferencia entre el número de poetas masculinos con respecto al de poetas mujeres. El primero es mucho mayor que el segundo. Pero es necesario no apresurar juicios y tomar en cuenta varios factores:

· Primero. La preparación académica y participación social de la mujer fue pobre en cantidad con respecto a la de los hombres durante el siglo XIX y principios del XX, por lo que hubiera sido difícil que en la poesía aparecieran muchas mujeres poetas.

· Segundo. El que no haya una sola mujer en el primer período, de 1800 a 1824, no indica que no hubiera habido mujeres que participaran en las reuniones literarias, un ejemplo de ello es Josefa Ortiz de Domínguez, quien lo hacía activamente en las reuniones de conspiración en contra del gobierno virreinal, en las que también se llevaban a cabo las literarias (se hacían llamar Los Apatistas, con el fin de mostrar apatía hacia lo político, disimulando practicar solamente lo literario). Sin embargo, llama la atención que no hayamos encontrado ningún poema escrito por una mujer durante este período.

· Tercero. A diferencia del primer período, en el segundo, de 1825 a 1866, encontramos a una mujer, y aunque su participación no eleva mucho que digamos el número, sí nos indica que había cierta aceptación entre los habitantes de la ciudad por las mujeres poetas.

· Cuarto. En el segundo período descendió el número de poetas, de 31 a 28 (contando hombres y mujeres), lo cual muestra que se mantuvo casi igual el interés por la poesía que en el período anterior, ya que no fue muy grande la diferencia.

· Quinto. En el último período, de 1867 a 1911, hay varias mujeres, y aunque siguen siendo pocas (19) en comparación con los hombres (131), el que se haya incrementado el número de manera tan drástica, nos indica que la mujer de la ciudad de Querétaro participaba cada vez más en la cultura, al menos en la literatura, a finales del siglo XIX y principios del XX.

· Sexto. Firmar los poemas con anagramas o con iniciales, era una moda francesa de la época. Al respecto, creemos que algunos de los poetas que firmaron con iniciales, como el caso de D. M., en 1872, son mujeres. Probablemente no se atrevieron a escribir su nombre por miedo a las habladurías. Al respecto, considérese el caso de la poeta que firmaba como Juana Risas. ¿Se llamaba en realidad Juana, o era una forma de decir a los lectores que podía ser cualquiera? (Lo de Risas probablemente se debió a que escribía poemas humorísticos, aunque irónicos y críticos). Ahora bien, la base para creer que son mujeres quienes firmaron con iniciales es que en las letras de algunos poemas hay indicios de que lo eran (se refieren al amado); pero como no tenemos forma de demostrarlo a cabalidad (pues pudieron haber sido poetas varones con tendencias homosexuales), nos quedaremos con la duda.

· Séptimo. Los poemas de las poetas queretanas, aunque pocos (en comparación con los de los hombres), nos dicen mucho de la forma en que veían su mundo. Nos hablan de sus ilusiones y desilusiones, de sus triunfos y problemas, de sus necesidades e incluso de la difícil situación por la que pasaban al tener que usar algunas prendas de vestir totalmente incómodas, como el bullarengue y el corsé, que asfixiaban a las mujeres de la época. Juana Risas, como mujer, protesta y los maldice de manera poética. Nótese la ironía y el humor con que lo hace.

No cabe duda que Juana Risas era, además de poeta irónica, una aguda observadora de los problemas que ocasionaba este tipo de vestido de su época, específicamente en lo que se refiere al bullarengue y al corsé; problemas que –como ella misma dice– los tenían tanto las mujeres (por usarlos) como los hombres (al verse “atacados” cuando ya eran casados).

Hoy, desde la óptica que nos da la distancia en el tiempo, vemos a esos vestidos elegantes como sinónimo de distinción, refinamiento y clase social alta; pero Juana Risas, que los vio y tal vez los usó en su momento, los ve con los ojos contemporáneos de quien los padece o ve padecer. Su inconformidad y crítica la expresa por medio de la poesía. Como se puede observar, no importaba tanto si el poema era o no bien logrado como artificio lingüístico, sino como elemento que permitiera denunciar una situación incómoda o un caso particular.

A continuación mostramos los resultados finales respecto al número de poetas encontrados en los tres períodos.

Concentrado total de mujeres y hombres poetas

Etapa

Mujeres poetas

Hombres poetas

No sabemos

su sexo

Total

1800 a 1824

0

30

1

31

1825 a 1866

1

22

5

28

1867 a 1911

19

131

14

164

Total

20

183

20

223

Los datos finales, de un total de 223 poetas queretanos de 1800 a 1911, arrojan los siguientes datos: Poetas hombres: 183 (82%), Poetas mujeres: 20 (8.9%), Desconocemos su sexo: 20 (8.9%).

Los temas sobre los que más se escribió

Es común leer que los queretanos del siglo XIX, estaban más preocupados y ocupados por cuestiones religiosas que por otras cosas. Incluso se llegó a afirmar que vivían en una ciudad “levítica”. Lo cual, como se puede apreciar en sus intereses literarios, no es exacto. Fueron 26 los temas que escribieron los poetas que encontramos (223). Ahora bien, la mayoría de los poetas estaban más interesados en otros temas, sobre todo el amor, 60 poetas, lo que representa el 26.9%; y las dedicatorias: 58 poetas, lo que representa el 26%. Compárense estos resultados con el tema de la religión, el cual fue abordado directamente por 23 poetas, lo que representa el 10.31%.

La religión no aparece como principal tema en ninguno de los períodos estudiados. Aunque, debemos reconocer, que fue el molde desde el cual vieron y quisieron ver la realidad que construían los poetas queretanos. Es decir, abordaban la mayoría de las veces los temas a partir de una moral católica y conservadora. Veamos a continuación la tabla en la que concentramos los datos obtenidos al respecto.


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