Se dice entre los Cómicos de la Legua --uno de los grupos artísticos más laureados de la Universidad Autónoma de Querétaro-- que sus actores sólo pueden faltar a sus funciones con dos motivos: cuando se casan y cuando se mueren. Esta exigencia viene a cuento porque el pasado martes 5 de septiembre de hace un año, al conmemorarse el 58 aniversario de la fundación de este grupo teatral, cayó un torrencial aguacero que impidió la función conmemorativa en el pórtico del templo de Santa Rosa de Viterbo, donde, a iniciativa del querido Hugo Gutiérrez Vega, comenzó a escribirse la historia de esta organización teatral que ha paseado su fama dentro y fuera del territorio mexicano.
Lástima. Sí, lástima porque allí estaban los actores de varias generaciones dispuestos a representar las tres obras del teatro clásico español “La tierra de Jauja”, “La fablilla del secreto bien guardado y “Farsa y justicia del señor Corregidor”. Listo el escenario, listos los actores. Todo dispuesto para la función de aniversario, aunque claro, esta vez sin la presencia del exrector Gutiérrez Vega, quien desde donde se encuentre habrá recordado que el 5 de septiembre de 1959 también llovió, aunque a diferencia de ahora, la lluvia no fue tan intensa y permitió que los actores emprendieran la aventura que casi llega a las seis décadas.
Esa vez, ni el caos por las obras de readoquinado de la avenida Ezequiel Montes había desanimado al grupo en su empeño de volver al lugar de sus orígenes. Gradas, sillería, sonido, mobiliario, todo estaba dispuesto para dar las tres clásicas llamadas teatrales. Los actores, gracias a la tecnología de los celulares, se comunicaban, esperando que Tláloc cesara su furia. No fue así.
De ayer a hoy
Ahora, al celebrarse el 59 aniversario del grupo más antiguo de América Latina, durante la función conmemorativa en el atrio del templo de Santa Rosa de Viterbo, todo fue diferente.
Noche fresca, pero sin lluvia la del miércoles 5 de septiembre de 2018. El programa: La Cueva de Salamanca y La Guarda Cuidadosa, ambas obras del teatro clásico español.
Momentos antes de iniciar la función, los presentes escuchamos la voz característica, inconfundible del fundador del grupo Hugo Gutiérrez Vega, como parte del video que nos hizo recordar la lluviosa noche cuando surgió el grupo teatral orgullo de la UAQ.
Tampoco escapó a nuestra memoria que esa histórica noche de 1959 --¡quién lo iba a imaginar!—un joven amigo y admirador de Hugo subió al escenario atrial de Santa Rosa de Viterbo y no precisamente para actuar, sino para barrerlo. Ese muchacho era nada menos que Porfirio Muñoz, sí, el avezado político guanajuatense que hoy preside la Cámara de Diputados Federal y a quien por tanto le corresponderá colocar la banda presidencial a Andrés Manuel López Obrador el próximo primero de diciembre.
Al término de la función de anteanoche, a la que asistieron la rectora de la UAQ, Dra. Teresa García Gasca y otras autoridades universitarias, los directores sobrevivientes del grupo recibieron un merecido reconocimiento. Allí estaban los hermanos Juan y Roberto Servín Muñoz, Francisco Rabell Fernández, Wilfrido Murillo Soto y J. Guadalupe Nieves, llamados al escenario por la directora actual, la odontóloga Patricia Corral Campuzano.
Fiesta teatral redonda donde además de las dos representaciones, destacó el coro que interpretó los romances.
Y la voz, otra vez la voz del fundador del grupo teatral y rector de la UAQ en la década de los sesenta, Hugo Gutiérrez Vega, a quien nunca dejaremos de recordar con cariño y gratitud, por su obra tan humana como culta.