La educadora musical Perla Vega ha hecho de la música y los conciertos, un método efectivo para acercar a los niños al arte, y complementar otras terapias como la física o del lenguaje.
Su proyecto consiste en impartir íntimas clases de música en las que los pequeños puedan interactuar directamente con los instrumentos y sus sonidos. Sin embargo, la apuesta principal son los conciertos didácticos, donde los asistentes bailan, saltan, socializan y sobre todo, conocen a detalle cada uno de los instrumentos involucrados, por ejemplo a través del tacto, de la vista y por supuesto de la escucha.
“Este no es sólo un concierto sólo de apreciación, sino es un concierto didáctico en donde los niños conocen los instrumentos que estamos viendo, aprenden cómo se ve, cuál es su sonido, cómo es que se toca y todo eso lo ven en vivo porque tienen ahí a los músicos en el escenario. El objetivo es que siempre estén en movimiento, que caminen, bailen, griten, que los niños hagan de todo. Se usan materiales didácticos sobre los instrumentos que vamos a escuchar para que los chiquitos puedan seguir practicando en casa”.
El proyecto de la maestra queretana funge principalmente como “musicoterapia” ya que está enfocado en niños con algún tipo de discapacidad, aunque recientemente también ha trabajado con niños regulares.
En su experiencia, no sólo la música, sino las actividades que pueden disfrutarse de manera presencial como son estos conciertos didácticos, ayudan significativamente a que el niño con discapacidad aprenda a socializar, fortalezca su confianza y que completamente cualquier otro tipo de terapia, por ejemplo terapia física o del habla.
Sin embargo, el avance más significativo que Perla nota en los pequeños, es un mayor tiempo de concentración.
“Los avances que veo en los chiquitos son muchísimos, empezando por la parte de la socialización, desde que llegan al concierto conocen a los demás asistentes, platican con ellos, conviven con las personas a su alrededor, les da más seguridad de hablar, se logra un mayor tiempo de concentración, un niño que antes se concentraba en el concierto sólo 1 o 2 minutos ahora puede disfrutar de un concierto de 40 minutos. La música lo puede todo”.
“Yo busco apoyar a través de la música a que el niño cumpla sus objetivos con alguna otra terapia que tenga, por ejemplo física o del lenguaje, es un trabajo en equipo con las demás terapeutas”
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Generalmente Perla realiza conciertos didámicos sobre el género regional mexicano, aunque también ha hecho adaptaciones sobre otros géneros musicales, por ejemplo para el Festival Jazz en Movimiento con su concierto llamado “A jugar con el jazz”, en el que los niños aprenden sobre este género musical y tienen una aproximación a los instrumentos utilizados con mayor frecuencia.
Perla Vega reitera que además de tener un fuerte impacto positivo en el desarrollo de los niños con alguna discapacidad, su proyecto también ofrece una oferta cultural enfocada en dos grupos vulnerables, el público infantil y las personas con discapacidad.
"Me di cuenta que ninguno de los niños con discapacidad con los que yo trabajaba habían ido a un concierto porque sus familias no se sentían cómodas, porque eran muy tarde o no estaban hechos para ellos y los estresaban más. Esa fue la idea, darles esta experiencia cultural y que además se convierta en una terapia".
“Es importante llegar al público infantil, así se crean los nuevos públicos, que los niños aprendan a disfrutar este tipo de actividades, que logren un mayor tiempo de concentración”.
Además de los conciertos didácticos, Perla también da clases de música a alumnos regulares y forma parte de HS Colectivo, que se dedica a organizar eventos que fomenten la inclusión.
Es fundadora del Festival Inclusionarte cuya primera edición se realizó el año pasado con el objetivo de visibilizar los beneficios que el arte, y en específico la música, tienen en el público infantil con discapacidad.
