Sus obras son de tipo abstracto. Con pincel en mano César Omar Rossell Osorno, pinta sobre el lienzo líneas gruesas o delgadas según sea su gusto y estado de ánimo.
A veces estas líneas son rectas u onduladas; y cuando el trabajo está hecho, el resultado es una mezcla de colores que reflejan la personalidad del artista. A veces oscuras y melancólicas con color negro y verde olivo, otras con rosas vibrantes y morados estruendosos.
Mientras el artista trabaja, su madre Erika Osorno lo observa en silencio, de vez en cuando le consulta: ¿Quieres alguna brocha? ¿Está bien ese color? ¿Quieres voltear el lienzo? y el joven de 25 años explica lo que necesita.
Omar Rossell, originario de la Ciudad de México, pero que radica en Querétaro, pinta arte abstracto desde hace cuatro años. Actualmente su exposición Aprendiendo a volar que se conforma por 26 obras se encuentra en el Museo Anbanica de Historia, en el municipio de Corregidora.
Esta es su primera exposición individual, aunque antes ya había presentado sus obras en muestras colectivas instaladas en el Jardín Guerrero, donde otros artistas y maestros de pintura exponían sus trabajos al público.
Cuando lo invitaron a participar en esta exposición que permanecerá hasta el 20 de febrero, él como su madre estallaron de emoción, pues sería una excelente oportunidad para mostrar las capacidades de Omar en el arte y poner en alto el esfuerzo y la dedicación de las personas con (dis)capacidad.
Todas sus obras están a la venta, tienen un costo que varía entre los 600 y 800 pesos, dependiendo del trabajo realizado y el nivel de complejidad de cada pieza.
Para más información sobre las piezas y/o adquisición, marcar al número: 442 424 1752.
Aprendiendo a volar
Omar Rossell, vive con la condición de parálisis cerebral debido a una asfixia neonatal, pero eso no le impide involucrarse libremente en actividades recreativas, académicas y artísticas.
Tiene 25 años de edad y además de sus terapias físicas, acude diariamente a la escuela, le gusta leer, tomar clases de literatura, escuchar música clásica y también tocar el teclado. Le gusta ver programas de televisión o internet relacionados con turismo y aventuras, le encantaría viajar por el mundo, conocer nuevos países.
Aunque siempre ha tenido gusto por la pintura, inició con clases formales hace 4 años, cuando conoció a Lourdes, su maestra de pintura que comenzó a enseñarle la técnica que ahora utiliza. Su madre, Erika, comparte con BARROCO que las clases de pintura iniciaron como una terapia emocional para Omar, quien se encontraba en una profunda depresión debido a la muerte de su abuelo.
Fue así como encontró en el arte una forma de salir adelante de ese estado de ánimo, y fue más allá, pues hizo de la pintura y el pincel un vehículo de expresión y proyección de sus emociones, haciendo honor a su actual exposición Aprendiendo a volar.
“Cuando nos dijeron de la exposición, los dos estuvimos muy contentos porque pensamos en esto sólo como un momento de relajación, de privacidad para él, y nos sorprendió que vinieran y eligieran sus mejores piezas para exponerlas”, comenta la madre del artista.
Erika nunca ha dudado de las habilidades de Omar, y por eso ella misma lo impulsa a llegar siempre más lejos.
“Sí, Omar tiene dificultades físicas, usa silla de ruedas y se le complican algunas actividades por sus manos, pero mentalmente está al 100%, es más, está al 200%”, comenta orgullosa.
A pesar de las diversas habilidades de Omar, la vida no ha sido fácil para el artista ni tampoco para su familia, que siempre le ha brindado todo el apoyo y han nadado juntos contra corriente, en una sociedad que en palabras de Erika, aún discrimina a las personas con capacidades diferentes.
La madre del pintor denuncia la falta de espacios artísticos para las personas con discapacidad, además de la falta de oportunidades laborales y académicas.
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“Todos dicen que hay mucha inclusión, pero yo no la veo. Tal vez será algo que hagan las nuevas generaciones, porque actualmente hay mucha discriminación, yo veo discriminación en cosas físicas como en los espacios públicos, en la vialidad, en el trato que él merece como persona, a las autoridades les diría que necesitamos espacios par que ellos se desarrollen, gente capacitada con disposición para trabajar con ellos. Yo veo que hay muchas casas de cultura, pero no hay nada que ellos puedan hacer, y también deben ser tomados en cuenta”.
“Es preocupante que no haya actividades para ellos, no hay escuelas, no hay trabajos, no hay nada. Nosotros como padres pensamos ‘qué va a hacer Omar con su tiempo, con su futuro’, en las escuelas lo enseñan a hacer cositas como dulces y demás, pero nosotros pensamos que él puede hacer más, cosas que no choquen con su discapacidad, por ejemplo puede pintar y expresarse, desde que pinta notamos un cambio muy grande en él, anímico sobre todo”.
Erika reconoce las múltiples ventajas de las actividades inclusivas como el Festival Oxímoron, que busca visibilizar el trabajo artístico de las personas con discapacidad y donde Omar Rossell participó por primera vez como artista plástico. Sin embargo, considera que a pesar de ser la octava edición de este proyecto, aún no tiene alcance suficiente.
“Sí, son actividades muy buenas, pero aún no tienen la difusión ni el alcance suficiente, no se compara en asistencias por ejemplo con un concierto, se necesitan más actividades de ese tipo, y que la gente asista”.
Discapacidad en números
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en Querétaro viven 355 mil personas con discapacidad, lo que representa el 15% del total de la población, de las cuales 29 mil 57 personas cuentan con alguna condición mental y 244 mil 793 viven con alguna limitación física.
Esta cifra indica la urgencia de generar mecanismos y condiciones necesarias para que toda la ciudadanía pueda ejercer sus derechos y participar activamente no sólo en el arte y la cultura, sino también en otros ámbitos de la sociedad.
Recordemos que el artículo 4° de la Constitución Mexicana señala que todos los ciudadanos tienen derecho al acceso a la cultura. Señalando textualmente lo siguiente:
“Toda persona tiene derecho al acceso a la cultura y al disfrute de los bienes y servicios que presta el estado en la materia, así como el ejercicio de sus derechos culturales. El estado promoverá los medios para la difusión y desarrollo de la cultura, atendiendo a la diversidad cultural en todas sus manifestaciones y expresiones con pleno respeto a la libertad creativa. La ley establecerá los mecanismos para el acceso y la participación a cualquier manifestación cultural”.
