/ jueves 2 de abril de 2020

Pandemia: Influenza de 1918- Covid-19- 2020

Los mexicanos no somos ajenos, y somos testigos de primera mano

En el mundo existe la idea que se puede detener el Covid-19 es una mentira. China desplego el esfuerzo de contención más ambicioso y agresivo en la historia según la Organización Mundial de la Salud “informe de la misión conjunta del 16 al 24 de febrero” pero la enfermedad se propagó al mundo de cualquier forma, la historia nos confirma que no hay forma de contener una pandemia.

Los mexicanos no somos ajenos, y somos testigos de primera mano. En los albores del siglo XXI, en 2009, se presentó nuevamente una epidemia de influenza, 100 años después de la terrible pandemia que azotó al mundo en 1918 y causó la muerte de entre 20 y 40 millones de personas. Con ello se abre un nuevo ciclo de epidemias en la época posmoderna, pues a pesar de los avances de la ciencia, del desarrollo de vacunas y de las medidas sanitarias más estrictas, no ha sido posible enfrentar la rapidez con la que los virus mutan y se hacen resistentes. La influenza fue declarada por la Organización Mundial de la Salud como pandemia mundial en julio de 2009. Y ahora el Covid-19.

Las primeras décadas del siglo XX en México y en el mundo estuvieron marcadas por la Revolución Mexicana, la Gran Guerra, que llegó acompañada por los jinetes apocalípticos del hambre y la enfermedad. En febrero de 1917 en Querétaro en el Teatro de la República se promulgó la Constitución que actualmente rige la vida de los mexicanos. Algunas ciudades como Monterrey, Guadalajara, Saltillo, Tuxpan, Veracruz, Tampico y Campeche las ataco entre otras epidemias como la fiebre amarilla, el tifo, la viruela, y el sarampión que asolaron el país. En este ambiente político, económico, y social apareció la pandemia de la gripe en el otoño de 1918.

La epidemia se presentó en México en octubre de 1918, primero atacó las poblaciones del norte y se extendió a lo largo del país con gran velocidad. Las vías de entrada fueron el ferrocarril y los barcos. Al parecer algunos contagiados llegaron en el Alfonso XIII, proveniente de España que atracó en Veracruz, a principios de octubre, y fueron sometidos a cuarentena, para el 24 de octubre las cifras alcanzan un total de 60.000.00 contagiados en el país. La prensa declara entre 500 y 200 muertos diarios.

La primera nota periodística sobre la influenza en México apareció en el Demócrata, cuya edición del 10 de octubre titulaba en primera plana: “la epidemia de la influenza toma incremento. La peste amenaza llegar a la ciudad de México”. Como sucedió en el 2009 y ahora con el Covd-19 los medios informativos y electrónicos, televisivos, cibernéticos, redes sociales, el periódico era en ese entonces el principal medio de difusión para dar a conocer el origen de la epidemia y prevenir su impacto. La prensa de 1918 fue muy crítica con el gobierno del Presidente Venustiano Carranza y cuestionó su respuesta tardía para hacer frente a la pandemia, así como su ineficacia en el aseo de calles, el cierre de escuelas y la vigilancia sanitaria. Los meses de octubre, noviembre y diciembre fueron fatídicos para varias ciudades del país. En este lapso la epidemia estaba provocando graves estragos en las ciudades del norte, en Puebla, en el centro, Estado de México y Querétaro. En esta ciudad el Gobierno del Estado, el departamento de Salubridad y el Ayuntamiento se reunieron con frecuencia para emprender las medidas sanitarias. Y el destino de los contagiados y enfermos fue el Hospital Civil, cono ahora lo hizo con el Covid-19 el Gobernador del Estado Francisco Domínguez. Entre otras medidas, se tomaron. En las localidades con enfermos de influenza se procederá a la clausura de todos los centros de reunión: cines. Teatros, clubes, escuelas, cantinas, pulquerías. Las autoridades militares debían ser los encargados de aislar a los enfermos. Suspender el tráfico en las calles de las 11 p:m a las 4 a:m Se castigara a los infractores con una multa de 5.00 pesos. En esas horas se llevara a cabo el aseo de las calles “precedido del riego”.

El departamento de Salubridad emitió una serie de prescripciones y advertencias para la curación del terrible mal, así como para preservarse de éste. Entre otras medidas destacaban los impresos en los que se recomendaba no saludar estrechando la mano. La influenza es un mal que se propaga en las aglomeraciones, por lo que evite estar en cines, teatros, y lugares de reunión mal ventilados. Sofoque sus estornudos y su tos con un pañuelo. Todas las naciones civilizadas tienen leyes prohibiendo escupir el suelo. El saludo entre hombres dando la mano y entre mujeres con el beso, es un modo muy eficaz de trasmitir el microbio. Su nariz, no su boca, sirve para respirar USELA veinte inspiraciones profundas al día le darán salud. Ventile las habitaciones, evite, excesos y haga ejercicios tres horas a la semana para destruir los microbios. En el ámbito del hogar también se recomendaron las siguientes medidas: Los que cuidan a los enfermos, debían usar tapones de algodón en las ventanas de la nariz, se recomendaba usar soluciones creolina al 5%, acido fenico al 3%, o solución de sublimado al 1% para desinfectar las manos. Se prohibía visitar a los enfermos y a los familiares debían permanecer en total aislamiento. En la prensa se publicaban los principales síntomas de la enfermedad: fiebre mayor a 38 grados, hemorragia por boca y nariz, expectoraciones sanguinolentas y trastornos nerviosos. Resulta significativo que las medidas para combatir la epidemia de 1918 en varias partes del mundo resultan parecidas a las tomadas ante la contingencia del 2009 y ahora del Covid-19, las cuales se resumen en prácticas de higiene individuales como la limpieza de manos, no saludar de mano y con besos, no toser al aire, cubrirse la boca con tapabocas el aislamiento total. A la distancia de más de 100 años, 1918-2009-2020 los bandos parecen los mismos. Lamentablemente el mayor costo de la pandemia será el económico y si no se toman las medidas adecuadas como un receteó o un plan Marshall, volveremos a los tiempos oscuros de la gran depresión del 29, la Cristiada, o la revolución mexicana.

En el mundo existe la idea que se puede detener el Covid-19 es una mentira. China desplego el esfuerzo de contención más ambicioso y agresivo en la historia según la Organización Mundial de la Salud “informe de la misión conjunta del 16 al 24 de febrero” pero la enfermedad se propagó al mundo de cualquier forma, la historia nos confirma que no hay forma de contener una pandemia.

Los mexicanos no somos ajenos, y somos testigos de primera mano. En los albores del siglo XXI, en 2009, se presentó nuevamente una epidemia de influenza, 100 años después de la terrible pandemia que azotó al mundo en 1918 y causó la muerte de entre 20 y 40 millones de personas. Con ello se abre un nuevo ciclo de epidemias en la época posmoderna, pues a pesar de los avances de la ciencia, del desarrollo de vacunas y de las medidas sanitarias más estrictas, no ha sido posible enfrentar la rapidez con la que los virus mutan y se hacen resistentes. La influenza fue declarada por la Organización Mundial de la Salud como pandemia mundial en julio de 2009. Y ahora el Covid-19.

Las primeras décadas del siglo XX en México y en el mundo estuvieron marcadas por la Revolución Mexicana, la Gran Guerra, que llegó acompañada por los jinetes apocalípticos del hambre y la enfermedad. En febrero de 1917 en Querétaro en el Teatro de la República se promulgó la Constitución que actualmente rige la vida de los mexicanos. Algunas ciudades como Monterrey, Guadalajara, Saltillo, Tuxpan, Veracruz, Tampico y Campeche las ataco entre otras epidemias como la fiebre amarilla, el tifo, la viruela, y el sarampión que asolaron el país. En este ambiente político, económico, y social apareció la pandemia de la gripe en el otoño de 1918.

La epidemia se presentó en México en octubre de 1918, primero atacó las poblaciones del norte y se extendió a lo largo del país con gran velocidad. Las vías de entrada fueron el ferrocarril y los barcos. Al parecer algunos contagiados llegaron en el Alfonso XIII, proveniente de España que atracó en Veracruz, a principios de octubre, y fueron sometidos a cuarentena, para el 24 de octubre las cifras alcanzan un total de 60.000.00 contagiados en el país. La prensa declara entre 500 y 200 muertos diarios.

La primera nota periodística sobre la influenza en México apareció en el Demócrata, cuya edición del 10 de octubre titulaba en primera plana: “la epidemia de la influenza toma incremento. La peste amenaza llegar a la ciudad de México”. Como sucedió en el 2009 y ahora con el Covd-19 los medios informativos y electrónicos, televisivos, cibernéticos, redes sociales, el periódico era en ese entonces el principal medio de difusión para dar a conocer el origen de la epidemia y prevenir su impacto. La prensa de 1918 fue muy crítica con el gobierno del Presidente Venustiano Carranza y cuestionó su respuesta tardía para hacer frente a la pandemia, así como su ineficacia en el aseo de calles, el cierre de escuelas y la vigilancia sanitaria. Los meses de octubre, noviembre y diciembre fueron fatídicos para varias ciudades del país. En este lapso la epidemia estaba provocando graves estragos en las ciudades del norte, en Puebla, en el centro, Estado de México y Querétaro. En esta ciudad el Gobierno del Estado, el departamento de Salubridad y el Ayuntamiento se reunieron con frecuencia para emprender las medidas sanitarias. Y el destino de los contagiados y enfermos fue el Hospital Civil, cono ahora lo hizo con el Covid-19 el Gobernador del Estado Francisco Domínguez. Entre otras medidas, se tomaron. En las localidades con enfermos de influenza se procederá a la clausura de todos los centros de reunión: cines. Teatros, clubes, escuelas, cantinas, pulquerías. Las autoridades militares debían ser los encargados de aislar a los enfermos. Suspender el tráfico en las calles de las 11 p:m a las 4 a:m Se castigara a los infractores con una multa de 5.00 pesos. En esas horas se llevara a cabo el aseo de las calles “precedido del riego”.

El departamento de Salubridad emitió una serie de prescripciones y advertencias para la curación del terrible mal, así como para preservarse de éste. Entre otras medidas destacaban los impresos en los que se recomendaba no saludar estrechando la mano. La influenza es un mal que se propaga en las aglomeraciones, por lo que evite estar en cines, teatros, y lugares de reunión mal ventilados. Sofoque sus estornudos y su tos con un pañuelo. Todas las naciones civilizadas tienen leyes prohibiendo escupir el suelo. El saludo entre hombres dando la mano y entre mujeres con el beso, es un modo muy eficaz de trasmitir el microbio. Su nariz, no su boca, sirve para respirar USELA veinte inspiraciones profundas al día le darán salud. Ventile las habitaciones, evite, excesos y haga ejercicios tres horas a la semana para destruir los microbios. En el ámbito del hogar también se recomendaron las siguientes medidas: Los que cuidan a los enfermos, debían usar tapones de algodón en las ventanas de la nariz, se recomendaba usar soluciones creolina al 5%, acido fenico al 3%, o solución de sublimado al 1% para desinfectar las manos. Se prohibía visitar a los enfermos y a los familiares debían permanecer en total aislamiento. En la prensa se publicaban los principales síntomas de la enfermedad: fiebre mayor a 38 grados, hemorragia por boca y nariz, expectoraciones sanguinolentas y trastornos nerviosos. Resulta significativo que las medidas para combatir la epidemia de 1918 en varias partes del mundo resultan parecidas a las tomadas ante la contingencia del 2009 y ahora del Covid-19, las cuales se resumen en prácticas de higiene individuales como la limpieza de manos, no saludar de mano y con besos, no toser al aire, cubrirse la boca con tapabocas el aislamiento total. A la distancia de más de 100 años, 1918-2009-2020 los bandos parecen los mismos. Lamentablemente el mayor costo de la pandemia será el económico y si no se toman las medidas adecuadas como un receteó o un plan Marshall, volveremos a los tiempos oscuros de la gran depresión del 29, la Cristiada, o la revolución mexicana.

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