/ sábado 2 de noviembre de 2019

Para recordar a los que ya se fueron, altares, mercados y panteones

Cientos de lugareños visitan los panteones municipales y las criptas de los principales templos del Centro Histórico, así como el tradicional mercadito de alfeñiques de dulce y chocolate

“Por andar de calacoso botaneando a estos cristianos, la flaca me dio sabroso coctelazo de gusanos”, se escucha en la voz de Alfonso Camacho, quien divertido, declama los versos de una calavera literaria que escribió para sí mismo hace tiempo.

Además de ser titular del Área de Proyectos del Patronato de las Fiestas de Querétaro, Camacho es reconocido en la ciudad como un gran orador y cronista de la queretaneidad.

Y a propósito de este tema y de los festejos por Día de Muertos, platica con DIARIO DE QUERÉTARO sobre cómo en la urbe se conmemora y recuerda a los que ya partieron.

“En los panteones se reza, se llora, se ríe y hasta se canta sobre las tumbas, además cada barrio tiene su propia forma de festejar a los muertos”, asegura, y menciona que en el Centro de Querétaro se coloca, desde hace varios años, una macro ofrenda en Plaza de Armas, donde antes los comerciantes locales daban lugar a la fiesta de Todo Santos,” con la venta de juguetes y alfeñiques que la gente acostumbraba comprar antes de visitar el panteón”.

Este año, el altar fue dedicado al arquitecto queretano Mariano de las Casas, a quien se le atribuye la construcción barroca del templo de Santa Rosa de Viterbo; razón por la cual, la estructura de esta ofrenda evoca los famosos pilares del edificio.

“La muerte dulce” puede disfrutarse gracias a la venta alfeñiques de dulce y chocolate / Donna Oliveros

“Recuerdo que antes se acostumbraba también a levantar arquitecturas efímeras; túmulos que eran una especie de tumbas grandotas de cartón, vestidas con tela negra y a las que se les ponían veladoras para hacer misas de difuntos”, relata.

Con gran interés y devoción, rememora que muchos lugareños recorrían los principales templos del Centro Histórico para rezar por sus difuntos y concurrir las criptas de queretanos ilustres como Nicolás Campa y Fray Dimas de Lara, cuyos restos asegura, descansan en la Catedral de Querétaro.

“Además de encontrar criptas en San Francisco y la parroquia de Santiago Apóstol, en la capilla de la Asunción –ubicada a un costado del templo de la Cruz–, se halla el mausoleo de Doña Josefa Vergara y Hernández; la gran benefactora de Querétaro, pues fue ella quien creó la herencia monumental del hospicio Vergara, una institución que sigue dando el servicio con ciento por uno de su ganancia económica”, afirma.

En la charla, el cronista considera que visitar los aposentos de los que “ya se nos adelantaron” es significativo, sobre todo para mantener viva su memoria, por lo que invitó a los lectores a visitar el Panteón de los Queretanos Ilustres; creado en 1840, y en donde se encuentran los restos de personajes como Josefa Ortiz, Epigmenio González, Ignacio Pérez, Germán Patiño y Fray Ignacio Mariano de las Casas.

Quienes gusten de “la muerte dulce”, recomendó visitar Jardín Guerrero; donde desde hace unos días decenas de comerciantes tienen a la venta alfeñiques de dulce y chocolate, así como dulces tradicionales, pan de muerto, disfraces y juguetes típicos de cartón, barro y latón.

En este mismo jardín, yace también un portentoso altar dedicado especialmente a varios creadores queretanos como el fotógrafo Mauricio de la Vega, y los artistas plásticos Gerardo Esquivel y Julio César Cervantes “El Diablo”; quienes aunque ya se adelantaron, aún se mantienen en el mundo de los vivos a través de sus obras.

“Por andar de calacoso botaneando a estos cristianos, la flaca me dio sabroso coctelazo de gusanos”, se escucha en la voz de Alfonso Camacho, quien divertido, declama los versos de una calavera literaria que escribió para sí mismo hace tiempo.

Además de ser titular del Área de Proyectos del Patronato de las Fiestas de Querétaro, Camacho es reconocido en la ciudad como un gran orador y cronista de la queretaneidad.

Y a propósito de este tema y de los festejos por Día de Muertos, platica con DIARIO DE QUERÉTARO sobre cómo en la urbe se conmemora y recuerda a los que ya partieron.

“En los panteones se reza, se llora, se ríe y hasta se canta sobre las tumbas, además cada barrio tiene su propia forma de festejar a los muertos”, asegura, y menciona que en el Centro de Querétaro se coloca, desde hace varios años, una macro ofrenda en Plaza de Armas, donde antes los comerciantes locales daban lugar a la fiesta de Todo Santos,” con la venta de juguetes y alfeñiques que la gente acostumbraba comprar antes de visitar el panteón”.

Este año, el altar fue dedicado al arquitecto queretano Mariano de las Casas, a quien se le atribuye la construcción barroca del templo de Santa Rosa de Viterbo; razón por la cual, la estructura de esta ofrenda evoca los famosos pilares del edificio.

“La muerte dulce” puede disfrutarse gracias a la venta alfeñiques de dulce y chocolate / Donna Oliveros

“Recuerdo que antes se acostumbraba también a levantar arquitecturas efímeras; túmulos que eran una especie de tumbas grandotas de cartón, vestidas con tela negra y a las que se les ponían veladoras para hacer misas de difuntos”, relata.

Con gran interés y devoción, rememora que muchos lugareños recorrían los principales templos del Centro Histórico para rezar por sus difuntos y concurrir las criptas de queretanos ilustres como Nicolás Campa y Fray Dimas de Lara, cuyos restos asegura, descansan en la Catedral de Querétaro.

“Además de encontrar criptas en San Francisco y la parroquia de Santiago Apóstol, en la capilla de la Asunción –ubicada a un costado del templo de la Cruz–, se halla el mausoleo de Doña Josefa Vergara y Hernández; la gran benefactora de Querétaro, pues fue ella quien creó la herencia monumental del hospicio Vergara, una institución que sigue dando el servicio con ciento por uno de su ganancia económica”, afirma.

En la charla, el cronista considera que visitar los aposentos de los que “ya se nos adelantaron” es significativo, sobre todo para mantener viva su memoria, por lo que invitó a los lectores a visitar el Panteón de los Queretanos Ilustres; creado en 1840, y en donde se encuentran los restos de personajes como Josefa Ortiz, Epigmenio González, Ignacio Pérez, Germán Patiño y Fray Ignacio Mariano de las Casas.

Quienes gusten de “la muerte dulce”, recomendó visitar Jardín Guerrero; donde desde hace unos días decenas de comerciantes tienen a la venta alfeñiques de dulce y chocolate, así como dulces tradicionales, pan de muerto, disfraces y juguetes típicos de cartón, barro y latón.

En este mismo jardín, yace también un portentoso altar dedicado especialmente a varios creadores queretanos como el fotógrafo Mauricio de la Vega, y los artistas plásticos Gerardo Esquivel y Julio César Cervantes “El Diablo”; quienes aunque ya se adelantaron, aún se mantienen en el mundo de los vivos a través de sus obras.

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