Desde el portal de un bello edificio colonial ubicado en el número 7 de la calle Guillermo Prieto, Centro Histórico, se asoma una alta y bella mujer. Con simpatía me mira a lo lejos. Saluda y sonríe debajo del cubrebocas, para luego invitarme a entrar al recinto que, por más de tres décadas, ha servido de sede a la compañía teatral Cómicos de la Legua.
Al ingresar, cruzamos por el patio. Una gran superficie donde cientos de espectadores se han apiñado sobre las butacas, para disfrutar de la oferta teatral de esta agrupación. Ahora luce desolado, después de permanecer cerrado durante meses –sin funciones y sin público–, por la pandemia de Covid-19.
Caminamos hasta el escenario, y desde ahí ella comienza a rememorar algunas anécdotas sobre su paso por esta compañía, en la que ha tenido que hacer de todo, “como todos”, dice. Desde actuar, vender boletos, acomodar al público en sus asientos, cocinar y meserear, hasta dirigir a toda la compañía.
Ella es Patricia Corral Campuzano, la primera mujer en presidir la dirección general de esta antigua agrupación, fundada el 5 de septiembre de 1959 por el afamado poeta y escritor, Hugo Gutiérrez Vega.
Como muchos de sus actores, ella se formó en “las tablas”; es decir, sobre la marcha y en escena, de la mano de grandes figuras del teatro local como Roberto y Juan Servín, y en la parte musical, guiada siempre por Alexandro Celia.
Sin embargo, asegura que lo artístico ya lo traía en la sangre. Su bisabuela fue una gran soprano a principios del siglo XX, e incluso, llegó a cantar en el palacio de Bellas Artes, frente al público más docto y distinguido de aquellas épocas.
Pero las exigencias sociales que imperaban en aquellos años sobre las mujeres, pronto la llevaron a cambiar el canto por las faenas domésticas, que más tarde combinó con las responsabilidades de su propio negocio de costura.
Desde entonces los “Corral” dejaron de lado el linaje artístico, dedicándose a la abogacía, la administración de empresas y la ortodoncia; disciplina que Patricia eligió como vocación cuando ingresó a la universidad.
No obstante, el gusto por el arte nunca despareció. Desde pequeña, las salidas al teatro eran un hábito familiar que fue arraigándose con el tiempo. Y cuando su padre fue designado como administrador de estos espacios en la Ciudad de México, las visitas a aumentaron, como un presagio de lo que el futuro tenía preparado para ella.
“Nunca pasó por mi mente estudiar actuación”, confiesa. Y es que, asegura, cuando era más joven no existía en Querétaro una escuela o carrera como tal. Lo que habían eran grupos universitarios, que solían presentarse en los auditorios y casonas viejas del Centro Histórico.
Así fue como inició ella su camino, colándose en la compañía de teatro de la Universidad del Valle de México, donde su hermana estudiaba. Recuerda que esta agrupación se encontraba a cargo de José Roberto Vergara Lope, quien invitó a su hermana a participar en la obra “Bodas de Sangre “ de Federico García Lorca, donde luego ella fungiría como asistente de dirección.
En una de las funciones, Roberto Servín se encontraba entre el público. Y pasmado por la actuación de su hermana, la invitó a formar parte de Cómicos de la Legua. Ambas asistieron a los ensayos, y fue ahí que, deslumbrada por el talento y la entrega de esta compañía, Patricia le pidió a Servín que también la considerara.
“Pero, y tú ¿qué sabes hacer niña?”, recuerda que le dijo. Y luego de darle el beneficio de la duda, Patricia empezó a actuar, siendo “Señoritas a disgusto” su primera obra.
La primera directora de Cómicos
Desde 1999 Patricia ha trabajado de manera ininterrumpida en esta compañía de la Universidad Autónoma de Querétaro, participando en por lo menos una obra al año.
A lo largo de ese tiempo, comparte que ha observado de cerca las gestiones de otros directores como Juan Servín, Alberto Orozco y Wilfrido Murillo, quien al percatarse de la curiosidad, disciplina y entrega de la actriz, le sugirió que ella podría convertirse también en directora.
Consciente de la responsabilidad que conllevaba hacerlo, decidió participar en las elecciones internas y fue elegida por sus compañeros en 2014 para presidir a la agrupación.
“La manera en que se mueve un grupo tiene que ver con el trabajo del director general, quien tiene que tener una visión muy global, concreta y objetiva para poder lograr cada uno de los objetivos de este teatro que no es grande solo por el espacio”, asegura, y señala que bajo esa visión es que decidió que su gestión se caracterizaría por la recuperación histórica de la compañía, para que tanto sus miembros, como la sociedad queretana en general, se percatara de la grandeza de esta agrupación, cuya misión fundacional es llevar la cultura a través del teatro.
La investigación y sistematización de los documentos duró tres años, pero gracias a esta gesta, en la que participaron Eduardo Rabell, Roberto Servín y Andrés Garrido del Toral, demostraron ser la compañía universitaria de teatro más antigua de América Latina.
Lo anterior les valió el nombramiento como Patrimonio Cultural del Estado de Querétaro, en el marco de su 60 aniversario, así como la posibilidad de generar una galería itinerante con fotografías antiguas que muestran desde su primera puesta en escena en el atrio del templo de Santa Rosa de Viterbo, hasta momentos icónicos a lado de artistas y grandes de la dramaturgia mexicana como Elena Garro, cuya obra “La Mudanza” fue llevada a escena por primera vez, por esta agrupación.
Satisfecha de este logro, señala que solo es el principio de un gran camino que todavía queda por recorrer, pues el legado de esta agrupación debe continuar, y para ello, es importante salvaguardar su memoria.
“Para mí Cómicos es el enlace del universo del teatro; entras aquí y te llenas de esa magia universal teatral”, asiente con una sonrisa.
Patricia Corral ha pasado la batuta de su cargo al actor Jorge Carrillo, luego de que se llevaran a cabo las elecciones internas el pasado viernes. Ahora, él tendrá que abrirse paso como director general, en uno de los momentos más difíciles para el sector teatral, debido al embate económico de la pandemia.