El cocoliztli y el chahuistle
Diversas estrategias ha tenido la humanidad para hacerle frente a las epidemias, pandemias, pestes y enfermedades. Cuando se manifiestan estos "desarreglos de la salud" y pone en evidencia la fragilidad humana se acude a un amplio abanico de prácticas y creencias. Por el breve espacio me referiré al caso de las epidemias que asolaron la ciudad de Querétaro al constituirse como pueblo de indios. Se registraron al paso de los siglos diversas pandemias: cocoliztli, ("gran enfermedad"), sarampión, viruela, tabardillo. Además de lluvias torrenciales, heladas, sequías y el chahuistle en el maíz y trigo.
Los jinetes cabalgan
Fray Bartolomé de las Casas en el siglo XVI, consignó que los "Jinetes del Apocalipsis" cabalgaban por la Nueva España, en detrimento de la población indígena. El hambre, la guerra, la peste y la muerte. En la mentalidad de aquel tiempo; antes de recurrir a los remedios había que "aplacar la ira divina". Que se tenía como un castigo por los pecados del rebaño. En el Concilio de Trento (1545 - 1563), se dispuso llevar a cabo una "Contrarreforma". Además de la liturgia, la conservación de los sacramentos, la veneración de la Madre de Dios y a los santos.
"Antes de la peluca y la casaca"
(Neruda) En el llamado "siglo de la conquista" el proceso de aculturación tuvo tres ejes principalmente: la corona, los encomenderos y el clero. Sujetar y reducir a los indios dispersos y neófitos; el contar con mano de obra para explotar diversos recursos y facilitar la evangelización y la conquista. Tlachco –Querétaro– era un punto en la frontera del "Gran Tunal" o "La Gran Chichimeca". En los documentos por la pugna de la encomienda de Tlachco y Cincoque entre Acámbaro y Xilotepec, tenemos referencia de que antes de la llegada de los españoles ya intercambiaban y tributaban los lugareños, mantas labradas, pieles de diversos animales, algodón, esteras y petates. Posteriormente se constituirá el pueblo de indios de Santiago de Querétaro con una traza urbana reticular en el valle a partir del convento franciscano –centro evangelizador– y mixta en los cerros aledaños. Más tarde fue constituido un cabildo. Entones Querétaro contaba con una población aproximada de 5 mil habitantes.
Repoblamiento
En 1543 una epidemia asoló al pueblo de Querétaro, siendo los naturales las mayores víctimas. En la crónica del seráfico fray Alonso de la Rea de la Provincia de Michoacán se describe la mortandad y el abandono de cultivos y tierras labrantías. Entre 1547 y 1548 se vuelve a repoblar el territorio. Por disposiciones de la corona se traen indios de Huimilpan, Amazcala y la Cañada. No sin protestas porque acusan al cacique Hernando de Tapia de apropiarse de sus tierras. En este proceso son repartidos solares de 1559 a 1562. Se vuelve a la tarea de congregar a los indios. (Somohano:2005.53).
Calamidad y oportunidad
Para 1576, retornan las "calamidades", Francisco Ramos de Cárdenas escribe la Relación Geográfica de Querétaro en 1582, donde asegura que más de la mitad de la población murió. Se lleva entonces el reparto de tierras de los indígenas fallecidos a los españoles, –otros solares adquiridos producto del expolio–. La migración era creciente hacia Tierra Adentro, debido a los descubrimientos de los yacimientos de oro y plata norteños. El tejido social era multiétnico. Compuesto por otomíes, purépechas, chichimecas, españoles, mestizos, mulatos y negros. En esta etapa sobreviene otra transformación de Querétaro. Impulsado por el reparto de solares y huertas y la concesión de mercedes. Se establecen en la "Ruta de la Plata" obrajes, mesones, herrerías, fábricas manufactureras de velas, guantes, entre otras. Estancias para ganado mayor y menor y producción agrícola.
Barrios y haciendas
En 1595 asola una nueva peste el cocoliztli que deja gran mortandad en la región. Según los testimonios más de "dos mil tributarios". El consecuente despoblamiento y por supuesto el declive de tributos y diezmos, que era lo más preocupante para la corona, al fin y al cabo: "mueran indios que artos nacen". (Lugo: 2005, p. 557). En esa recomposición de tierras y asentamientos comienzan a surgir los barrios, con naturales de Huimilpan y Apapátaro. –Al finalizar el siglo XVI e inicios del XVII–. El Espíritu Santo, asentamiento purépecha, El Nuevo Barrio de San Sebastián y la Congregación de San Roque ocupados mayormente por otomíes, el de los mexicanos y Patehe, en cuyo valle se les otorgan laboríos a los chichimecas, al sur del convento franciscano a negros y mulatos. Santa Ana se forma por una población multiétnica. Comienza poblarse el Sangremal y su posterior relato legendario de la "Cruz Milagrosa". Las estancias y labores darán lugar a la creación de los complejos productivos denominados haciendas. Así tenemos Callejas, Carretas, Casa Blanca, la Laborcilla, la Era, San Juanico, el Tintero, el Jacal, entre otras. Formaban parte de la periferia todavía a mediados del siglo XX. Ahora sus antiguos cascos se encuentran en el casco histórico de la ciudad.
Ortodoxia y heterodoxia
Entre estos vaivenes de salud y enfermedad, propiciada por plagas de piojos, liendres y otros bichos; los gérmenes que se creaban en los muladares y basureros; desechos orgánicos en la vía pública, en el río y las acequias. Aguas negras e inmundicias en el arroyo de las calles. Las condiciones insalubres de mesones, establos y mercados provocaban enfermedades y pestes. Las "devociones populares" fueron permitidas en la Contrarreforma. Entre la ortodoxia y la heterodoxia se vigilaba celosamente las manifestaciones híbridas de los indígenas, mestizos, negros y mulatos. La herbolaría prehispánica, con la terapéutica de tradición Hipocrática - Galena; las prácticas mágicas africanas, orientales, mediterráneas y árabes. Asimismo para contrarrestar o paliar las pandemias y enfermedades se recurrió a la hechicería, a las plegarias y sortilegios; además a las reliquias de los santos, medallas, escapularios, amuletos y talismanes. Otro recurso fue el de buscar la protección de los santos. Por ejemplo: San Sebastián y San Roque para mitigar las epidemias y la peste. San Antonio de Padua para el hambre; Santa Eulalia para la disentería, Santa Lucía para enfermedades de los ojos... y otros más según el tipo de enfermedad que tienen su referencia en La Flor de los Santos.
En los procesos de ordenación
Las epidemias dieron como resultado que la ciudad de Querétaro se reordenara al paso de los siglos. Las nuevas composiciones del territorio y las migraciones conformaron una población multicultural, multiétnica y multilingüe. Los barrios con sus santos patrones, que otorgan identidad y cohesión; la traza urbana de la Zona Monumental; el Camino de Tierra Adentro con sus tráficos de gambusinos, militares, frailes, aventureros, comerciantes, arrieros, además de enseres, diversos productos, bienes culturales. Templos, capillas y conventos que ahora constituyen un Patrimonio Cultural son un producto de esa movilidad poblacional y ordenación de la tierra.
Desde Anbanica - Teocalhueyacan. Mayo de MMXX.