“Hay ciudades como la nuestra, que hablan y cantan” es lo que decía Eduardo Loarca Castillo (1922-2004) cada vez que le preguntaban sobre Querétaro y es que, para él, esta ciudad dialogaba, cantaba, lo era todo.
Un gran apasionado de su tierra, del entorno en el que creció, se entregó por completo para que decenas tras él apreciaran y quisieran la ciudad como él la amaba, sus herramientas para hacerlo: la música, el arte y la cultura.
Fue director general del Museo Regional de Querétaro desde 1969 hasta 1986 y lo rescató. Durante su gestión cientos de piezas arribaron desde distintos puntos del país y del mundo, algunas obras alusivas a la Segunda Guerra Mundial, otras que eran parte de colecciones particulares y también otras más relacionadas a nuestro origen prehispánico. Logró que Querétaro contara con objetos y exposiciones no antes vistas, así como rescatar la esencia del espacio que estaba perdido y convertirlo de nuevo en algo vivo, en un referente cultural; pero, sobre todo, su principal labor fue hacer del Museo Regional “el hogar de la cultura queretana”, la casa de todos y en la que la gente colaboraba, cuidaba y aportaba a la memoria.
Además de este museo, ayudó a la conservación de algunos otros espacios icónicos de la ciudad, promovió la creación de un patronato y consolidó sus funciones en este ámbito siempre en pro de la historia queretana.
Podemos recordar el papel del intelectual de antaño, como esos hombres y mujeres cultos que podían sorprender a sus interlocutores por conocer de música, de pintura, de cine, de literatura, de filosofía, de leyendas y de cualquier tema con amplio conocimiento.
“Suave Patria”
En Querétaro, uno de esos intelectuales de antaño es Eduardo Loarca, quien además de su labor en la conservación del patrimonio, también fue director del conservatorio libre de música donde se puede observar que su legado se quedó para siempre tal como lo enuncia su figura en metal que recibe amable, a todo aquel que se acerca.
En 1954 se celebraba el centenario del himno nacional y el maestro Loarca aportó para esto, la musicalización del poema “Suave Patria” de Ramón López Velarde y lo presentó ante miles de escuchas logrando ser un éxito. Además de este evento, Loarca dio clases de música durante gran parte de su vida, de solfeo y fue un gran músico.
Este personaje queretano es recordado por las personas del conservatorio y del Museo Regional como un padre, como un mentor y guía. Esto solo hace que su legado permanezca, pero que tristemente, más allá del gremio, son pocos los queretanos que saben que hay detrás del nombre de un fraccionamiento, calle o que hay detrás de esa estatua que saluda al pasar por el conservatorio.
La exposición
Recientemente el Museo Regional de Querétaro inauguró la exposición temporal “Loarca, gestor y protector del patrimonio queretano” donde se muestra una de las facetas de este intelectual. En esta ocasión se enaltece su gran labor como gestor.
“En esta exposición se descubre a un hombre trabajador, con ganas de ser, adelantado a su tiempo, pero arraigado a la tradición. Es un proyecto de largo aliento. Él hacía infinidad de cosas y por eso lo recuerdan en el día a día con gran respeto, por ese amor y cuidado del patrimonio, por invitar a la gente a hacer gestión y en lo cotidiano, seguir sus pasos”. Son las palabras de la curadora de la exposición, Eva Lilia Acosta Garnica, la cual se exhibe en la sala Temporales I (Profundis), donde estará hasta el 30 de junio de 2019.
En dicha sala mostrará tres ejes temáticos: el primero describe su breve biografía, el segundo aborda su labor de gestión y restauración del Museo Regional, como el impulso que dio a las actividades culturales, su aportación en la protección a monumentos históricos de la ciudad, y por último se centra en las colecciones que llegaron durante su dirección.
Eduardo Loarca mostró en cada una de sus actividades su amor por el arte y por Querétaro. Un personaje que sigue vivo en la memoria, un intelectual que permanece rondando en el legado cultural, en las obras, en la música y en las enseñanzas que dejó en la vida de otros.