/ viernes 28 de diciembre de 2018

Rubén Cantor construye su propio universo literario

El escritor avecindado en Querétaro presenta su nueva novela “El mal burgués”, que tiene como escenario a Caradura, lugar en el que ha situado gran parte de su obra literaria. Es uno de los jóvenes creadores que obtuvieron un apoyo económico por parte del PECDA

Todo sucede en Caradura, ese lugar que Rubén Cantor (Ciudad de México, 1987) creó para desarrollar su universo literario y del que había hablado por primera vez en “Kafkacóatl” (2016), publicación de Herring Publishers que compila ocho cuentos de la autoría del novel autor y que suceden en el referido pueblo ficticio.

Ahora, el escritor avecindado en Querétaro regresa con “El mal burgués”, una novela en la que hace alarde de su característico humor negro, como lo constata el texto de la contraportada que reseña este trabajo.

“Bienvenido a Caradura, cuna de la Dependencia de México, más famosa hoy en día por haber sufrido el robo masivo de televisores que tiene a los caradurenses en shock. (…) La búsqueda de las televisiones sacude a Caradura y motiva a los habitantes a contar sus historias, las cuales resultan más interesantes que sus programas favoritos. Un drama de tintes bíblicos que cimbra las costumbres de un pueblo cuyo principal monumento es un mingitorio gigante”.

Defeño de nacimiento, pero queretano por adopción, Rubén se inspira en la capital de Querétaro para “El mal burgués”, “Caradura es ese espacio que, a la manera de (Jorge) Ibargüengoitia, que creó Cuévano… a mí me gustó un espacio que no quería llamarle Querétaro, porque si le pones el nombre de un lugar conocido, la gente trata de identificar: es que sí es Querétaro por esto. (…) Caradura es como si fuera Querétaro, pero me da la libertad de despotricar a mi antojo, sin tener como la responsabilidad de decir que estas hablando de tal persona o de tal institución”, sostiene Cantor.

“El mal burgués” nació a partir de un taller con el escritor guanajuatense Eduardo Antonio Parra en 2016. El título de la novela es tomado del libro “Puerto Limón” del costarricense Joaquín Gutiérrez.

“Trato de que los personajes tengan humor involuntario, que cada uno, sin querer, termine causando cierta gracia o una risa un poco agria en el lector. Ellos (los personajes) están desesperados, no tienen tiempo para reírse, están tristes”.

Sobre los protagonistas, la reseña antes referida resalta: “Ahí aparecen el mión (un remedo de Bansky que vandaliza lugares públicos con su orina), la chofer cinéfila, el mormón, el dominico, el hobbit (enano que vive en una cueva y vende donas insalubres), la bibliotecaria (responsable de una biblioteca que solo presta best sellers), Santa prepucia (vagabunda que es canonizada en vida por haber encontrado el prepucio de Jesucristo) y el jardinero emo, por mencionar algunos de los variopintos personajes que están obsesionados con resolver el misterio”.

“Lo que me interesaba”, añade el escritor, “es mostrar qué podría hacer que los humanos nos unamos (…) y justo la novela nació porque a una amiga le robaron una bicicleta en el patio de su casa y ella duerme en el cuarto que da el patio, y me sorprendió como estamos dormidos y ahí a ladito nos están robando y no pasa nada, todo sigue igual”.

Hechos como los ocurridos recientemente en Francia con el movimiento de “Chalecos amarillos” en contra del alza en combustibles refuerzan la idea de Cantor de hacer visible las causas que hacen que una comunidad se una por determinado objetivo.

“Nos interesa ver qué podía causar esa unidad, ese cambio y me pareció curioso verlo desde el robo de unas televisiones, porque todos, o al menos yo, cuando llego a mi casa o cuando comemos, tratamos de ver la tele para que nos acompañe. Aunque no le tomemos atención, la televisión sigue ahí en nuestras vidas”.

La novela fue presentada el pasado 15 de diciembre y ese día se agotaron los 100 ejemplares editados. Una segunda reedición llegará en enero, promete Cantor.

Nuevos proyectos

El año que esta por comenzar será productivo para el defeño, según anticipa. Su segunda novela, “Gala Tasaray” será editada por el Fondo Editorial de la UAQ, mientras que la que promete ser su tercera novela, “Norcorea”, comenzará a cocinarse tras obtener un apoyo económico por parte del Programa de Estimulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA), el segundo que obtiene en su corta trayectoria.

Todo sucede en Caradura, ese lugar que Rubén Cantor (Ciudad de México, 1987) creó para desarrollar su universo literario y del que había hablado por primera vez en “Kafkacóatl” (2016), publicación de Herring Publishers que compila ocho cuentos de la autoría del novel autor y que suceden en el referido pueblo ficticio.

Ahora, el escritor avecindado en Querétaro regresa con “El mal burgués”, una novela en la que hace alarde de su característico humor negro, como lo constata el texto de la contraportada que reseña este trabajo.

“Bienvenido a Caradura, cuna de la Dependencia de México, más famosa hoy en día por haber sufrido el robo masivo de televisores que tiene a los caradurenses en shock. (…) La búsqueda de las televisiones sacude a Caradura y motiva a los habitantes a contar sus historias, las cuales resultan más interesantes que sus programas favoritos. Un drama de tintes bíblicos que cimbra las costumbres de un pueblo cuyo principal monumento es un mingitorio gigante”.

Defeño de nacimiento, pero queretano por adopción, Rubén se inspira en la capital de Querétaro para “El mal burgués”, “Caradura es ese espacio que, a la manera de (Jorge) Ibargüengoitia, que creó Cuévano… a mí me gustó un espacio que no quería llamarle Querétaro, porque si le pones el nombre de un lugar conocido, la gente trata de identificar: es que sí es Querétaro por esto. (…) Caradura es como si fuera Querétaro, pero me da la libertad de despotricar a mi antojo, sin tener como la responsabilidad de decir que estas hablando de tal persona o de tal institución”, sostiene Cantor.

“El mal burgués” nació a partir de un taller con el escritor guanajuatense Eduardo Antonio Parra en 2016. El título de la novela es tomado del libro “Puerto Limón” del costarricense Joaquín Gutiérrez.

“Trato de que los personajes tengan humor involuntario, que cada uno, sin querer, termine causando cierta gracia o una risa un poco agria en el lector. Ellos (los personajes) están desesperados, no tienen tiempo para reírse, están tristes”.

Sobre los protagonistas, la reseña antes referida resalta: “Ahí aparecen el mión (un remedo de Bansky que vandaliza lugares públicos con su orina), la chofer cinéfila, el mormón, el dominico, el hobbit (enano que vive en una cueva y vende donas insalubres), la bibliotecaria (responsable de una biblioteca que solo presta best sellers), Santa prepucia (vagabunda que es canonizada en vida por haber encontrado el prepucio de Jesucristo) y el jardinero emo, por mencionar algunos de los variopintos personajes que están obsesionados con resolver el misterio”.

“Lo que me interesaba”, añade el escritor, “es mostrar qué podría hacer que los humanos nos unamos (…) y justo la novela nació porque a una amiga le robaron una bicicleta en el patio de su casa y ella duerme en el cuarto que da el patio, y me sorprendió como estamos dormidos y ahí a ladito nos están robando y no pasa nada, todo sigue igual”.

Hechos como los ocurridos recientemente en Francia con el movimiento de “Chalecos amarillos” en contra del alza en combustibles refuerzan la idea de Cantor de hacer visible las causas que hacen que una comunidad se una por determinado objetivo.

“Nos interesa ver qué podía causar esa unidad, ese cambio y me pareció curioso verlo desde el robo de unas televisiones, porque todos, o al menos yo, cuando llego a mi casa o cuando comemos, tratamos de ver la tele para que nos acompañe. Aunque no le tomemos atención, la televisión sigue ahí en nuestras vidas”.

La novela fue presentada el pasado 15 de diciembre y ese día se agotaron los 100 ejemplares editados. Una segunda reedición llegará en enero, promete Cantor.

Nuevos proyectos

El año que esta por comenzar será productivo para el defeño, según anticipa. Su segunda novela, “Gala Tasaray” será editada por el Fondo Editorial de la UAQ, mientras que la que promete ser su tercera novela, “Norcorea”, comenzará a cocinarse tras obtener un apoyo económico por parte del Programa de Estimulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA), el segundo que obtiene en su corta trayectoria.

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