“Cuando quiero recordar una época de mi vida, vienen a mi mente fotografías”, dice la artista mexicana de 51 años, Elena Baca Suquet, quien lleva más de tres décadas reinventando el lenguaje estético de este arte, a través de la lente.
Minutos antes de ser inaugurada la retrospectiva de su obra en la fotogalería Estación Hércules, la fotógrafa platica con BARROCO acerca de su trayectoria, y de “I Ching: Libro de las mutaciones”; el proyecto fotográfico en el que actualmente se encuentra trabajando.
-¿A qué te refieres cuando dices que los recuerdos se encallan en tu mente bajo la forma de fotografías?
“Yo tengo un problema, que no es problema realmente; pierdo la memoria a largo plazo, así que solo recuerdo detalles muy pequeñitos o cosas muy específicas y el resto lo voy borrando”, dice, y sus ojos azules se hacen más profundos todavía –como si mirara hacia su interior– mientras habla sobre el viaje que sirvió como parteaguas en su vida profesional.
Recuerda que tenía 16 años, cuando sola, se embarcó en una travesía hacia la ciudad española de Granada, para adentrarse en el misterio y la historia de los palacios y jardines de La Alhambra.
“Cuando anunciaron que iban a cerrar, me escondí en sus jardines y me quedé toda la noche ahí, sin permiso. Solo así pude recorrerlo en silencio. De aquella experiencia, solo queda en mi memoria aquél sentimiento de ir tocando los relieves de los muros, así como la inmensa tristeza por saber que con los años me iba a olvidar de ese lugar y sus detalles. Fue entonces cuando supe que necesitaba estudiar algo que me ayudara a recordar y preservar por siempre mis vivencias”, comparte.
Aunque la pintura y la literatura llegaron primero a su vida, Baca terminó inclinándose por la fotografía, siendo su padre quien le obsequiaría sus primeros rollos, así como una cámara que llevó al cuello durante un año, y aún sin película, la utilizó para fijar en su memoria el paso de sus días.
“Le tomaba fotos a mis maestros y a mis compañeros; a mis amigos rockeros en los ensayos y conciertos; a mi mamá cocinando, a mis hermanos peleando; todo el día andaba con la cámara. Les decía: “a ver, ponte ahí, bajo la luz”, y me contestaban: -Elena, ¡pero si ni película traes!- (risas). Ese año que me dediqué a jugar con la cámara, extrañamente es la época que más recuerdo. Pareciera que con cada click los momentos quedaran inmediatamente fijos en mi memoria. Aunque de esa experiencia solo poseo en la mente un álbum de fotografías que nunca se tomaron (…)”, afirma mientras sonríe, aseverando que desde entonces sus recuerdos son más nítidos.
Tres décadas de imágenes
Además de México, un centenar de ojos en España, China y Francia se han detenido impávidos ante las fotografías de Baca: “¡Parecen pinturas!”, se escucha con recurrencia en las salas de exposición, donde el trabajo de esta fotógrafa mexicana ha sido expuesto.
Y es que su obra recuerda al movimiento pictoralista que se gestó en el mundo en 1880, cuando en sus esfuerzos por elevar a la fotografía a la categoría de arte, los profesionales de la lente renunciaron a la simple reproducción de la realidad, mostrando en sus encuadres escenas verdaderamente poéticas y oníricas.
La naturaleza, los paisajes, la danza y las texturas son elementos recurrentes en el trabajo de Baca, quien asegura que más que fotografías, su obra está compuesta por imágenes; pues muchas de sus piezas toman forma en el laboratorio, donde la artista, cual tejedora, hila retazos de otros trabajos para darle forma a lo que imagina y sueña.
Además, la mujer es un personaje central en su trabajo, así como temas relacionados con el tiempo, la transformación y los instantes.
“Cada serie aparece de acuerdo a una época de mi vida, dejando el registro de algún lugar, o situación (…) mi fotografía es una historia, es una emoción, es un sentimiento, a veces una tristeza o algún miedo; por eso utilizo mujeres, porque para mí es una forma de identificarme y representarme en ese momento, en ese sentimiento, en esa emoción”, explica.
Actualmente, la artista se encuentra trabajando en “I Ching: Libro de las mutaciones”, una colección basada en el libro oracular chino, cuyos primeros textos datan del siglo 1200 a.C.
“Visiones de Iching es un libro chino muy antiguo que surgió hace más de tres mil años. Es bien sabido que lo utilizaron sobre todo en la época de Confucio y durante miles de años como oráculo. Los emperadores todavía hasta la fecha lo consultan cuando tienen que tomar una gran decisión”, detalla la artista, quien a través de la imagen ha interpretado algunos de los 64 hexagramas que lo integran.
“‘El estancamiento’ es un signo que habla de un momento de oscurecimiento, en el que no hay ideas, no hay creatividad; habla de un momento que es de mucha rigidez, donde la luz apenas está llegando del exterior”, dice sobre una de las piezas que conforman su colección.
En la exposición, que permanecerá vigente en la fotogalería Hércules hasta el 19 de julio, el público podrá aproximarse a la faceta digital de la autora, a través de 34 imágenes.
“I Ching: Libro de las mutaciones”, es una de las colecciones que la conforman, así como “Instantes”, “Entre líneas”, “Évanescence” y “Realidad subjetiva”, la primera serie digital producida por la artista en 2002.
Elena Baca Suquet nació en la Ciudad de México en 1968, y llegó a la edad de ochos años a Querétaro. Realizó sus estudios de fotografía en el Colegio Americano Ansel Adams y en la Escuela Activa de Fotografía.
Fue acreedora al reconocimiento “Tina Modotti” en 2009, otorgado por la LV Legislatura del Estado de Querétaro, por su trayectoria en las artes plásticas. Además ha sido beneficiara del Programa Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico de Querétaro del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes.