Durante la segunda mitad del siglo XX surgieron movimientos que rompieron con los viejos paradigmas, protagonizados por jóvenes que imaginaban lo que parecía imposible, que alzaron las voz en búsqueda de libertad y democracia.
En México, el Movimiento Estudiantil de 1968 fue muestra de eso. Ante los sueños que se vieron frustrados por un gobierno represor y las ilusiones que se tiñeron de rojo, el 2 de octubre se ha convertido en una fecha que no se olvida, que se mantiene en el consiente colectivo como uno de los actos más atroces en el país, que aún deja un eco y un vacío en la historia mexicana.
Se ha revisado a través de reportajes, documentales y libros, la forma en la que miles de estudiantes fueron violentados en la plaza de las Tres Culturas. Cincuenta años después aún no están esclarecidos los hechos, pero las cicatrices siguen ahí y las voces de los estudiantes siguen resonando en la historia.
A cinco décadas se recuerda esta noche pintada de sangre con el objetivo de entender y retomar las enseñanzas de quienes buscaban otra realidad para el país. Bajo la coordinación de Ana María Arias Servín y Juan Trejo Guerrero, la Universidad Autónoma de Querétaro presentó “A 50 años del 68, persistencia de la memoria. Medio siglo a revisión” una recopilación de 44 voces de periodistas, historiadores, antropólogos y propios protagonistas de aquella noche de Tlatelolco, que escudriñen en los antecedes, orígenes y consecuencias de este movimiento estudiantil.
Entre los autores que participaron se encuentran Mariano Amaya, Gregorio Morales, Antonio Gómez, Guillermo Velázquez, Guillermo Castellanos, Claudia Ivonne Hernández, María Esther Velázquez, Enrique Tejada, Kevyn Simón Delgado, César Pérez, Iván Pérez, Armando Arias, Fernando Tapia, Guadalupe Zárate, Juan Trejo, Vicente Osorio, José Ramón Vega, Ana María Arias, Leopoldo Ángeles y Abelardo Rodríguez.
Además de Teresa García Gasca, Cristian Padilla, Joaquín Córdova, Marcela Ávila, Enrique Kato, Régulo Cortés, Leonardo Valdez, Edmundo González Llaca, Juan Carlos Jáuregui, César Ramírez, Sulima García, Alicia Colchado, Agustín Escobar, Celia Sedeño, José Dolores González, José de Jesús Camarillo, Lauro Jiménez, Alejandra Sánchez, María del Carmen Vicencio, Pamela del Val, María Teresa Zúñiga, Lucero Guerrero, Paola Subias y Salvador Cervantes.
A lo largo de 258 páginas y con un contexto internacional y nacional cada autor hace una revisión a esta época; algunos desde aquellos momentos de la historia que se convirtieron en un precedente de la movilización de los jóvenes, los cambios sociales hacia el movimiento, otros sobre el papel que tuvo la cultura popular para generar toda una filosofía que rompía con todo estigma de una época llena de conservadurismo.
Hay quienes relatan la forma en la que se vivieron esos hechos en la misma plaza de las Tres Culturas y en algunos otros ambientes como lo fueron las redacciones de los periódicos; la expectación por las Olimpiadas de las que México fue sede y el contraste con una población que pedía ser escuchada, se suman a las historias que el libro ofrece.
El ámbito local no queda exento a la revisión de ese año, pues fue en ese tiempo en que el psicoanálisis arribó a la ciudad. En la que ante el desacuerdo de una pequeña sociedad, cientos de jóvenes de la UAQ tomaron el Patio Barroco en búsqueda de apertura a un libre pensamiento y nuevas corrientes. Las artes se convirtieron en la respuesta a la brutal represión de la que una generación fue testigo y para la que no era opción el quedarse callados y éstas, también son revisadas.
Fotografías que dan fe a los testimonios que se relatan, que ofrecen un viaje al pasado, que ponen un contexto y que dejan en evidencia la forma en la que se repitieron los hechos con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, ilustran este libro.
“A 50 años del 68, persistencia de la memoria. Medio siglo a revisión” no sólo es una recopilación histórica, es la recapitulación de un momento que ante su fugacidad dejó una huella, una reflexión en torno a una lucha que parecía haber sido perdida a manos de las autoridades políticas, pero que hoy en día es posible reinterpretar lo sucedido, traspasando las barreras de la nostalgia e impulsado esas voces críticas que quedaron calladas.