/ lunes 16 de diciembre de 2019

Rafael Nadal, y su temporada "casi, casi perfecta"

Fueron momentos comparables en intensidad y emoción a otras gestas del deporte español

Las imágenes de la final de la Copa Davis en la Caja Mágica en Madrid han quedado grabadas en la mente de los aficionados al deporte y también en las de aquellos que no lo son tanto. Fueron las de la consecución de la sexta Ensaladera por el equipo español y sirvieron para que unos y otros redescubrieran al mejor deportista nacional de la historia: Rafael Nadal.

Fueron momentos comparables en intensidad y emoción a otras gestas del deporte español, como el British Open de Severiano Ballesteros, con aquel famoso putt en el hoyo 18 de St. Andrews en 1984, el exultante "toma, toma, toma" de Fernando Alonso en 2005, tras ganar por primera vez el Mundial de Fórmula Uno en el autódromo José Carlos Pace de Interlagos en Sao Paulo, o el éxtasis del gol de Andrés Iniesta en la Copa del Mundo de fútbol en el estadio Soccer City de Johannesburgo en 2010.

"Ha sido una temporada casi, casi perfecta", dijo un Nadal comedido tras conseguir por quinta vez la Ensaladera, tras resolver con su aportación eliminatorias épicas, como las disputadas ante Rusia, Argentina y Gran Bretaña, y ganar los ocho partidos en los que participó, cinco individuales (sin ceder un set) y tres de dobles, formando pareja dos veces con Marcel Granollers y una con Feliciano López, dejándose en estos últimos una sola una manga en el camino.

Nadal fue el líder indiscutible del equipo español que sumó la sexta victoria en la competición más importante de tenis por equipos (2000, 2004, 2008, 2009 y 2011) y amplió su récord personal de partidos ganados en este evento a 29 desde la cita de Brno en 2004, cuando debutó y contaba entonces con tan solo 17 años.

En el barrio madrileño de San Fermín, el de Manacor levantó por quinta vez la Ensaladera ocho años después de que el equipo nacional consiguiera la última en el estadio La Cartuja de Sevilla, al vencer en la final a Argentina por 3-1.

El zurdo acabó con 58 victorias y solo siete derrotas este curso. Y con cuatro títulos: su duodécimo Roland Garros y su cuarto US Open -acercándose a uno solo del récord del suizo Roger Federer, con 20 del Grand Slam- y los Masters 1.000 de Roma y Montreal. Quitando las Finales de Copa Davis y la Copa Laver, Nadal solo pudo competir en 13 torneos debido a las lesiones.

Este año, además, acabó por quinta vez como número uno del mundo (2008, 2010, 2013 y 2017), por delante en esta ocasión del serbio Novak Djokovic y de Federer. Su temporada se completó con la final del Abierto de Australia, las semifinales de Wimbledon y Barcelona, y las de los Masters 1.000 de Montecarlo, Madrid e Indian Wells. Todo esto con 33 años.

Su currículo, con 84 títulos individuales, podría haberse ampliado de no haber sufrido inconvenientes físicos, como los problemas en la rodilla derecha que le impidieron disputar las semifinales de Indian Wells contra Federer y que le hicieron borrarse luego de Miami. En la Copa Laver la muñeca izquierda le privó de participar en más partidos (solo jugó uno y ganó al canadiense Milos Raonic) y en en el Masters 1.000 de París no jugó las semifinales contra el canadiense Denis Shapovalov, por una distensión en el recto abdominal derecho.

Nadal rubricó también un acto de gran importancia en su vida al contraer matrimonio en el recinto amurallado de Sa Fortalesa (Pollensa, Mallorca) con Mery Perelló, cinco semanas antes de la final de la Copa Davis.

Las imágenes de la final de la Copa Davis en la Caja Mágica en Madrid han quedado grabadas en la mente de los aficionados al deporte y también en las de aquellos que no lo son tanto. Fueron las de la consecución de la sexta Ensaladera por el equipo español y sirvieron para que unos y otros redescubrieran al mejor deportista nacional de la historia: Rafael Nadal.

Fueron momentos comparables en intensidad y emoción a otras gestas del deporte español, como el British Open de Severiano Ballesteros, con aquel famoso putt en el hoyo 18 de St. Andrews en 1984, el exultante "toma, toma, toma" de Fernando Alonso en 2005, tras ganar por primera vez el Mundial de Fórmula Uno en el autódromo José Carlos Pace de Interlagos en Sao Paulo, o el éxtasis del gol de Andrés Iniesta en la Copa del Mundo de fútbol en el estadio Soccer City de Johannesburgo en 2010.

"Ha sido una temporada casi, casi perfecta", dijo un Nadal comedido tras conseguir por quinta vez la Ensaladera, tras resolver con su aportación eliminatorias épicas, como las disputadas ante Rusia, Argentina y Gran Bretaña, y ganar los ocho partidos en los que participó, cinco individuales (sin ceder un set) y tres de dobles, formando pareja dos veces con Marcel Granollers y una con Feliciano López, dejándose en estos últimos una sola una manga en el camino.

Nadal fue el líder indiscutible del equipo español que sumó la sexta victoria en la competición más importante de tenis por equipos (2000, 2004, 2008, 2009 y 2011) y amplió su récord personal de partidos ganados en este evento a 29 desde la cita de Brno en 2004, cuando debutó y contaba entonces con tan solo 17 años.

En el barrio madrileño de San Fermín, el de Manacor levantó por quinta vez la Ensaladera ocho años después de que el equipo nacional consiguiera la última en el estadio La Cartuja de Sevilla, al vencer en la final a Argentina por 3-1.

El zurdo acabó con 58 victorias y solo siete derrotas este curso. Y con cuatro títulos: su duodécimo Roland Garros y su cuarto US Open -acercándose a uno solo del récord del suizo Roger Federer, con 20 del Grand Slam- y los Masters 1.000 de Roma y Montreal. Quitando las Finales de Copa Davis y la Copa Laver, Nadal solo pudo competir en 13 torneos debido a las lesiones.

Este año, además, acabó por quinta vez como número uno del mundo (2008, 2010, 2013 y 2017), por delante en esta ocasión del serbio Novak Djokovic y de Federer. Su temporada se completó con la final del Abierto de Australia, las semifinales de Wimbledon y Barcelona, y las de los Masters 1.000 de Montecarlo, Madrid e Indian Wells. Todo esto con 33 años.

Su currículo, con 84 títulos individuales, podría haberse ampliado de no haber sufrido inconvenientes físicos, como los problemas en la rodilla derecha que le impidieron disputar las semifinales de Indian Wells contra Federer y que le hicieron borrarse luego de Miami. En la Copa Laver la muñeca izquierda le privó de participar en más partidos (solo jugó uno y ganó al canadiense Milos Raonic) y en en el Masters 1.000 de París no jugó las semifinales contra el canadiense Denis Shapovalov, por una distensión en el recto abdominal derecho.

Nadal rubricó también un acto de gran importancia en su vida al contraer matrimonio en el recinto amurallado de Sa Fortalesa (Pollensa, Mallorca) con Mery Perelló, cinco semanas antes de la final de la Copa Davis.

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