/ viernes 23 de abril de 2021

La sequía transforma los valles más fértiles de Turquía

Provocando la aparición de hoyos tan grandes como para tragarse un vehículo, una situación que multiplica el miedo de los agricultores

La sequía y la sobreexplotación de las reservas acuíferas está transformando los valles más fértiles de Turquía y provocando la aparición de hoyos tan grandes como para tragarse un vehículo, una situación que multiplica el miedo de los agricultores y también los empobrece.

"La situación es cada vez peor", se alarma Tahsin Gundogdu, que cultiva papas en la provincia de Konya (sur) que luego vende al gigante estadounidense de la agroalimentación PepsiCo.

Este agricultor, de 57 años, ha visto cómo se han multiplicado estos inmensos socavones en los últimos 10-15 años, debido a la sobreexplotación del agua de las capas freáticas.

De una profundidad vertiginosa, se forman cuando las cavidades subterráneas que contenían agua se hunden bajo el peso de la tierra.

Ante este fenómeno, los agricultores están desconcertados y temerosos, porque acarrear agua para el riego de sus cultivos cuesta caro y reduce sus beneficios. Pero seguir bombeando el agua subterránea no hará más que agravar el problema.

El profesor Fetullah Arik, de la Universidad técnica de Konya, ha contabilizado unos 600 hoyos este año en esta provincia, casi el doble de los 350 registrados el año pasado.

"Peor que el Covid"

Los agricultores, que se esfuerzan en general en utilizar menos las aguas subterráneas, deben regar sus campos más a menudo debido a la sequía y buscar agua en otras partes, lo que aumenta su factura eléctrica.

"Antes, bastaba con regar los campos dos veces al año. Hoy, tenemos que hacerlo cinco o seis veces", dice Hazim Sezer, agricultor en Karapinar, en la provincia de Konya.

Si no se resuelve el problema, la sequía tendrá consecuencias para los agricultores y consumidores "tan graves o más" que los estragos económicos provocados por la pandemia de coronavirus, advierte Baki Remzi Suicmez, presidente de la Cámara de Ingenieros Agrónomos de Turquía (ZMO).

"Antes del año pasado, nunca habíamos visto una sequía igual", dice Kamil Isikli, agricultor, que dice no obstante, que había muchos más hoyos a principios de este año que ahora.

Pero las consecuencias ya están ahí. "Los agricultores no tienen suficiente dinero para pagar su factura de electricidad", dice.

Sezer pide al gobierno que ponga en marcha un sistema subterráneo de recuperación de las aguas de lluvia, que de otra forma terminan en el mar.

Murat Akbulut, responsable de la ZMO en Konya, cree que sería una "excelente solución" para la provincia, donde el lago principal ha perdido un tercio de su nivel este año a causa de la sequía.

No solo agricultura

Turquía se enfrenta en realidad a una doble sequía. Meteorológica, debido a la falta de lluvias, e hidrológica, con el descenso del nivel de los ríos, lagos y napas subterráneas.

Suicmez explica que el nivel de precipitaciones en abril y mayo será determinante para las cosechas. Si los campos producen menos, el país tendrá que importar más alimentos, agrega.

El ministro de Agricultura, Bekir Pakdemirli, estimó el mes pasado que la sequía que afecta al país se debe al aumento de las temperaturas y al cambio climático.

Pero para Suicmez, no hay que culpar solo al cambio climático.

"No podemos decir simplemente 'oh, tenemos sequía por el cambio climático' cuando sabemos que existen otras razones concretas", dice.

Según él, se necesitan "medidas precisas y rápidas" del Estado para ayudar a los agricultores, como una reestructuración de sus deudas y la subvención de sus facturas eléctricas.

Pero el impacto de la sequía también podría hacerse sentir más allá de la agricultura, como en la región de los lagos del suroeste de Turquía, dice el ingeniero geólogo Servet Cevni.

Es ahí donde se encuentra el Lago de Salda, un tesoro geológico que la NASA estudia por su parecido a un cráter de Marte.

Las aguas de este lago, a veces conocido como las "Maldivas de Turquía" a causa de su fina arena y sus aguas turquesas, han retrocedido hasta 30 metros en algunos puntos en los últimos diez años, según el alcalde de Yesilova, donde se encuentra este importante recurso hídrico.

"No podemos decir que ningún lago (en la región) esté en buena situación en la actualidad. Están amenazados o en un estado lamentable", dice Cevni.

"Se necesita una política urgente sobre el agua", pide el ingeniero. "Malgastar el agua es tan grave como matar a alguien. Las sanciones deberían ser igual de severas".




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La sequía y la sobreexplotación de las reservas acuíferas está transformando los valles más fértiles de Turquía y provocando la aparición de hoyos tan grandes como para tragarse un vehículo, una situación que multiplica el miedo de los agricultores y también los empobrece.

"La situación es cada vez peor", se alarma Tahsin Gundogdu, que cultiva papas en la provincia de Konya (sur) que luego vende al gigante estadounidense de la agroalimentación PepsiCo.

Este agricultor, de 57 años, ha visto cómo se han multiplicado estos inmensos socavones en los últimos 10-15 años, debido a la sobreexplotación del agua de las capas freáticas.

De una profundidad vertiginosa, se forman cuando las cavidades subterráneas que contenían agua se hunden bajo el peso de la tierra.

Ante este fenómeno, los agricultores están desconcertados y temerosos, porque acarrear agua para el riego de sus cultivos cuesta caro y reduce sus beneficios. Pero seguir bombeando el agua subterránea no hará más que agravar el problema.

El profesor Fetullah Arik, de la Universidad técnica de Konya, ha contabilizado unos 600 hoyos este año en esta provincia, casi el doble de los 350 registrados el año pasado.

"Peor que el Covid"

Los agricultores, que se esfuerzan en general en utilizar menos las aguas subterráneas, deben regar sus campos más a menudo debido a la sequía y buscar agua en otras partes, lo que aumenta su factura eléctrica.

"Antes, bastaba con regar los campos dos veces al año. Hoy, tenemos que hacerlo cinco o seis veces", dice Hazim Sezer, agricultor en Karapinar, en la provincia de Konya.

Si no se resuelve el problema, la sequía tendrá consecuencias para los agricultores y consumidores "tan graves o más" que los estragos económicos provocados por la pandemia de coronavirus, advierte Baki Remzi Suicmez, presidente de la Cámara de Ingenieros Agrónomos de Turquía (ZMO).

"Antes del año pasado, nunca habíamos visto una sequía igual", dice Kamil Isikli, agricultor, que dice no obstante, que había muchos más hoyos a principios de este año que ahora.

Pero las consecuencias ya están ahí. "Los agricultores no tienen suficiente dinero para pagar su factura de electricidad", dice.

Sezer pide al gobierno que ponga en marcha un sistema subterráneo de recuperación de las aguas de lluvia, que de otra forma terminan en el mar.

Murat Akbulut, responsable de la ZMO en Konya, cree que sería una "excelente solución" para la provincia, donde el lago principal ha perdido un tercio de su nivel este año a causa de la sequía.

No solo agricultura

Turquía se enfrenta en realidad a una doble sequía. Meteorológica, debido a la falta de lluvias, e hidrológica, con el descenso del nivel de los ríos, lagos y napas subterráneas.

Suicmez explica que el nivel de precipitaciones en abril y mayo será determinante para las cosechas. Si los campos producen menos, el país tendrá que importar más alimentos, agrega.

El ministro de Agricultura, Bekir Pakdemirli, estimó el mes pasado que la sequía que afecta al país se debe al aumento de las temperaturas y al cambio climático.

Pero para Suicmez, no hay que culpar solo al cambio climático.

"No podemos decir simplemente 'oh, tenemos sequía por el cambio climático' cuando sabemos que existen otras razones concretas", dice.

Según él, se necesitan "medidas precisas y rápidas" del Estado para ayudar a los agricultores, como una reestructuración de sus deudas y la subvención de sus facturas eléctricas.

Pero el impacto de la sequía también podría hacerse sentir más allá de la agricultura, como en la región de los lagos del suroeste de Turquía, dice el ingeniero geólogo Servet Cevni.

Es ahí donde se encuentra el Lago de Salda, un tesoro geológico que la NASA estudia por su parecido a un cráter de Marte.

Las aguas de este lago, a veces conocido como las "Maldivas de Turquía" a causa de su fina arena y sus aguas turquesas, han retrocedido hasta 30 metros en algunos puntos en los últimos diez años, según el alcalde de Yesilova, donde se encuentra este importante recurso hídrico.

"No podemos decir que ningún lago (en la región) esté en buena situación en la actualidad. Están amenazados o en un estado lamentable", dice Cevni.

"Se necesita una política urgente sobre el agua", pide el ingeniero. "Malgastar el agua es tan grave como matar a alguien. Las sanciones deberían ser igual de severas".




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