La voz de María Victoria se escuchó por todos los rincones del Querétaro Centro de Congresos (QCC). “Cuidadito”, célebre tema de la cantante y actriz, se ha vuelto el “cue” de entrada para que Zoé se prepare y tomé el escenario. Así ocurrió en su presentación en esta ciudad, ofrecida como parte del cierre de la gira Aztlán.
Tres pantallas que formaban un triángulo invertido iluminaron el escenario y junto con él, cientos de celulares brillaron para captar el inicio del show. “No hay mal que dure”, tema del disco que da nombre a la gira, fue el elegido para comenzar el viaje musical. “Últimos días” siguió sin dar oportunidad a que los fanáticos recuperaran el aliento.
Entonces León Larregui, vocalista de la banda, tomó el micrófono para dar la bienvenida a los presentes. La mala acústica del lugar impidió entender con claridad al músico, quien en varias ocasiones reprochó la elección del “venue” para celebrar un show, “pero supongo que aquí cabemos más que en el otro”, expresó refiriéndose al auditorio Josefa Ortiz de Domínguez, lugar en el que se presentaron en diciembre de 2018.
Pese a no ser un buen sitio para conciertos, el QCC reportó una buena entrada, 80 por ciento del aforo fue ocupado, en su mayoría, por jóvenes maduros de entre 28 y 35 años, generación que ha acompañado al grupo desde su creación en 1997.
La mala acústica fue compensada con una producción rica en visuales; las pantallas triangulares dieron cuenta de lo que ocurría en el escenario, al tiempo de mezclar esas imágenes con ilustraciones y gráficos de estética psicodélica y astral, característica de Zoé.
La actitud de la banda también fue notable; León entregó todo en canciones como “Azul”, “Nada” y “Arrullo de estrellas”, éxitos de los discos Aztlán (2018), Reptilectric (2009) y Prográmaton (2013), respectivamente.
Siguieron rolas como “10 AM”, “Poli” y “Renacer”, que el vocalista calificó como la canción más romántica de su actual disco.
La visibilidad tampoco era buena, la falta de gradas y un escenario que no se elevó más allá de un metro 20 centímetros hizo difícil la apreciación del show en las zonas de atrás. Los celulares levantados para grabar el concierto contribuyeron a esta obstrucción.
Pero el ánimo no decayó, canciones como “Fin de semana”, “Temor y temblor” y “Polar” fueron bien recibidas, las cuales sirvieron como antesala para “abrir el baúl de los recuerdos”, como lo anticipó Larregui.
Y entonces llegaron los clásicos, desempolvaron “Vía láctea”, para luego poner a cantar a todos “Labios rotos” y cerrar con “Hielo”. Salieron del escenario, y tras un largo suspenso volvieron con “Luna”.
“Estamos haciendo unos experimentos para ver si los metemos en el Auditorio Nacional”, donde cerrarán su gira de manera definitiva este 28 y 29 de junio. Estas sorpresas incluyeron “Corazón atómico”, que llevaban 15 años sin tocar, según reveló León; “No me destruyas”, “Soñé”, “Paula” (a capela) y Love cerraron de manera definitiva el espectáculo. La banda se despidió tras 1 hora, 40 minutos de música.