No hay nada más irreverente que la realidad, que aquello con lo que nos topamos – y nos va sorprendiendo- día con día. Eso es lo que hace irreverente a Lng/SHT, que captura todos estos momentos e historias en cada una de sus canciones.
Gastón Espinosa (Lng/SHT) es un músico originario de Cancún que toma el nombre de un superhéroe y que juega con el rap a su antojo. Pronto tendrá su debut en el Teatro Metropólitan, uno de los principales recintos del país y acaba de lanzar No voy a salir de Casa bajo el sello de Universal.
Lng/SHT no es un rapero normal, no cumple la imagen cliché, no viste grandes cadenas, brillantes ni toca temas de autos o peleas. Tampoco se centra en denuncia o en los temas de vida en la calle.
“Yo siempre he creído que lo más importante es hacer música honesta, que realmente refleje lo que quieres hacer y decir, que te refleja a ti como autor de esta. Creo que lo hemos logrado y es lo que ha creado que nuestro público se sienta identificado con cada una de nuestras canciones. No estamos diciendo algo ajeno a nosotros por querer aparentar algo que no somos. Somos honestos. Al final del día creo que todos queremos escuchar una buena historia y no sentirnos tan solos”.
Logra narrar historias buenas historias, cotidianas y tan cercanas a nosotros como las que hay en canciones como Llave, teléfono y cartera, Sin cuenta, Romcom o Muchacha I, donde las anécdotas de personas de nuestra época, de jóvenes de clase media, los amores, desamores y desencuentros, la cultura pop, los miedos, las manías o costumbres aparecen en cada escena, pero eso sí, siempre matizados con humor.
“Somos esa clase de gente que dice tonterías y está bromeando todo el tiempo, soy muy fan del stand up comedy y en general creo que soy una persona alegre. Sé que a todos nos toca pasar cosas culeras y más viviendo en este país, que nadie está libre de experiencias negativas, pero al final del día tengo la bendición de ser una persona optimista, alegre y trato de imprimir eso en mi música”.
Para Lng/SHT la música es una plataforma que le permite expresarse o dar un mensaje. Afirma estar tranquilo de hacer lo que hace: algo único, sin fijarse en los demás. Es esta singularidad la que también se presenta en un proceso creativo que puede variar e inspirarse en un club sándwich, en Murakami, recordar viejas experiencias con los tatuajes o en el que él se sienta a escribir hasta transformar esa idea en una canción.
Su estilo refleja sus gustos por el punk, por las metáforas o juego de palabras del rap, por las historias que vive o que le cuenta la gente. Y ese gusto por la gente también se nota en su afición por las giras, en donde recorre miles de kilómetros llenando todos los espacios de las ciudades en las que se presenta.
Querétaro, dicen, fue uno de los lugares complejos para conquistar, pero ahora los recibe con brazos abiertos. En sus inicios, se presentaba en billares o algunos bares, donde incluso no tenían escenario y se tuvo que subir a una mesa – que luego quebró al cantar arriba - para lograr verse entre la multitud. Ahora, recordando esos orígenes, regresan a la capital queretana al gran escenario de Pulso GNP.
“Nos preguntaron a qué hora queríamos tocar en el festival, si a las 4 o a las 10 de la noche contra el horario de Interpol y dijimos: no le tenemos miedo a nadie, vamos a ver a la muerte a los ojos. Y tal cual, sé que vamos a tener un público chido sin importar el horario. Me gusta Querétaro, nos han apoyado, la gente nos trata muy bien y hace sentir queridos”.
