Por Sara María Arana Figueroa
La noche del miércoles tuvo lugar la primera nota de la justamusical llamada Trovafest. “La giralilla”, dueto integrado porMajo Sáenz y Félix Serrat, fue el encargado de abrir el festivalque en esta ocasión reúne cantautores de España, Cuba y México.Frente a un escaso público que más que entrar, salía de la Alameda Hidalgo los jóvenes músicos entregaron su oferta sonoracon todo profesionalismo.Siguió el turno de Luis Antonio González, quien irreverente ydivertido presentó algunos de los temas grabados en sus doscompactos “Rolas Ociosas” y “No te quiero apantallar”.Carcajadas y aplausos provocó el artista con “Tarantella de lamascota” (dedicada al Chupacabras), “Debo confesarlo” y “ElDrama-Sutra” entre otros temas.
Conforme transcurrió la velada el aforo incrementóvertiginosamente hasta aglutinar horas más tarde, a un millar deescuchas según refirió el intérprete veracruzano Enrique Ocañaquien fue anunciado por el maestro de ceremonias en punto de las20:12 pm.
Ocaña, oriundo de Jáltipan de Morelos junto a Beto Gómez enla guitarra y Armando Jiménez Rentería en batería, arreglos ydirección musical, puso la sabrosa cadencia de algunos temasselectos que formarán parte de su nuevo disco, sin títulotodavía. Un chiflido, a manera de piropo y bienvenida hizosonreír al cantante quien de buen humor mencionó: “¡Ahí estámi mamá! ¡Ya lo decía!”
Abrió su presentación con dos temas de Rodolfo “Fito”Haro: “Por la vereda” y “Finges”, acerca de la cual dijoque “describe la eterna fantasía de seguir siendo importantepara un amor del pasado”. Llegaron entonces “Qué importa” deRafael Mendoza y “Morir en tu regazo” del juchiteco GustavoLópez, del cual afirmó es “un poema donde el amor y la muertese funden en un abrazo”. Enrique Ocaña ha escrito algunascanciones, entre ellas “Enséñame”, dedicado al amor enpareja. Y fue al término de ésta cuando invitó al escenario aGabriela Tinoco quien pidió en matrimonio a su novia AnaAltamirano ante la sorpresa y los aplausos de los músicos y algunaconcurrencia.
Acto seguido sonaron los acordes de “Amar a Mares” trabajode Darío Parga que dio nombre a su primer disco, para continuarcon las décimas que escribió el cantante “como despedida alPuerto de Veracruz, luego de haber cantado allí durante muchotiempo al ritmo de salsa” antes de probar fortuna en tierrasqueretanas. El concierto ya tocaba a su fin cuando desgranó lasnotas de “Ala de Colibrí” que Antonio Parga le compuso y de lacual afirmó: “es una suerte de canción festiva que invita anavegar poéticamente en los mares del son”. Para despedirse elintérprete repitió “Por la vereda”.
Al término de su actuación recibió un reconocimiento porparte de los organizadores y se despidió en medio de los aplausosy la calidez del respetable que ya para ese entonces se recargaba-extrañando quizás, la presencia de más sillas- en las barrasprotectoras para gozar a plenitud de la música que tambiénencantó al clima que tuvo clemencia.
Entre una enorme ovación hizo su aparición Alejandro Filio,quien enfundado en sudadera con gorra azul marina y vaquerosdesteñidos, cruzó de lado a lado el escenario hasta dirigirse ala consola para luego ir hasta su silla y saludar, al grito de“¡Buenas noches, Querétaro!” a sus fans que ya se contabanpor cientos y quienes cantaron todos sus temas al grado de queFilio, quien celebra 40 años de carrera les preguntaba “¿Cuálcanción se quieren echar ahora?”, para obtener como respuesta unaluvión de peticiones entre las cuales cantó “Es todo”, “Delos enamorados”, “Brazos de sol”, “Despierta”,“Olvidaba decirte”, “Mujer que camina”, “Vienes con elsol”, “Después de ti” y “Ojos verdes”. Totalmenteentregado y agradecido con las muestras de cariño de losasistentes, de San Luis Potosí, Ciudad de México, León, Celaya,Irapuato, Oaxaca, Monterrey, Zacatecas y por supuesto de la sede,Querétaro, Alejandro se dejó consentir al máximo.
Entonces, el cantautor Edgar Oceransky hizo acto de presenciay también le entregó un reconocimiento por su participación altiempo que bromeó al señalar que es sabedor de todos lostrastornos que causan quienes llegan -“como yo”- a estaciudad y a manera de disculpa, invitó a todos sus amigos para quevinieran a cantar a Querétaro, comentario que el público premiócon un aplauso interminable. La muchedumbre se disipódesconcertada ya que las salidas fueron cerradas paulatinamente ypareció que la Alameda Hidalgo, donde se asegura se escribió la“Canción Mixteca” a cargo del profesor oaxaqueño JoséAntonio Alavés, se convertía en un laberinto.