/ viernes 17 de mayo de 2019

Viaje a los veintes a través del swing

Desde hace dos años, este género musical ha ganado gran popularidad entra las y los queretanos, quienes para seguir la tradición de esa época, se han apropiado del Lindy hop en la pista, animando con este estilo de baile a más gente a sumarse a este movimiento artístico nacido en las primeras dos décadas del siglo pasado.

“Toma tu abrigo, agarra tu sombrero; deja tus preocupaciones en la puerta, solo dirige tus pies hacia el lado soleado de la calle”, se escucha en “On the sunny side of the Street”, una canción de los años treinta, cuyas notas rememoran los grandes salones de baile estadounidenses, donde el swing logró atenuar las contrariedades acaecidas con la crisis económica de 1929.A casi un siglo de su creación, el profesor Eduardo Mercado la utiliza para marcar el paso de sus alumnos y mostrar las figuras clásicas del lindy hop; uno de los estilos de baile más populares dentro de este género.

“Lo conocí a través de internet. Al principio creí que era algo parecido al rock and roll, pero poco a poco fui descubriendo que se llamaba swing, y que había varios estilos. El más popular es el lindy hop y el que más se practica en México. Cuando decidí que quería hacerlo también, me percaté de que éramos pocos los interesados, y que por lo mismo no había lugares donde lo promovieran; entonces, junto a otros interesados, contactamos a profesionales de Estados Unidos y Argentina, como Giselle Anguizola, Shesha Marvin, José Zarazaga y Daniel Newsome para que vinieran al país a darnos clases, hasta que poco a poco se fue ampliando la escena”, relata el también asesor de seguros, quien desde la Ciudad de México, cada fin de semana se traslada a Querétaro, para promover este género junto a su pareja de baile, Jassiel Rivera.

Rivera y Mercado llevan más de dos años difundiendo este estilo en las plazas públicas y festivales de la ciudad, así como en Entrenarte y Ángulo13; lugares donde suelen organizar “sábados sociales” y noches vintage, para el deleite de los lindy hoppers locales y el público general.

A los lindy hoppers “nos gusta mucho el ridículo y el juego”, asegura Eduardo, detallando que, a diferencia de otras expresiones dancísticas, el lindy es un estilo desenfado y relajado que no necesariamente demanda apegarse estrictamente a su técnica.

“Una vez en un festival internacional en Hungría se me ocurrió incluir algunos pasos de cumbia en la coreografía (risas); es algo que ocurre todo el tiempo, por ejemplo en Argentina se afecta el lindy hop con el tango; en Estados Unidos, con el hip hop. Estos chispazos de otros bailes son totalmente válidos, aunque hay gente que prefiere apegarse a la manera en que se bailaba en los treintas”, explica Mercado, quien a través de este estilo, ha representado a México en Europa y resultado ganador en concursos internacionales como el Grenoble Swing Dance Festival, Francia.

Además de la riqueza estética de esta expresión, Jassiel destaca sus atributos sociales, pues “permite una comunicación a un montón de niveles: físico, emocional, visual… incluso con uno mismo”. De ahí que hoy Swing Querétaro- como han nombrado a su proyecto - busca vincularse con barrios y comunidades para reconstruir el tejido social al ritmo del lindy hop.

Actualmente, el grupo se encuentra conformado por alumnos de Querétaro, Ciudad de México, Tamaulipas y Guanajuato, así como de España, Rusia, Alemania y Argentina, quienes regularmente se reúnen en Jardín Zenea, Plaza Fundadores y Jardín Guerrero para bailar, y han participado en el Festival Internacional Jazz de Verano y en la conmemoración por el Día Internacional de la Danza.

“Toma tu abrigo, agarra tu sombrero; deja tus preocupaciones en la puerta, solo dirige tus pies hacia el lado soleado de la calle”, se escucha en “On the sunny side of the Street”, una canción de los años treinta, cuyas notas rememoran los grandes salones de baile estadounidenses, donde el swing logró atenuar las contrariedades acaecidas con la crisis económica de 1929.A casi un siglo de su creación, el profesor Eduardo Mercado la utiliza para marcar el paso de sus alumnos y mostrar las figuras clásicas del lindy hop; uno de los estilos de baile más populares dentro de este género.

“Lo conocí a través de internet. Al principio creí que era algo parecido al rock and roll, pero poco a poco fui descubriendo que se llamaba swing, y que había varios estilos. El más popular es el lindy hop y el que más se practica en México. Cuando decidí que quería hacerlo también, me percaté de que éramos pocos los interesados, y que por lo mismo no había lugares donde lo promovieran; entonces, junto a otros interesados, contactamos a profesionales de Estados Unidos y Argentina, como Giselle Anguizola, Shesha Marvin, José Zarazaga y Daniel Newsome para que vinieran al país a darnos clases, hasta que poco a poco se fue ampliando la escena”, relata el también asesor de seguros, quien desde la Ciudad de México, cada fin de semana se traslada a Querétaro, para promover este género junto a su pareja de baile, Jassiel Rivera.

Rivera y Mercado llevan más de dos años difundiendo este estilo en las plazas públicas y festivales de la ciudad, así como en Entrenarte y Ángulo13; lugares donde suelen organizar “sábados sociales” y noches vintage, para el deleite de los lindy hoppers locales y el público general.

A los lindy hoppers “nos gusta mucho el ridículo y el juego”, asegura Eduardo, detallando que, a diferencia de otras expresiones dancísticas, el lindy es un estilo desenfado y relajado que no necesariamente demanda apegarse estrictamente a su técnica.

“Una vez en un festival internacional en Hungría se me ocurrió incluir algunos pasos de cumbia en la coreografía (risas); es algo que ocurre todo el tiempo, por ejemplo en Argentina se afecta el lindy hop con el tango; en Estados Unidos, con el hip hop. Estos chispazos de otros bailes son totalmente válidos, aunque hay gente que prefiere apegarse a la manera en que se bailaba en los treintas”, explica Mercado, quien a través de este estilo, ha representado a México en Europa y resultado ganador en concursos internacionales como el Grenoble Swing Dance Festival, Francia.

Además de la riqueza estética de esta expresión, Jassiel destaca sus atributos sociales, pues “permite una comunicación a un montón de niveles: físico, emocional, visual… incluso con uno mismo”. De ahí que hoy Swing Querétaro- como han nombrado a su proyecto - busca vincularse con barrios y comunidades para reconstruir el tejido social al ritmo del lindy hop.

Actualmente, el grupo se encuentra conformado por alumnos de Querétaro, Ciudad de México, Tamaulipas y Guanajuato, así como de España, Rusia, Alemania y Argentina, quienes regularmente se reúnen en Jardín Zenea, Plaza Fundadores y Jardín Guerrero para bailar, y han participado en el Festival Internacional Jazz de Verano y en la conmemoración por el Día Internacional de la Danza.

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