Nunca se debe acudir a Dios solo por costumbre, pues recurrir a él debe ser, siempre para saciar la sed espiritual, como tampoco se debe lucrar con la necesidad de la gente, advirtió el sacerdote Rafael Gavidia, ante la grey que se congregó en la misa dominical de Santa Iglesia catedral.
“Él se subió al monte porque lo buscaban para hacerlo rey, les dio de comer hasta saciarse, y sentían el deseo de que ese hombre fuera su rey; entonces Jesús sube al monte porque Él no busca un mesianismo político, pero a aquellos no les importa eso, ellos quieren simplemente saciar sus estómagos y por eso lo andan buscando… No todos eran igual, no todos buscaban eso”.
Remarcó que mientras que ahora se busca una “credencial para obtener apoyos, antes hubo quienes buscaban a Dios para que les diera de comer, no para que los guiara.
“De repente ya está Jesús con ellos, y despiertan todos de su modorra, a lo mejor porque sintieron hambre otra vez… No se dieron cuenta de otro milagro: Jesús caminó por las aguas, sobre las aguas, y llegó a Cafarnaúm, porque no iba con los discípulos, no se dieron cuenta de esto, era tanta su desesperación… en pensar solamente en la comida, en hacer solicitudes para los apoyos, en buscar una credencial. No, eso es ahorita. En aquel tiempo no había eso, pero buscaban la manera de hacerse presentes frente a Jesús para que les diera su alimento”.
Enfatizó que no se vale lucrar con las necesidades de la gente, pues Jesús nunca estuvo a favor de aprovecharse de la indigencia.
“Podríamos justificar a ese gran grupo, porque así actúan los grupos, así actúan los pueblos: “Si éste nos promete, si éste nos da de comer, sí este nos dice, pues entonces lo seguimos y lo apoyamos para que nos dé, pero hoy Jesús les dice: ustedes me buscan solamente por eso; y no es un reclamo de Jesús, Él simplemente quiere que ellos puedan crecer, que ocupen su lugar de dignidad en La Creación… ubicarlos en el lugar que les corresponde”.
En este punto también rechazó que exista quienes buscan aprovecharse de esa necesidad que existe entre la población.
“No se vale que hagamos esto con el hambre de la gente, con la necesidad de la gente, con los satisfactores que no se han cubierto de muchos grupos y Jesús no se va por esa línea, ni engaña a su gente, Él les dice: “coman del pan verdadero, del que realmente nutre”, porque faltaba que nutrieran sus espíritus, Él se da cuenta de que siguen en un hambre total, en una indigencia total, porque siguen haciendo exactamente lo mismo que hacían antes… no han entendido lo que significa su presencia, la presencia de Cristo en el mundo”.
ALIMENTARSE CON LA PRESENCIA DE DIOS
En entrevista señaló que las obligaciones diarias de la vida llevan a priorizar actividades encaminadas a hacerse, por ejemplo, de dinero para cubrir necesidades básicas, pero que lo realmente importante es incluir a Dios en el corazón y por tanto dar un espacio especial para la fe.
“Al final de cuentas, sabemos que tenemos muchos distractores y sabemos también que estamos preocupados por muchas cosas en nuestro mundo, y es normal, es lógico: hoy la gente necesita comer, hoy la gente tiene muchas preocupaciones económicas, y se ha distraído un poco en esas cuestiones, no es que o haya sustituido, la gente está preocupada por muchas cosas, necesita la gente no solamente preocuparse de las cosas materiales, también de las cosas espirituales”.
Enfatizó que es bueno preocuparse por el pan para alimentar el cuerpo, pero nunca debe el católico alejarse de Dios, porque es él quien alimenta su vida.
“Cristo es el pan de vida, si nos soltamos de Cristo, si perdemos a Cristo en nuestros corazones, nos sentimos realmente, diríamos con una alma sin vida… no podemos preocuparnos, solamente, por el pan que alimenta nuestros estómagos, porque nos vuelve a dar hambre. Necesitamos, realmente, crecer como personas, y nutrirnos de ese pan, que es Cristo y dar un paso más a nuestra vida, como “lo dijo hoy San Pablo”, como hombres nuevos… Es el pan de la palabra, es el pan de la eucaristía”.
Remarcó que sólo la eucaristía proporciona un alimento que permanecerá por siempre en el cuerpo y la sangre de quien lo recibe.
En su homilía, también agradeció al Movimiento Familiar Cristiano por la labor que realiza a favor de la Iglesia y toda la Diócesis.
