“La educación a distancia no es una buena estrategia, los niños no aprenden como nosotros esperamos”, afirmó Sandra, maestra de tercero de preescolar que con 32 alumnos vive preocupación en cuando al cambio que sus alumnos tendrán que enfrentar al ingresar a primaria el próximo ciclo escolar.
“Está siendo complicado, la angustia de los papás es de que van a primaria y tuvieron el rezago que se está viviendo estos meses, la prioridad para los alumnos a este nivel es la lecto-escritura y muchos se han atrasado, sin duda habrá un impacto general en lo alumnos que ingresarán a los nuevos niveles educativos”.
En el Día del Maestro, Sandra quien omite sus apellidos por temor a represalias, de la escuela y de los propios papás, reconoce que este año el festejo será diferente, tanto por la distancia entre alumnos y maestros, como por las circunstancias de estrés que enfrentan con las clases a distancia.
“Es demasiado el trabajo que uno como maestro tiene ahora y estar revisando por los medios electrónicos, en las plataformas, entregando trabajos y viendo videos, es mucha la presión de autoridades educativas”.
Sandra cumple 10 años de servicio docente, no recuerda una situación similar donde se hayan suspendido las clases por tanto tiempo, pero lo ve como un reto, estar en comunicación con los papás y hacer uso de herramientas de comunicación como Whatsapp.
“Se me ha hecho complicado porque no tengo contacto con todos los papás de manera electrónica, ahí me está costando porque no tengo contacto con todos, tengo contacto con el 70% del grupo y el resto se me está quedando”.
La participación y trabajos de los alumnos son entregados de acuerdo a la programación, aunque reconoce que se puede dar cuenta quién trabajo y quién fue “ayudado” por sus papás.
“Veo a mis niños que me mandan las tareas, pero de que ellos me lo mandan, hay algunos que te das cuenta que lo hizo la mamá o el papá pero no me consta que realmente estén aprendiendo lo que yo realmente quiero trasmitir en clases”.
La oposición de los papás también es un factor, pues hay quienes están comprometidos con la educación de sus hijos y hay quienes no están de acuerdo con nada.
“En mi grupo tengo mamás que son colaboradoras y están comprometidas con los niños pero no falta el papá que no le parece lo que estás enviando, la indicación es enviar actividades que no se necesite salir a comprar o salir a imprimir, hay papás que eso no les parece, quieren copias y les vale más una hoja que el trabajo que haces con los niños”.
Finalmente y sin esperar ningún festejo o celebración especial Sandra reconoce que este año a diferencia de otros es diferente, pero también representa un parteaguas y cambio en el paradigma de la educación hacia el futuro.
“De hecho no es la prioridad el festejo, espero por lo menos un mensaje o audio de los niños para que nos feliciten, eso espero y seguir enseñando que es lo que me gusta”, finalizó.