/ domingo 5 de septiembre de 2021

Alertan riesgo en Mompaní por “cruderías”

Proliferan sin control centros botaneros, algunos clandestinos, sin respetar horarios

La proliferación de comercios hasta formar todo un corredor en los últimos años en la comunidad de Mompaní genera rechazo de los habitantes de la zona, amenazados e inconformes por el abuso en el consumo de bebidas alcohólicas en lo que ya se convirtió en un lugar “para crudear” después de las parrandas de fin de semana y que con frecuencia deriva en violencia.

Afirman que, si bien no es una constante en toda la comunidad, sí temen con la reciente proliferación comercial a raíz de la pandemia, cuando Mompaní se hizo refugio de borracheras clandestinas, la situación se agrave; no están en contra de que lleguen nuevos negocios de venta alcohol, sino que piden más regulación, sobre todo en los horarios de venta, ya que la fiesta “acaba muy tarde”.

Esta comunidad al norte de la ciudad de Querétaro es famosa por su atractivo gastronómico y familiar desde hace más de 25 años. Actualmente hay restaurantes y locales de comida variada con conjuntos musicales que lo han hecho “un lugar para crudear” cada vez más frecuentado y, aseguran los vecinos, con horarios cada vez más extendidos pese a las restricciones por la pandemia de Covid-19.

Habitantes de la zona se dicen molestos por las altas horas en las que cierran los negocios. /Foto: Fernando Reyes | Diario de Querétaro

Mompaní, que en otomí significa “Cerro de Piedra”, cuenta con poco más de mil habitantes y su población se dedica mayoritariamente a la agricultura y el comercio, así como a la práctica de oficios como la albañilería y plomería.

“ESTO NO ESTABA ASÍ”

Hace aproximadamente 25 años que iniciaron los primeros negocios de elotes y pulque./Foto: Fernando Reyes | Diario de Querétaro

Antes de que el corredor se convirtiera en la “crudería” que es hoy, Mompaní contaba sólo con unos 10 locales comerciales de residentes del lugar. Elotes, garbanza, gorditas, tacos y venta de pulque es lo que se ofertaba a pocos clientes que acudían, casi normalmente de comunidades aledañas o colonias de la delegación Félix Osores Sotomayor.

La familia Padilla vende elotes y dulces desde hace 25 años. Ellos fueron de los primeros locatarios en abrir negocio y han visto el desarrollo comercial del sitio donde viven, lo cual les genera desconfianza.

“Han venido negocios de fuera, gente que ha venido a rentar aquí. Esto ya no es tan familiar como antes, ahora es más bebida. Nosotros vendemos elotitos, botana, tostadas; sí una que otra cerveza, pero no es borrachera, sino familiar”, comentaron.

Cuentan que, aún con este crecimiento, sus ventas se han mantenido: “nosotros todo el tiempo, gracias a Dios, hemos tenido ventas, desde antes de que llegaran ellos”, refieren, por lo que se mantienen “a raya” ante el nuevo comercio.

Si bien la violencia aún no es un problema, sí es un factor de riesgo al que los habitantes de Mompaní tienen que enfrentarse. La mayoría de los pleitos son verbales, pero algunos sí acaban en agresiones físicas por la hora en la que todos deberían de cerrar, que es a las 8 de la noche.

“Sí nos molesta, porque es pura borrachera, cierran muy tarde. A todos los vecinos, la comunidad, no les parece que esté muy tarde en un horario que no debería estar. Ojalá estuviera un horario normal, que se tranquilice”, comentó.

NUEVOS NEGOCIOS

Venta de chamarras, sombreros, cinturones, también son recurrentes en la zona. /Foto: Fernando Reyes | Diario de Querétaro

La transformación de Mompaní llama la atención por su rapidez. Los dueños de los terrenos, normalmente ejidatarios, vendieron sus parcelas para la construcción de estos casi restaurantes, aunque también casi antros.

Hay fondas, pero poco a poco escasean, incluso algunos dueños de estos negocios le pagan renta a la población para usar sus casas como recintos para comer y beber y han modificado las fachadas para atraer más clientes.

Janeth Villa y Maricela Rubio, empleadas de una de estas nuevas marcas, mencionaron que hay tres negocios del mismo dueño en los alrededores. “Fue un crecimiento muy grande y rápido, justo en la pandemia”, refirió Maricela.

“El crecimiento de esta zona derivó desde la pandemia, porque en otros lados no estaba abierto y este era el escondite secreto para “crudear”. Antes había solo elotes y ahora es más grande”, añadió Janeth, quien señaló que ella visitaba este lugar desde hace tiempo.

Según algunos clientes frecuentes, las “cruderías” han cambiado: de campesinos y albañiles, o población de las colonias más cercanas que acudían cada semana en búsqueda de pulque y para convivir en la lejanía de la ciudad, sin salir de ella.

Bebidas preparadas son parte del atractivo. /Foto: Fernando Reyes | Diario de Querétaro

Ahora “llega todo tipo de personas, incluso gente que tiene dinero. No reniegan en precios ni en nada. Llega de todo, pero en este lugar llegan personas así. Por el formato que tiene este negocio, se presta a que lleguen personas más ‘fresonas’”, dice Janeth.

En tanto, Víctor Basurto, dueño de un negocio de camarones que abrió su local justo en el día en que se realizó esta nota, comentó que también era asiduo al lugar desde que llegó a Querétaro, hace 4 años, proveniente de Tabasco.

“Nosotros desde hace unos años conocimos Mompaní, cuando era una calle donde se vendían elotes, entonces veníamos a comer aquí. Nos gustó este ambiente y en un momento que llegó la pandemia teníamos la intención de abrir un negocio”, dijo.

Cualquier tipo de comida se puede encontrar aquí.Foto: Fernando Reyes | Diario de Querétaro

Para él este lugar tiene mucho futuro para la inversión y el comercio, del que puede surgir un corredor gastronómico, pues la potencialidad económica que tiene se presta para que esto se extienda cada vez más.

“Mompaní es tranquilo. Creo que habrá mayor inversión, por eso nos llamó la atención invertir en este lugar. Auguro un futuro prometedor y que a todos nos vaya bien, que es lo importante”, mencionó.

MOMPANÍ AHORA

Decenas de personas acuden diariamente a ese sitio, el cual tiene su mayor afluencia durante los fines de semana. /Foto: Fernando Reyes | Diario de Querétaro


En este lugar se puede hacer casi de todo. Hay mucho espacio libre, por lo que es común ver a grupos de ciclistas acudir a esta zona o gente montada en caballo hacer gala de su talento al cabalgar.

También jóvenes en automóviles, personas caminando cerveza en mano y una serie de situaciones e historias que en pocos años crecerá hasta convertirse, quizá, en un lugar registrado por las autoridades como parte del turismo en la ciudad.

“Mom-París”, como también se le llama a esta comunidad por los habitantes de los alrededores, es una zona en la que ya nada será igual: las personas, los hogares, las mismas calles han cambiado tanto que ahora podría decirse que está irreconocible y aunque persistan los pequeños negocios de origen, tal parece que serán absorbidos por una nueva dinámica comercial que no se sabe hasta dónde llegará.

La proliferación de comercios hasta formar todo un corredor en los últimos años en la comunidad de Mompaní genera rechazo de los habitantes de la zona, amenazados e inconformes por el abuso en el consumo de bebidas alcohólicas en lo que ya se convirtió en un lugar “para crudear” después de las parrandas de fin de semana y que con frecuencia deriva en violencia.

Afirman que, si bien no es una constante en toda la comunidad, sí temen con la reciente proliferación comercial a raíz de la pandemia, cuando Mompaní se hizo refugio de borracheras clandestinas, la situación se agrave; no están en contra de que lleguen nuevos negocios de venta alcohol, sino que piden más regulación, sobre todo en los horarios de venta, ya que la fiesta “acaba muy tarde”.

Esta comunidad al norte de la ciudad de Querétaro es famosa por su atractivo gastronómico y familiar desde hace más de 25 años. Actualmente hay restaurantes y locales de comida variada con conjuntos musicales que lo han hecho “un lugar para crudear” cada vez más frecuentado y, aseguran los vecinos, con horarios cada vez más extendidos pese a las restricciones por la pandemia de Covid-19.

Habitantes de la zona se dicen molestos por las altas horas en las que cierran los negocios. /Foto: Fernando Reyes | Diario de Querétaro

Mompaní, que en otomí significa “Cerro de Piedra”, cuenta con poco más de mil habitantes y su población se dedica mayoritariamente a la agricultura y el comercio, así como a la práctica de oficios como la albañilería y plomería.

“ESTO NO ESTABA ASÍ”

Hace aproximadamente 25 años que iniciaron los primeros negocios de elotes y pulque./Foto: Fernando Reyes | Diario de Querétaro

Antes de que el corredor se convirtiera en la “crudería” que es hoy, Mompaní contaba sólo con unos 10 locales comerciales de residentes del lugar. Elotes, garbanza, gorditas, tacos y venta de pulque es lo que se ofertaba a pocos clientes que acudían, casi normalmente de comunidades aledañas o colonias de la delegación Félix Osores Sotomayor.

La familia Padilla vende elotes y dulces desde hace 25 años. Ellos fueron de los primeros locatarios en abrir negocio y han visto el desarrollo comercial del sitio donde viven, lo cual les genera desconfianza.

“Han venido negocios de fuera, gente que ha venido a rentar aquí. Esto ya no es tan familiar como antes, ahora es más bebida. Nosotros vendemos elotitos, botana, tostadas; sí una que otra cerveza, pero no es borrachera, sino familiar”, comentaron.

Cuentan que, aún con este crecimiento, sus ventas se han mantenido: “nosotros todo el tiempo, gracias a Dios, hemos tenido ventas, desde antes de que llegaran ellos”, refieren, por lo que se mantienen “a raya” ante el nuevo comercio.

Si bien la violencia aún no es un problema, sí es un factor de riesgo al que los habitantes de Mompaní tienen que enfrentarse. La mayoría de los pleitos son verbales, pero algunos sí acaban en agresiones físicas por la hora en la que todos deberían de cerrar, que es a las 8 de la noche.

“Sí nos molesta, porque es pura borrachera, cierran muy tarde. A todos los vecinos, la comunidad, no les parece que esté muy tarde en un horario que no debería estar. Ojalá estuviera un horario normal, que se tranquilice”, comentó.

NUEVOS NEGOCIOS

Venta de chamarras, sombreros, cinturones, también son recurrentes en la zona. /Foto: Fernando Reyes | Diario de Querétaro

La transformación de Mompaní llama la atención por su rapidez. Los dueños de los terrenos, normalmente ejidatarios, vendieron sus parcelas para la construcción de estos casi restaurantes, aunque también casi antros.

Hay fondas, pero poco a poco escasean, incluso algunos dueños de estos negocios le pagan renta a la población para usar sus casas como recintos para comer y beber y han modificado las fachadas para atraer más clientes.

Janeth Villa y Maricela Rubio, empleadas de una de estas nuevas marcas, mencionaron que hay tres negocios del mismo dueño en los alrededores. “Fue un crecimiento muy grande y rápido, justo en la pandemia”, refirió Maricela.

“El crecimiento de esta zona derivó desde la pandemia, porque en otros lados no estaba abierto y este era el escondite secreto para “crudear”. Antes había solo elotes y ahora es más grande”, añadió Janeth, quien señaló que ella visitaba este lugar desde hace tiempo.

Según algunos clientes frecuentes, las “cruderías” han cambiado: de campesinos y albañiles, o población de las colonias más cercanas que acudían cada semana en búsqueda de pulque y para convivir en la lejanía de la ciudad, sin salir de ella.

Bebidas preparadas son parte del atractivo. /Foto: Fernando Reyes | Diario de Querétaro

Ahora “llega todo tipo de personas, incluso gente que tiene dinero. No reniegan en precios ni en nada. Llega de todo, pero en este lugar llegan personas así. Por el formato que tiene este negocio, se presta a que lleguen personas más ‘fresonas’”, dice Janeth.

En tanto, Víctor Basurto, dueño de un negocio de camarones que abrió su local justo en el día en que se realizó esta nota, comentó que también era asiduo al lugar desde que llegó a Querétaro, hace 4 años, proveniente de Tabasco.

“Nosotros desde hace unos años conocimos Mompaní, cuando era una calle donde se vendían elotes, entonces veníamos a comer aquí. Nos gustó este ambiente y en un momento que llegó la pandemia teníamos la intención de abrir un negocio”, dijo.

Cualquier tipo de comida se puede encontrar aquí.Foto: Fernando Reyes | Diario de Querétaro

Para él este lugar tiene mucho futuro para la inversión y el comercio, del que puede surgir un corredor gastronómico, pues la potencialidad económica que tiene se presta para que esto se extienda cada vez más.

“Mompaní es tranquilo. Creo que habrá mayor inversión, por eso nos llamó la atención invertir en este lugar. Auguro un futuro prometedor y que a todos nos vaya bien, que es lo importante”, mencionó.

MOMPANÍ AHORA

Decenas de personas acuden diariamente a ese sitio, el cual tiene su mayor afluencia durante los fines de semana. /Foto: Fernando Reyes | Diario de Querétaro


En este lugar se puede hacer casi de todo. Hay mucho espacio libre, por lo que es común ver a grupos de ciclistas acudir a esta zona o gente montada en caballo hacer gala de su talento al cabalgar.

También jóvenes en automóviles, personas caminando cerveza en mano y una serie de situaciones e historias que en pocos años crecerá hasta convertirse, quizá, en un lugar registrado por las autoridades como parte del turismo en la ciudad.

“Mom-París”, como también se le llama a esta comunidad por los habitantes de los alrededores, es una zona en la que ya nada será igual: las personas, los hogares, las mismas calles han cambiado tanto que ahora podría decirse que está irreconocible y aunque persistan los pequeños negocios de origen, tal parece que serán absorbidos por una nueva dinámica comercial que no se sabe hasta dónde llegará.

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