/ jueves 18 de noviembre de 2021

Antes de agosto | Los dos presupuestos

Me gusta observar a la gente, es como ver un catálogo de emociones

Santoveño



Es medio día de un domingo soleado en el centro de Querétaro, algunas rafagas de viento anuncian que el otoño prepara sus maletas y que el invierno ya está en camino.

Entre tanta gente observo de todo, familias completas, familias incompletas (supongo), parejas muy parejas y otras tantas la verdad medio disparejas, también hay personas solitarias que aprovechan su condición para andar más de prisa esquivando obstáculos en movimiento que de pronto se frenan sin previo aviso.

Niñas y niños tomados de la mano de sus padres con un objeto sujetado en las orejas y puesto a la mitad del cuello, solo así se pueden comer un helado o algún alimento recién comprado en ahí en la calle.

No es un domingo cualquiera, es la cumbre del “Buen Fin”, es además quincena y hay quienes ya traen su aguinaldo en la bolsa. Dejemos a un lado el tema de salud por un momento; la economía local lo agradece, comienza a notarse el movimiento. Quienes atienden los negocios lo hacen con esperanza y seguramente con una dosis de asombro que se mezcla con alegría.

En la mirada de aquellos que se vuelven a reflejar en los aparadores de las tiendas, se les nota como se libera una parte de la presión que generó el confinamiento social, económico y hasta mental, algunos lo toman con cautela y otros no tanto, en ambos casos tienen razón. Pero para completar esa expresión en sus rostros, aún falta abrirle el telón del cubrebocas a sus sonrisas, sin duda un anhelo de todos.

Cuando sea momento de retirarse, toda esa gente llegará a casa. Seguramente a descansar del paseo, a revisar sus compras o a pensar en lo que prefirieron no comprar porque el dinero no alcanza, o quizá sí alcanza pero hay prioridades. Y es que las jefas o jefes de familia saben que la única manera de hacer rendir el gasto es no tirar el dinero en caprichos ni en ocurrencias. Primero está la seguridad de contar con lo elemental, pues si no ¿cómo?. ¿O no?

En esta breve crónica se retrata un por un momento parte de la microeconomía del país, el presupuesto de familia por familia o bien de persona por persona. Lo que individualmente se hace con el dinero pues.

El otro presupuesto es lo que está por encima de nosotros, lo que mueve al lugar donde vivimos. El dinero que destina el gobierno año con año a que el país “funcione”. (Dinero de nuestros impuestos por cierto.)

Acá la historia es al revés, hace unos días se aprobó en la Cámara de Diputados las partidas presupuestales para el próximo año.

Habrá menos dinero para la seguridad en los municipios, habrá menos dinero para combatir el crímen contra las mujeres, habrá menos dinero para las universidades, habrá menos dinero para la democracia, es decir menos dinero para la libertad. Y habrá más dinero para los caprichos, como esas compras que no deben ser, que no son prioridad.

Dentro de un año, la crónica de un domingo de noviembre seguramente no será la misma, desde el país hasta las personas. No se que tan grave, pero los números nos lo dirán.

El país seguirá yendo hacía atrás, así lo quiso Morena, así lo quisieron sus diputados federales.

Nos leemos el próximo jueves.

Y por cierto.

Hoy cumpliría años la Mona Cabrera, un abrazo hasta el cielo.

Victor Niembro le pone una vela más al pastel, que sea un gran año, mis mejores deseos siempre.


Twitter: @julio_cabrera

Me gusta observar a la gente, es como ver un catálogo de emociones

Santoveño



Es medio día de un domingo soleado en el centro de Querétaro, algunas rafagas de viento anuncian que el otoño prepara sus maletas y que el invierno ya está en camino.

Entre tanta gente observo de todo, familias completas, familias incompletas (supongo), parejas muy parejas y otras tantas la verdad medio disparejas, también hay personas solitarias que aprovechan su condición para andar más de prisa esquivando obstáculos en movimiento que de pronto se frenan sin previo aviso.

Niñas y niños tomados de la mano de sus padres con un objeto sujetado en las orejas y puesto a la mitad del cuello, solo así se pueden comer un helado o algún alimento recién comprado en ahí en la calle.

No es un domingo cualquiera, es la cumbre del “Buen Fin”, es además quincena y hay quienes ya traen su aguinaldo en la bolsa. Dejemos a un lado el tema de salud por un momento; la economía local lo agradece, comienza a notarse el movimiento. Quienes atienden los negocios lo hacen con esperanza y seguramente con una dosis de asombro que se mezcla con alegría.

En la mirada de aquellos que se vuelven a reflejar en los aparadores de las tiendas, se les nota como se libera una parte de la presión que generó el confinamiento social, económico y hasta mental, algunos lo toman con cautela y otros no tanto, en ambos casos tienen razón. Pero para completar esa expresión en sus rostros, aún falta abrirle el telón del cubrebocas a sus sonrisas, sin duda un anhelo de todos.

Cuando sea momento de retirarse, toda esa gente llegará a casa. Seguramente a descansar del paseo, a revisar sus compras o a pensar en lo que prefirieron no comprar porque el dinero no alcanza, o quizá sí alcanza pero hay prioridades. Y es que las jefas o jefes de familia saben que la única manera de hacer rendir el gasto es no tirar el dinero en caprichos ni en ocurrencias. Primero está la seguridad de contar con lo elemental, pues si no ¿cómo?. ¿O no?

En esta breve crónica se retrata un por un momento parte de la microeconomía del país, el presupuesto de familia por familia o bien de persona por persona. Lo que individualmente se hace con el dinero pues.

El otro presupuesto es lo que está por encima de nosotros, lo que mueve al lugar donde vivimos. El dinero que destina el gobierno año con año a que el país “funcione”. (Dinero de nuestros impuestos por cierto.)

Acá la historia es al revés, hace unos días se aprobó en la Cámara de Diputados las partidas presupuestales para el próximo año.

Habrá menos dinero para la seguridad en los municipios, habrá menos dinero para combatir el crímen contra las mujeres, habrá menos dinero para las universidades, habrá menos dinero para la democracia, es decir menos dinero para la libertad. Y habrá más dinero para los caprichos, como esas compras que no deben ser, que no son prioridad.

Dentro de un año, la crónica de un domingo de noviembre seguramente no será la misma, desde el país hasta las personas. No se que tan grave, pero los números nos lo dirán.

El país seguirá yendo hacía atrás, así lo quiso Morena, así lo quisieron sus diputados federales.

Nos leemos el próximo jueves.

Y por cierto.

Hoy cumpliría años la Mona Cabrera, un abrazo hasta el cielo.

Victor Niembro le pone una vela más al pastel, que sea un gran año, mis mejores deseos siempre.


Twitter: @julio_cabrera

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