/ martes 25 de mayo de 2021

Cada vez hay más neuróticos

Asilamiento por pandemia recrudeció enfermedades mentales

La pandemia por Covid-19 ha dejado estragos en la economía y sobre todo en la salud física, sobre todo en lo psicológico. Las enfermedades mentales han ido en crecimiento y el aislamiento agudizó los síntomas de personas con algún tipo de trastorno, como el de la neurosis, hay quienes tuvieron que alejarse desde el año pasado de su tratamiento debido a las medidas sanitarias y el cierre de espacios, lo que generó más problemas a los neuróticos.

En Querétaro existen diversas organizaciones dedicadas a la atención de personas con algún tipo de neurosis, que se vieron afectadas durante la contingencia de 2020 y hasta la fecha. La apertura y el cambio de escenarios en medidas restrictivas, así como el proceso de vacunación, ha dado confianza a las personas para volver a reunirse.

“SENTÍA IRA Y TODO ME ENOJABA”

Raúl, que trabaja como aluminero, padece neurosis desde niño: “cuando era morro fui súper miedoso; me daba miedo la noche, salir a la calle y me daba coraje cuando mi mamá tenía que salir y me dejaba solo en casa”, comenta.

“Al crecer empecé a sentir mucha ira y de todo me enojaba. A mis hijos les llegué a pegar en muchas ocasiones porque no hacían lo que yo quería. Todo el tiempo estaba gritando a todos y me corrieron de como seis trabajos por mi actitud. Muchos días no pude dormir. Hace poco discutí con mi esposa y empecé a golpear la pared. Es que todo es difícil”, se lamenta.

DESDE DOLOR DE CABEZA HASTA EL SUICIDIO

Jalarse el cabello, dolor de cabeza, angustia, morderse las uñas, desesperación, insomnio, miedo y hasta intento de suicidio son algunas de las manifestaciones de la neurosis. Hay una alteración emocional que es difícil controlar hasta que estalla y todo se vuelve caótico.

El psicólogo clínico por la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Omar Caloca Lafont, define la neurosis, retomando a Sigmund Freud, como “la enfermedad de la mente”, que llega a manifestarse físicamente en algunos casos con mareos, adormecimiento, fatiga y hasta sentimientos de irrealidad.

“Estamos en pleno siglo XXI donde la enfermedad es el estrés y la depresión, y la neurosis llega a afectar a 6 de cada 10 personas”, indica.

Foto: Yolanda Longino | Diario de Querétaro

DE LA MANO DE LA PANDEMIA

Además refiere que con la pandemia, “aislando a las personas, causó consigo un problema y un aumento en la neurosis colectiva”.

Yanett es ama de casa con problemas de autocontrol. Llegó a Neuróticos Anónimos poco antes del confinamiento en 2020: “tenía unos celos horribles que me hacían sentir infeliz, pero no eran celos comunes en los que te enojas y ya, sino que se volvieron obsesivos. Me daba celos que mi esposo se viera con otras gentes, quien sea, incluso su familia. Le hacía escenas y lo chantajeaba con cortarme las venas o que me iba a tomar pastillas y ya no sabría de mí”.

Con el confinamiento fue más complicado su proceso de mejora, ya que el grupo al que asiste, en la colonia Satélite, tuvo que cerrar por un tiempo debido a las restricciones sanitarias, y aunque hubo seguimiento personal, el no estar en grupo perjudicó sus avances: “hace unos días volví a reclamarle a mi esposo por unas llamadas y me puse tan tensa que la cabeza me dolió durante todo el día. Fue horrible”, acepta.

NEURÓTICOS ANÓNIMOS

Verónica es coordinadora del Grupo Renacimiento, una asociación dedicada al apoyo de personas bajo la denominación de “Neuróticos Anónimos” y que cuentan con grupos por todo el estado, como San Juan del Río, Tequisquiapan, Tolimán, Amealco y en las zonas norte y sur de la capital.

“Hay muchas personas que por el encierro han tenido que convivir con su familia, algo que no hacían de manera continua, y eso ha causado roces. Han venido al grupo y aquí se busca apoyarlos”, comenta.

Añade que hubo una baja del 50% durante el año pasado, principalmente de adultos mayores, quienes son los que más padecen neurosis y en caso de la pandemia, los más propensos a sus síntomas graves, sin embargo, las asociaciones buscaron la manera de acercarse a sus pacientes mediante los seguimientos individuales con los llamados padrinazgos, personas con el mismo padecimiento, aunque con más periodo de terapia, que dan seguimiento y apoyo a los que inician.

La neurosis es un problema psicopatológico en el que las mujeres en edad reproductiva son más vulnerables a desarrollar trastornos, aproximadamente entre 2 a 3 veces más que los hombres. El tipo de tratamiento requiere de una atención continua ya que constantemente se está expuesto a situaciones que pueden provocar una situación de pérdida de control, por lo que la pandemia no solo agudizó el problema personal, sino que limitó su ayuda.

Foto: Yolanda Longino | Diario de Querétaro

APOYO Y SOLIDARIDAD

Algunos expertos en materia de salud mental pronostican serias consecuencias a mediano y largo plazo, por lo que habrá que considerar medidas para atender los casos que se presenten. En palabras de Omar Caloca Lafont habrá tres fases: “la primera es la neurosis, luego un trastorno traumático y, por último, un trastorno de estrés postraumático, el cual se deriva de un síntoma que puede ser un grado de fobia y un trauma en el que la gente se revictimice constantemente”.

La pandemia por Covid-19 ha dejado estragos en la economía y sobre todo en la salud física, sobre todo en lo psicológico. Las enfermedades mentales han ido en crecimiento y el aislamiento agudizó los síntomas de personas con algún tipo de trastorno, como el de la neurosis, hay quienes tuvieron que alejarse desde el año pasado de su tratamiento debido a las medidas sanitarias y el cierre de espacios, lo que generó más problemas a los neuróticos.

En Querétaro existen diversas organizaciones dedicadas a la atención de personas con algún tipo de neurosis, que se vieron afectadas durante la contingencia de 2020 y hasta la fecha. La apertura y el cambio de escenarios en medidas restrictivas, así como el proceso de vacunación, ha dado confianza a las personas para volver a reunirse.

“SENTÍA IRA Y TODO ME ENOJABA”

Raúl, que trabaja como aluminero, padece neurosis desde niño: “cuando era morro fui súper miedoso; me daba miedo la noche, salir a la calle y me daba coraje cuando mi mamá tenía que salir y me dejaba solo en casa”, comenta.

“Al crecer empecé a sentir mucha ira y de todo me enojaba. A mis hijos les llegué a pegar en muchas ocasiones porque no hacían lo que yo quería. Todo el tiempo estaba gritando a todos y me corrieron de como seis trabajos por mi actitud. Muchos días no pude dormir. Hace poco discutí con mi esposa y empecé a golpear la pared. Es que todo es difícil”, se lamenta.

DESDE DOLOR DE CABEZA HASTA EL SUICIDIO

Jalarse el cabello, dolor de cabeza, angustia, morderse las uñas, desesperación, insomnio, miedo y hasta intento de suicidio son algunas de las manifestaciones de la neurosis. Hay una alteración emocional que es difícil controlar hasta que estalla y todo se vuelve caótico.

El psicólogo clínico por la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Omar Caloca Lafont, define la neurosis, retomando a Sigmund Freud, como “la enfermedad de la mente”, que llega a manifestarse físicamente en algunos casos con mareos, adormecimiento, fatiga y hasta sentimientos de irrealidad.

“Estamos en pleno siglo XXI donde la enfermedad es el estrés y la depresión, y la neurosis llega a afectar a 6 de cada 10 personas”, indica.

Foto: Yolanda Longino | Diario de Querétaro

DE LA MANO DE LA PANDEMIA

Además refiere que con la pandemia, “aislando a las personas, causó consigo un problema y un aumento en la neurosis colectiva”.

Yanett es ama de casa con problemas de autocontrol. Llegó a Neuróticos Anónimos poco antes del confinamiento en 2020: “tenía unos celos horribles que me hacían sentir infeliz, pero no eran celos comunes en los que te enojas y ya, sino que se volvieron obsesivos. Me daba celos que mi esposo se viera con otras gentes, quien sea, incluso su familia. Le hacía escenas y lo chantajeaba con cortarme las venas o que me iba a tomar pastillas y ya no sabría de mí”.

Con el confinamiento fue más complicado su proceso de mejora, ya que el grupo al que asiste, en la colonia Satélite, tuvo que cerrar por un tiempo debido a las restricciones sanitarias, y aunque hubo seguimiento personal, el no estar en grupo perjudicó sus avances: “hace unos días volví a reclamarle a mi esposo por unas llamadas y me puse tan tensa que la cabeza me dolió durante todo el día. Fue horrible”, acepta.

NEURÓTICOS ANÓNIMOS

Verónica es coordinadora del Grupo Renacimiento, una asociación dedicada al apoyo de personas bajo la denominación de “Neuróticos Anónimos” y que cuentan con grupos por todo el estado, como San Juan del Río, Tequisquiapan, Tolimán, Amealco y en las zonas norte y sur de la capital.

“Hay muchas personas que por el encierro han tenido que convivir con su familia, algo que no hacían de manera continua, y eso ha causado roces. Han venido al grupo y aquí se busca apoyarlos”, comenta.

Añade que hubo una baja del 50% durante el año pasado, principalmente de adultos mayores, quienes son los que más padecen neurosis y en caso de la pandemia, los más propensos a sus síntomas graves, sin embargo, las asociaciones buscaron la manera de acercarse a sus pacientes mediante los seguimientos individuales con los llamados padrinazgos, personas con el mismo padecimiento, aunque con más periodo de terapia, que dan seguimiento y apoyo a los que inician.

La neurosis es un problema psicopatológico en el que las mujeres en edad reproductiva son más vulnerables a desarrollar trastornos, aproximadamente entre 2 a 3 veces más que los hombres. El tipo de tratamiento requiere de una atención continua ya que constantemente se está expuesto a situaciones que pueden provocar una situación de pérdida de control, por lo que la pandemia no solo agudizó el problema personal, sino que limitó su ayuda.

Foto: Yolanda Longino | Diario de Querétaro

APOYO Y SOLIDARIDAD

Algunos expertos en materia de salud mental pronostican serias consecuencias a mediano y largo plazo, por lo que habrá que considerar medidas para atender los casos que se presenten. En palabras de Omar Caloca Lafont habrá tres fases: “la primera es la neurosis, luego un trastorno traumático y, por último, un trastorno de estrés postraumático, el cual se deriva de un síntoma que puede ser un grado de fobia y un trauma en el que la gente se revictimice constantemente”.

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