COLÓN, Qro.- En punto de las 10 de la mañana el templo de Ajuchitlán, luce llena, cientos de personas esperan a que lleguen los familiares y los restos de Luis Fernando, entra al atrio una carroza blanca y elementos de bomberos y protección civil llevan el féretro hacia el interior.
El párroco Baltazar Reséndiz Espínola encabezó la ceremonia. Por más mensajes de consuelo y resignación, la familia está incompleta, perdió al mayor de los hijos.
“En las noticias escuchamos como aumentaron los incendios en varias regiones del país, yo me alarme y les decía a las personas en las misas que trataran de cuidar más del planeta, estamos abusando mucho de la naturaleza, en algún momento se me vino a la cabeza la posibilidad de que la gente que ayuda a menguar los incendios a veces sufre accidente y llegan a perder la vida, la comunidad hoy recibe y abraza a uno de sus hijos que estaba haciendo el bien”.
En medio de la tristeza, repican las campanas, cientos de vecinos, trabajadores de la CONAFOR, protección civil y autoridades municipales participan en el cortejo fúnebre que partió la plaza municipal.
Suenan las sirenas de los camiones de bomberos y de protección civil, dan la bienvenida al cortejo, ya esperan al gobernador Francisco Domínguez y su gabinete, autoridades militares, trabajadores de protección civil, bomberos y de Conafor.
Una mujer reparte moños blancos para colocarlos en memoria de Luis Fernando; hacen el último pase de lista y toda la gente grita “presente”, también recuerdan a la tripulación del helicóptero.
Los familiares son los primeros en montar la guardia de honor, luego las autoridades estatales, los brigadistas de la Conafor y al final otro grupo de autoridades.
Los marinos doblan la bandera, se la entregan al gobernador y se acerca a la familia, da las condolencias saluda a cada uno de sus integrantes. Entrega el lábaro patrio al papá, lo abraza y se retira.
La multitud sigue el cortejo y acompaña a la familia, entra a la capilla del panteón y finalmente dan el último adiós.