Ramón Aguirre trabaja como voluntario en la Cruz Roja desde los 14 años, después de 31 de servicio, forma parte del cuerpo de rescatistas de la institución y ha atendido la emergencia por la pandemia de Covid-19 con la misma intención de ayudar y servir a la sociedad que motivó su primer acercamiento.
Después de presenciar un accidente cerca de su casa y atender a las víctimas junto con su hermano, Aguirre decidió continuar con el aprendizaje en primeros auxilios que había comenzado en su etapa de boy scout en Zihuatanejo, Guerrero. En ese entonces ingresaron a la organización como parte del equipo juvenil.
“Zihuatanejo era un pueblo muy pequeño, había pocas actividades para adolescente, o era tomar alcohol o hacer otro tipo de actividades y prácticamente la Cruz Roja fue mi refugio para librarme de todo eso y aprender cosas nuevas todos los días.
“Se me hizo muy interesante poder ayudar gente, poder aportar algo a la comunidad a la que me merezco”
A pesar de que puede ser una actividad estresante, el trabajar como socorrista, voluntario o adscribirse en alguna otra área de la organización internacional puede volverse una actividad reconfortante, además de la colaboración con la comunidad, se forma un ambiente de compañerismo entre los integrantes que comparten valores.
Ramón Aguirre se profesionalizó como paramédico, por los cursos y certificaciones que ha obtenido, ha llegado a formar parte del grupo USAR y la Fuerza de Tarea 1, que por sus siglas en inglés significa Servicios Urbanos de Rescate. Para formar ser reconocidos como tales, es necesario cumplir con una formación especializada dependiendo del área y las necesidades de las emergencias a atender.
Los integrantes deben cumplir con una formación especializada dependiendo del área y las necesidades de las emergencias a atender, ya sea para rescate vehicular, acuático, derrumbes y áreas montañosas.
En Querétaro, el área cuenta con tres agentes pertenecientes al grupo USAR, aunque afortunadamente no ha sido necesaria su presencia en la entidad, sí han participado activamente en la atención de desastres naturales como el sismo de 2017.
La entidad cuenta con un sistema de Protección Civil y de Bomberos que se ha capacitado y mantenido servicios eficientes de respuestas en situaciones de rescate, por lo que no ha sido necesaria la presencia del grupo especializado en la materia de la Cruz Roja.
Durante la pandemia de Covid-19 ha disminuido dramáticamente el número de voluntarios, por el miedo constante a ser contagiados, lo que para el rescatista es comprensible.
Ramón Aguirre ha experimentado en su propia piel las pérdidas humanas que ha cobrado el Covid, pues dos de sus familiares han fallecido, desde el punto de vista profesional, reflexionó: “la pandemia nos enseñó a hacer un mejor uso del equipo de protección personal, a ser más humanos con nuestros pacientes porque a veces perdemos esa sensibilidad en el día con día, y a hacer más metódico el análisis clínico”.
A la fecha, sólo se han presentado 8 contagios de coronavirus en el personal de socorristas de la Cruz Roja, de acuerdo con Andrés Juárez, coordinador estatal del organismo, lo más probable es que no se hayan enfermado por la exposición en sus labores, puesto que se ha hecho un rastreo lo más exhaustivo posible para identificar el momento del contagio.
La institución es pionera en la implementación del programa Llamadas de Aliento, propuesta de Juárez ante la constante necesidad de comunicar a los familiares con pacientes internados en los hospitales Covid del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Querétaro.
El coordinador estatal aseguró que es muy importante brindar contención emocional a los pacientes, además de la atención prehospitalaria que ofrecen con el servicio de los socorristas; la satisfacción de haber podido contribuir a la tranquilidad de pacientes y familiares lo ha motivado a tocar las puertas necesarias para gestionar su presencia en los hospitales.
El caso de Aguirre y la vocación de servicio que ha manifestado desde los 14 años ha sido excepcional, sobre todo en el contexto mercantil de la dedicación del tiempo a las actividades cotidianas que rige a nuestros días.
“El problema que nos hemos encontrado en esta generación es que ya no hay chicos interesados en ser voluntarios, ya todo se piensa por una remuneración, cuando el ser voluntario es una magia increíble porque no es tanto el venir y dar tu tiempo, es todo lo que le puedes regresar a esa comunidad en la que vives, lo que se puede generar”
No solamente se atienden emergencias en el voluntariado, sino que hay participación en el fomento a las actividades sanas en escuelas y la vinculación con donantes o instituciones necesitadas de labor social, como los asilos.
Asimismo, el área de capacitación se encarga de impartir los cursos de prevención que Protección Civil requiere para el visto bueno en algunos trámites.
