La Asamblea del Barrio de San Francisquito y la regidora de Morena en el ayuntamiento de Querétaro, Ivonne Olascoaga Correa, demandaron proteger a esta zona como uno de los centros culturales más importantes de Querétaro, ya que alberga la tradición de la danza conchera y es un espacio indígena urbano que enfrenta riesgos por el crecimiento del desarrollo inmobiliario.
En un recorrido con la regidora, los colonos advirtieron que la “urbanización acelerada” sume en el olvido al barrio, que enfrenta problemáticas como la inseguridad, la violencia, la pobreza, las adicciones, la deficiencia en los servicios públicos y la gentrificación, que se acrecienta por los cambios de uso de suelo en el perímetro de San Francisquito.
En un comunicado, se señala que esas condiciones van de la mano con lo que llaman un “abierto proceso de despojo” a través de la compra de casas a bajo costo por la iniciativa privada y se teme que incentive la extinción de las tradiciones de San Francisquito, por lo que se demanda su reconocimiento como Comunidad Indígena Urbana.
Desde 2013, la Asamblea del Barrio promueve la creación de un centro comunitario para el desarrollo integral, bajo la dirección y administración de los colonos y de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ). En el lugar se desarrollarían talleres, medicina alternativa y atención social, tras una serie de actividades que se realizaron en los últimos años.
“Esto que ellos están haciendo teje a la sociedad, tejen entre sí a una comunidad, porque están en la defensa de algo que los identifica, que les da identidad, los hace ser particulares y hay que defender eso: la identidad de cada barrio, no hay que modificar eso, tal vez complementarlo”, aceptó la regidora.
A nombre de los habitantes, el antropólogo José Gerardo Bohórquez Molina, señaló que el proyecto de un centro comunitario “es el sueño de San Francisquito”, sobre todo frente al intenso desarrollo inmobiliario y los proyectos de constructores que buscan “apoderarse del barrio”.
“Lo que quieren es hacer un lugar turístico, semejante a lo que ya han logrado hacer con La Cruz, recordemos que San Francisquito y La Cruz es lo mismo, Zaragoza no existía y es la Loma de Sangremal, la fundación de Querétaro”, denunció, al insistir que en San Francisquito “Queremos vivir en paz, queremos que nos respeten, no queremos que empiecen a construir”.
El también escritor sostuvo que el centro comunitario y el reconocimiento como Comunidad Indígena Urbana, salvarían a este sitio que es “Una célula de México y tiene su ADN, toda la estructura del ADN de México aquí se da, problemas económicos, políticos, religiosos, de toda índole. Entonces es muy complejo. Aquí en San Francisquito hay una identidad muy fuerte”.
A principios de este año, los colonos solicitaron a la Presidencia de la república, al gobierno del estado y a la presidencia municipal de Querétaro, reconocer a San Francisquito como una Comunidad Indígena Urbana y cuna de las mesas de concheros, porque es un espacio de origen otomí-chichimeca, que se encuentra “En peligro de extinción” por amenazas “territoriales, poblacionales, culturales y de control político”.