/ sábado 9 de diciembre de 2017

Denuncian anomalías en caso de Pilar Mendoza, queretana asesinada en CDMX

La familia de Pilar Mendoza tiene que vencer el dolor del asesinato de la joven para exigir justicia. Su madre, su hermano y otros familiares llevan casi una semana de inquietudes, de analizar versiones que no cuadran, de enfrentarse a las irregularidades en la actuación policiaca por el asesinato de la queretana en la Ciudad de México, de vivir el duelo sin dejar de pelear.

A sus 24 años de edad, Pilar era egresada de la licenciatura en Intervención Educativa y hace más de un año conoció en una fiesta a Armando Jaimes, de 34 años, su presunto agresor. Él estaba de visita en Querétaro con un amigo mutuo pero vivía en la Ciudad de México. Pilar y Armando platicaban por redes sociales, pero hace tres meses empezaron una relación sentimental. Después de visitarla varias veces, ella aceptó a ir a visitarlo a su ciudad.

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Manuel Mendoza, hermano de Pilar, fue quien la llevó a la Terminal de Autobuses el 1 de diciembre, donde ella tomó un camión a las 3:30 de la tarde para encontrarse con Armando. Ella siempre mantuvo una comunicación constante con su mamá porque son una familia muy unida, sobre todo después del fallecimiento de su padre hace cinco años por una enfermedad.

Todo parecía “normal”. Pilar se comunicaba cada dos horas con su mamá en Querétaro para informar dónde estaba, a dónde iba a pasear. La última llamada fue a medio día, a las 12:35, del 3 de diciembre, pero después de las 11 de la noche quien llamó a la familia no fue Pilar, sino Armando.

“Con una llamada de su celular le dice a mi mamá que Pilar estaba muy mal, que necesitaba que llamara a una ambulancia, él decía que ella no tenía pulso, que estaba muy pálida, pero no decía que ella no tenía vida”, cuenta Manuel.

Armando incluso fingió tocarle a una vecina, quien por teléfono insistió en que la mamá de Pilar llamara a una ambulancia y que ella viajara a unos departamentos en la delegación Gustavo A. Madero. Unos 20 minutos después se comunicó alguien que se identificó como el policía Eduardo y les pedía acudir a identificar al cuerpo, además que ofreció agilizar los trámites de traslado.

https://cdn.oem.com.mx/diariodequeretaro/2017/12/pilar-1.jpg

Esas llamadas hicieron que la familia de Pilar pensara que podría tratarse de una extorsión o un secuestro. Mientras la familia pensaba qué hacer, notaron que Armando empezó a eliminarlas fotografías y publicaciones sobre Pilar de su cuenta de Facebook. En una llamada Armando dijo que posiblemente se había intoxicado con comida, que ella sufrió un ataque epiléptico, que él se desmayó cinco horas.

En varias llamadas con familiares y amigos Armando pedía que la mamá de Pilar fuera a la Ciudad de México, pero que no llevara a Manuel, también decía que Pilar estaba en un hospital y estaba muy mal. La familia se comunicó a Locatel, al 9-1-1, recibieron incluso apoyo de policías municipales de Querétaro que les explicaron cómo buscarla.

Armando se comunicó con la mamá de Pilar, por última ocasión, a las 3:45 de la mañana del 4 de diciembre para pedirle que fuera al departamento. Unos 45 minutos antes de esa llamada, a Pilar la trasladaron del departamento de Armando Jaimes en una ambulancia, pero según el encargado de la Policía Ministerial Raúl Ortega, murió en el traslado y los paramédicos señalaron que la causa probable de la muerta era intoxicación por alimentos.

Antes de las 8 de la mañana del 4 de diciembre, a Manuel le informaron que Armando estaba en calidad de detenido en la delegación Gustavo Madero, como presunto responsable del delito de homicidio y antes de la 10 de la mañana un amigo de la familia de Pilar, identifica el cuerpo. Ese amigo de la familia alcanza a ver a Armando por última vez y se entera que está en calidad de testigo, no de detenido.

Alrededor de medio día, Manuel recibió los resultados de la necropsia, ella tenía sangre en la boca, lesiones en cuello,tórax, abdomen, muslos y rodillas, la causa aparente de la muerte fue congestión visceral generalizada, pero la hora aproximada de la muerte el 3 de Diciembre fue las 5 de la tarde, seis horas antes de la primera llamada de Armando, a quien hasta hoy no se le localiza, después de que abandonara la delegación para “ir a desayunar”.

“Yo no vi las lesiones a primera vista, me interesaba nada más saber dónde estaba mi hermana. Ir por ella. Mi hermana no se veía bien. Tenía sangre en la boca, en el momento, por saber que ya estaba con ella, no vi articulación por articulación, solo la vi, le tomé la frente, me dije: ya la encontramos”, recuerda Manuel.

Después de hacer todos los trámites en la delegación y en elServicio Médico Forense, los familiares trasladaron el cuerpo de Pilar a la ciudad de Querétaro. Llegaron a las 3 de la mañana del 5 de diciembre pero no les permitieron cremarla porque es posible que se deba exhumar para hacer nuevas pruebas.

El día del funeral empezaron las sospechas, los cuestionamientos. “Cuando nos entregaron el cuerpo decían que había lesiones en cuello, abdomen, tórax, muslos, rodillas, que tenía lesiones, estaba en una hoja que firmamos, ahí nos preguntamos si un policía vio que tenía lesiones, por qué no se llevó a Armando detenido, hay muchas inconsistencias, él no estaba en custodia, él estaba como cualquier persona, esperando su turno a declarar”, lamenta Manuel.

A la familia de Pilar nadie le informó sus derechos como víctimas indirectas. No recibieron información de que existe un fondo para ayudarlos a cubrir los gastos funerarios, a contar con respaldo psicológico y hasta el día de hoy no reciben ayuda emocional.

“Lo único que queremos es que salga la verdad, que se vea lo que pasó, tenemos muchísimas preguntas, desde el inicio hubo inconsistencias, los datos no están bien, las declaraciones. Mi mamá está destrozada, mi mamá y mi hermana, aparte de ser mamá e hija, eran amigas, muy muy fuerte. Es una pérdida muy fuerte, pensamos que lo más difícil era la pérdida de mi papá, estaba enfermo, esto que fue inesperado, duele mucho más. Tengo que estar con mi mamá, tengo que estar bien, vivir el duelo, sin dejar de pelear hasta que se haga justicia”, expresa.

Diversas organizaciones se acercaron a la familia para ofrecerle su apoyo. Incluso iniciaron una petición para que se haga justicia en la plataforma Change.org, donde ya cuenta con más de mil 437 firmas y demandan que se investigue como feminicidio, que el caso de la joven queretana no quede impune.

La familia de Pilar Mendoza tiene que vencer el dolor del asesinato de la joven para exigir justicia. Su madre, su hermano y otros familiares llevan casi una semana de inquietudes, de analizar versiones que no cuadran, de enfrentarse a las irregularidades en la actuación policiaca por el asesinato de la queretana en la Ciudad de México, de vivir el duelo sin dejar de pelear.

A sus 24 años de edad, Pilar era egresada de la licenciatura en Intervención Educativa y hace más de un año conoció en una fiesta a Armando Jaimes, de 34 años, su presunto agresor. Él estaba de visita en Querétaro con un amigo mutuo pero vivía en la Ciudad de México. Pilar y Armando platicaban por redes sociales, pero hace tres meses empezaron una relación sentimental. Después de visitarla varias veces, ella aceptó a ir a visitarlo a su ciudad.

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Manuel Mendoza, hermano de Pilar, fue quien la llevó a la Terminal de Autobuses el 1 de diciembre, donde ella tomó un camión a las 3:30 de la tarde para encontrarse con Armando. Ella siempre mantuvo una comunicación constante con su mamá porque son una familia muy unida, sobre todo después del fallecimiento de su padre hace cinco años por una enfermedad.

Todo parecía “normal”. Pilar se comunicaba cada dos horas con su mamá en Querétaro para informar dónde estaba, a dónde iba a pasear. La última llamada fue a medio día, a las 12:35, del 3 de diciembre, pero después de las 11 de la noche quien llamó a la familia no fue Pilar, sino Armando.

“Con una llamada de su celular le dice a mi mamá que Pilar estaba muy mal, que necesitaba que llamara a una ambulancia, él decía que ella no tenía pulso, que estaba muy pálida, pero no decía que ella no tenía vida”, cuenta Manuel.

Armando incluso fingió tocarle a una vecina, quien por teléfono insistió en que la mamá de Pilar llamara a una ambulancia y que ella viajara a unos departamentos en la delegación Gustavo A. Madero. Unos 20 minutos después se comunicó alguien que se identificó como el policía Eduardo y les pedía acudir a identificar al cuerpo, además que ofreció agilizar los trámites de traslado.

https://cdn.oem.com.mx/diariodequeretaro/2017/12/pilar-1.jpg

Esas llamadas hicieron que la familia de Pilar pensara que podría tratarse de una extorsión o un secuestro. Mientras la familia pensaba qué hacer, notaron que Armando empezó a eliminarlas fotografías y publicaciones sobre Pilar de su cuenta de Facebook. En una llamada Armando dijo que posiblemente se había intoxicado con comida, que ella sufrió un ataque epiléptico, que él se desmayó cinco horas.

En varias llamadas con familiares y amigos Armando pedía que la mamá de Pilar fuera a la Ciudad de México, pero que no llevara a Manuel, también decía que Pilar estaba en un hospital y estaba muy mal. La familia se comunicó a Locatel, al 9-1-1, recibieron incluso apoyo de policías municipales de Querétaro que les explicaron cómo buscarla.

Armando se comunicó con la mamá de Pilar, por última ocasión, a las 3:45 de la mañana del 4 de diciembre para pedirle que fuera al departamento. Unos 45 minutos antes de esa llamada, a Pilar la trasladaron del departamento de Armando Jaimes en una ambulancia, pero según el encargado de la Policía Ministerial Raúl Ortega, murió en el traslado y los paramédicos señalaron que la causa probable de la muerta era intoxicación por alimentos.

Antes de las 8 de la mañana del 4 de diciembre, a Manuel le informaron que Armando estaba en calidad de detenido en la delegación Gustavo Madero, como presunto responsable del delito de homicidio y antes de la 10 de la mañana un amigo de la familia de Pilar, identifica el cuerpo. Ese amigo de la familia alcanza a ver a Armando por última vez y se entera que está en calidad de testigo, no de detenido.

Alrededor de medio día, Manuel recibió los resultados de la necropsia, ella tenía sangre en la boca, lesiones en cuello,tórax, abdomen, muslos y rodillas, la causa aparente de la muerte fue congestión visceral generalizada, pero la hora aproximada de la muerte el 3 de Diciembre fue las 5 de la tarde, seis horas antes de la primera llamada de Armando, a quien hasta hoy no se le localiza, después de que abandonara la delegación para “ir a desayunar”.

“Yo no vi las lesiones a primera vista, me interesaba nada más saber dónde estaba mi hermana. Ir por ella. Mi hermana no se veía bien. Tenía sangre en la boca, en el momento, por saber que ya estaba con ella, no vi articulación por articulación, solo la vi, le tomé la frente, me dije: ya la encontramos”, recuerda Manuel.

Después de hacer todos los trámites en la delegación y en elServicio Médico Forense, los familiares trasladaron el cuerpo de Pilar a la ciudad de Querétaro. Llegaron a las 3 de la mañana del 5 de diciembre pero no les permitieron cremarla porque es posible que se deba exhumar para hacer nuevas pruebas.

El día del funeral empezaron las sospechas, los cuestionamientos. “Cuando nos entregaron el cuerpo decían que había lesiones en cuello, abdomen, tórax, muslos, rodillas, que tenía lesiones, estaba en una hoja que firmamos, ahí nos preguntamos si un policía vio que tenía lesiones, por qué no se llevó a Armando detenido, hay muchas inconsistencias, él no estaba en custodia, él estaba como cualquier persona, esperando su turno a declarar”, lamenta Manuel.

A la familia de Pilar nadie le informó sus derechos como víctimas indirectas. No recibieron información de que existe un fondo para ayudarlos a cubrir los gastos funerarios, a contar con respaldo psicológico y hasta el día de hoy no reciben ayuda emocional.

“Lo único que queremos es que salga la verdad, que se vea lo que pasó, tenemos muchísimas preguntas, desde el inicio hubo inconsistencias, los datos no están bien, las declaraciones. Mi mamá está destrozada, mi mamá y mi hermana, aparte de ser mamá e hija, eran amigas, muy muy fuerte. Es una pérdida muy fuerte, pensamos que lo más difícil era la pérdida de mi papá, estaba enfermo, esto que fue inesperado, duele mucho más. Tengo que estar con mi mamá, tengo que estar bien, vivir el duelo, sin dejar de pelear hasta que se haga justicia”, expresa.

Diversas organizaciones se acercaron a la familia para ofrecerle su apoyo. Incluso iniciaron una petición para que se haga justicia en la plataforma Change.org, donde ya cuenta con más de mil 437 firmas y demandan que se investigue como feminicidio, que el caso de la joven queretana no quede impune.

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