Ambientalistas lamentaron la reducción de la superficie dezonas de protección ecológica, toda vez que los cambios de usosde suelo otorgados por los ayuntamientos del 2013 a la fecha,llevaron a que se perdiera el 80 por ciento de las áreas deconservación, sobre todo en el área metropolitana.
Se trata de áreas a las que se les cambió el uso de suelo paracrear desarrollos o bien, sitios a los que primero se desmontó yse causó un daño para obtener luego los permisos, como sucedióen zonas como El Tángano, Peña Colorada, la cañada de la presaEl Cajón y la zona de microcuentas en Santa Rosa Jáuregui, que esun conjunto de cerros, bosques y cañadas, que son áreas deescurrimiento pluvial.
Las activistas ambientales María del Carmen Siurob, AméricaVizcaíno y Diana Laura Juárez urgieron a atender laproblemática, aunque reconocieron que las autoridades empiezan aactuar con más severidad, porque ya conocen los problemas quecausa el desarrollo sin control.
“En Peña Colorada abrimos el año con un desmonte de treshectáreas y con cuatro incendios. Es el modus operandi,gradualmente van incendiando, llegan con máquinas un domingo, finde semana o día festivo, desmontan una cantidad muy grande, dejanque crezca la vegetación y año siguiente, como está dañado,obtienen los permisos, pero esa práctica está terminando enQuerétaro, porque los gobiernos realmente están preocupadosporque eso les ocasiona problemas de administración,hidrológicos, sufren inundaciones en zonas donde no se habíapresentado”, resaltaron.
El caso de Peña Colorada recibió toda la atención de lasautoridades, que “nos garantizaron que van a actuar de maneracontundente y rotunda contra quien haya hecho eso”.
Sin embargo, la reducción de las áreas de conservaciónecológica genera más preocupación por el destino de la flora yla fauna silvestres porque cientos de animales “son aplastados”cuando el desarrollo urbano llega a sus zonas de origen.
Subrayaron que en este crecimiento sin control, la vegetacióntambién sufre un daño brutal, que requiere una atencióninmediata, por parte de las autoridades.
María del Carmen Siurob resaltó que todas estas áreas deprotección son un esfuerzo de la sociedad organizada, pero cadavez que se revisa la superficie, el decreto abarca a menoshectáreas.
Como ejemplo, señaló a El Tángano, que protegió más de milcien hectáreas y luego se perdieron más de 250 hectáreas que seeliminaron del área de conservación, porque a las “zonasprotegidas se les ve como algo utilitario, zonas a las que puedenhacerle lo que quieran”.