El crecimiento de la ciudad, el cambio en las dinámicas familiares y la violencia en escuelas o en la misma familia son algunos de los factores que propician el estrés en los niños.
De acuerdo con Javier Enrique Rosas Aparicio, médico psiquiatra y paidosiquiatra del Centro Estatal de Salud Mental de Querétaro (CESAM), el estrés es uno de los factores más importantes localizados en la psicopatología de niños y adolescentes.
Rosas Aparicio señala que en los pacientes más pequeños se identifican con mayor frecuencia trastornos del neuro desarrollo, como déficit de atención e hiperactividad, trastornos de aprendizaje, o de lenguaje, así como discapacidad intelectual.
Sin embargo, en esta población también se ha identificado trastornos de adaptación provocados por algún factor estresante muy severo como el abuso sexual, la violencia doméstica o el maltrato infantil.
“La violencia ahorita en la escuela es tremenda. El consumo de sustancias dentro de la escuela también es grande, el bullying escolar, el acoso escolar está desde muy pequeñitos”, señala.
De acuerdo con el especialista, en escolares, son recurrentes los trastornos de aprendizaje, el déficit de atención e hiperactividad, al igual que la depresión y la ansiedad.
“La prevalencia o la consulta por depresión y ansiedad podemos decir que de cierta manera ha subido y la violencia, tanto en casa, la escuela, como en la colonia es un factor importante”, añade.
Aunque de acuerdo con el especialista, principalmente los adolescentes presentan problemas de adicciones, al alcohol o las drogas, este problema también se observa en niños más pequeños; el PVC, la marihuana, los inhalantes, el cristal o la cocaína son las sustancias más consumidas.
“Mi paciente más pequeño que ha consumido es de ocho años (...) Antes se pensaba que esto (se daba) en la zona urbana o en las colonias, pero ya nos están llegando pacientitos de la sierra con adicciones”, agrega.
Virginia Escoto, integrante del Colegio de Psicólogos y directora de CAEPSI, explica que situaciones como el anhelo a una mejor calidad de vida y la necesidad económica, que obliga a los padres a laborar durante largas jornadas, también afectan a los menores.
Ambos especialistas coinciden en que estos ambientes y la dinámica de trabajo absorbente hacen que los niños crezcan “solos”.
“Hay una parte importante que papá y mamá salen a trabajar o a estudiar también porque quieren formarse y los niños están creciendo solos”, apunta Rosas Aparicio.
Esta situación, expone Rosas Aparicio, y con el acceso a internet o a redes sociales, expone a los niños a información, que a su nivel de pensamiento, no les permite discernir entre “lo bueno y lo malo”.
“Tienen una exposición impresionante desde el teléfono celular a las noticias alarmantes que, a lo mejor, no tendrían ellos porque estar expuestos (...) cosas muy violentas que los niños tendrían que estar en el juego”, menciona Escoto.
La especialista egresada de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) agrega que los menores también padecen situaciones estresantes por la exposición a la publicidad y que obliga a las personas a aspirar a cierto tipo de bienes o de bienestar emocional; al igual, que la migración a otros lugares.
“Eso desencadena que los roles familiares tengan un cambio”, explica.
De acuerdo con Escoto, los menores expuestos a situaciones estresantes lo manifiestan a través de la conducta; se aíslan, se sienten tristes, o presentan problemas de alimentación; también reconoce, pueden manifestarlo a través de la agresividad, o replican la violencia que viven en sus familias.
“...juegan poco se vuelven aislados, introvertidos (...) La conducta de los niños es la que te va a decir que algo está pasando en ellos”, señala.
EN REZAGO SALUD MENTAL
En Querétaro, de acuerdo con Rosas Aparicio, es necesario “renovar” e intervenir las políticas de salud mental en la entidad, ya que prevalece el “tabú” y el paciente psiquiátrico es relacionado con creencias religiosas.
“...siempre ha sido que la gente no sepa, que la familia y la comunidad no sepa que tenemos al alguien con trastornos mentales porque es algo malo, porque es un pecado (...) Tenemos que intervenir en las políticas públicas, tenemos que darle más importancia”, señala.
Rosas Aparicio recalca en la necesidad de aplicar políticas de prevención para la salud mental, y que se involucren tanto las instituciones educativas, como los líderes comunitarios y las autoridades , para prevenir tanto la depresión, los trastornos de ansiedad y la violencia; esto aunado en hacer cambios en las familias.
“Si logramos prevenir podemos, incluso, no llegar a situaciones graves como la depresión, o los trastornos de ansiedad o el suicidio”, puntualiza.
