Ilsa Aguilar Bautista es su nombre desde el 15 de junio del2015. Se llamaba Salvador hasta que un juzgado familiar autorizóreconocer su nueva identidad como mujer transexual. Sin embargo,eso no fue motivo suficiente para que la Universidad Autónoma deQuerétaro (UAQ), reconociera sus derechos al momento de expedir sucertificado de estudios profesionales.
El año pasado, cuando el juzgado familiar le otorgó derechosciviles a Ilse, cambió su acta de nacimiento y su pasaporte antelas autoridades de la Secretaría de Relaciones Exteriores(SER).
Sin embargo, la Máxima Casa de Estudios queretana se negó aexpedir su certificado académico con su nueva identidad, pese aque luego del fallo del juzgado familiar, la UAQ le diera unarespuesta condicionante: "las autoridades universitarias mecomentaron que sí cambiarían mi expediente siempre y cuandotuviera mi acta de nacimiento, mi CURP y mi certificado debachillerato con mi nueva identidad".
Postura que lamenta, así como el poco interés legislativo porordenar y actualizar las leyes estatales para que esos gruposminoritarios y vulnerables sean tomados en cuenta.
Pese a ello, tuvo que pasar por una batalla campal para serreconocida, desde entablar una demanda contra el titular delRegistro Civil por negarle el derecho desde 2013, la nuladisposición de respeto a los Derechos humanos en materia dediversidades sexuales y de identidad de género, hasta interponeruna queja en la Defensoría de los Derechos Humanos del estado deQuerétaro.
Primero logró la modificación del nombre en el acta denacimiento por el de Ilsa Aguilar Bautista, con el que seidentifica públicamente, gracias a la queja interpuesta ante laDefensoría de los Derechos Humanos del estado de Querétaro, peroseguía pendiente la modificación del acta de nacimiento en loreferente al apartado del sexo.
Por fin el 15 de junio de 2015 el Juzgado Familiar del estado deQuerétaro dictó sentencia definitiva, que puso fin al juicio",ordenando al registro Civil que modificara el acta de nacimiento enlo referente al apartado del sexo, quedando femenino en vez demasculino, debido a los argumentos jurídicos presentados por laparte defensora.
Pero su batalla no terminó ahí, tuvieron que pasar 15 mesesmás para que la Universidad Autónoma de Querétaro, reconocierasus derechos y su nueva identidad para expedir su certificado deestudios profesionales como socióloga en la Facultad de CienciasPolíticas y Sociales.
"Considero que mi caso sí sienta un precedente en Querétaroporque la universidad pública se enfrentó por primera vez al casode una persona matriculada transexual, que le dio la oportunidad ala propia institución de romper con viejos esquemas establecidospor una sociedad preponderantemente moralista".