Es algo increíble y único que no puedo describir con palabras porque hay que vivirlo, compartió un peregrino que por primera vez lo hace junto a su padre, con el que estuvo peleado por mucho tiempo y hoy la fe los vuelve a unir.
Al pasar frente a la imagen de la Virgen de Guadalupe en la Basílica, los sentimientos están a flor de piel y eso se nota en las lágrimas que resbalan por el rostro de los fieles.
“Se me enchinó la piel, es una alegría, el corazón me palpitó más y como por arte de magia se me quitó lo cansado”.
El hombre de fe que nos compartió su experiencia comenzó el camino desde el domingo 15, ya que pertenece al grupo 1 San José El Alto y su asistencia fue motivada a que su padre prometió a la Virgen llevarse bien con su hijo y ahora los dos pagan la manda.
“Mi papá me encomendó a mí y venimos a pagarla, me encomendó para estar bien, porque no nos hablábamos, pero ahorita ya todo marcha normal”.