“Ha llegado la hora de semejarnos con Cristo en su muerte, para parecernos en su resurrección; ha llegado la hora de morir junto con Cristo para resucitar con él; ha llegado la hora de servir a Jesús y seguirlo hasta el extremo; ha llegado la hora en la que el hijo del hombre sea glorificado y nosotros con él”, expresó el Vocero de la Diócesis de Querétaro, José Martín Lara Becerril, al comunicar el mensaje que este domingo debe dar cada parroquia en el mundo.
Este domingo quinto de Adviento de la Cuaresma, y tras deshacernos del maligno de nuestras vidas, tomar el camino de la transformación, y exaltar el valor de la Cruz, acertó, está casi completo el camino bautismal, pues ahora no queda más que morir para resucitar y regocijarnos.
Por ello, el padre pidió a los fieles vivir la quinta semana en vísperas de semana santa, con alegría y entusiasmo, pero sobre todo “sin miedo”.
Dice Jesús: “Ahora que ha llegado esta hora, ahora que siento miedo, ¿le voy a decir a mi padre que no? Precisamente para esta hora he venido, para sufrir la muerte dolorosa y compartir y tener una resurrección gloriosa; y esa es la suerte y la vida de cada uno de los cristianos. Ojalá que, con alegría y entusiasmo, nosotros vivamos este quinto domingo del tiempo de la cuaresma, porque ha llegado a hora”, agregó.
“Este quinto domingo podemos resumirlo en una frase: “ha llegado la hora”. Y dice Jesús que ha llegado la hora de celebrar su Pascua; y esa pascua podemos nosotros entenderla y reflexionarla en tres momentos”, explicó Lara Becerril, también Vicario en Querétaro.
Los tres momentos, abundo, se refieren a “que ha llegado la hora en la que el hijo del hombre se ha levantado entre el cielo y la tierra, para ser contemplado y que muera en una muerte dolorosa; ha llegado la hora en la que hijo del hombre será levantado”.
Y continuó: “ha llegado la hora del juicio de este mundo, porque todo aquél que contemple a cristo crucificado y traspasado en la cruz, el juicio consiste en creer en él o rechazarlo a él. El que crea hará las obras de la luz, las obras de la salvación y la alcanzará. El que no crea en el hijo del hombre levantado en la cruz, caminará en las tinieblas y será el camino de la condenación”.
Al final de este camino bautismal, se congratuló el padre, “ha llegado la hora de que el maligno sea juzgado y sea derrotado de este mundo. Porque al llegar Jesús y su reino, entonces el reino de las tinieblas quedará alejado. Ha llegado la hora de sembrar el trigo en el surco para que este trigo muera y de allí venga la vida una imagen muy bonita con la cual Jesús habla de su muerte”.
Ha llegado la hora también –dijo- en que resuene la voz, como el domingo de la transfiguración, aquél voz potente venida del cielo, donde diga: lo he glorificado y lo volveré a glorificar. Ha llegado la hora de la glorificación. En que Dios glorificará a su hijo después de su muerte dolorosa. Ha llegado la hora en que de ese grano sembrado produzca la vida, y la vida sin final.
“Esta es la Pascua de Cristo, este es su misterio Pascual. Por eso, más que hablar de la muerte, es hablar de la vida. Más que decir que Jesús murió, hablamos de que su muerte produjo fruto; y fruto en abundante.
Más que decir que Cristo está derrotado, es hablar de que sus sufrimientos han producido un momento de gloria eterna.
“Aquél que lo mire traspasado y glorificado, tiene que seguirlo. “Para que donde yo esté, esté también aquél que me ha seguido”. El que me ha seguido en la muerte, me seguirá también en la gloria. El que me sirve en la tierra, me servirá también en el cielo.
Ha llegado la hora de que el cristiano se asemeje a Cristo crucificado, para semejarse en su gloria. Ha llegado el momento en que el cristiano sea verdaderamente honrado por el padre después de sufrir una muerte dolorosa para contemplar y tener una resurrección gloriosa.
Y concluyó: “Ha llegado la hora de hacer una nueva alianza con Cristo, y que sea grabada en todos los corazones de aquellos que han seguido a Jesús”.