CUAUTITLÁN, Estado de México.- Llegar a la casita donde vivió San Juan Diego y en la que se llevó a cabo la quinta aparición de la Virgen de Guadalupe, es para las peregrinas queretanas un momento de emoción y alegría, porque significa que se encuentran cada vez más cerca de llegar a contemplar el rostro de la Guadalupana tras un camino de 16 días para las que vienen desde la Sierra Gorda y ocho para las que salieron de la capital.
En una jornada que comenzó a las cuatro de la mañana del sábado, luego de que la columna femenina partió de Tepotzotlán, las queretanas llegaron al Santuario Diocesano de la Virgen de Guadalupe y Casa de San Juan Diego, uno de los lugares más emblemáticos de las apariciones guadalupanas, para descansar antes de la hora santa y celebración litúrgica que fue oficiada por el obispo de Cuautitlán, Guillermo Mondragón.
A pesar de que el cansancio de los días ya se refleja en el rostro de las peregrinas, la emoción de llegar a uno de los lugares donde se apareció la Guadalupana las llena de emoción, una a una entra al santuario deseosas de ver y sentir el ambiente del lugar, a la espera posiblemente de que la Virgen Morena les pueda hablar tal como lo hizo hace casi 487 años.
“Lloro de emoción porque sé que la Virgencita estuvo aquí, además estamos ya muy cerca de contemplar su rostro y agradecerle todo lo que ha hecho por nosotras”, menciona María, quien ha caminado a la Basílica desde hace más de seis años.
Y es que todo el cansancio y los obstáculos que han presentado a lo largo del camino, dicen vale la pena, ya que la Guadalupana las bendice a ellas y sus familias durante todo el año, es por ello que una vez que prueban la peregrinación, no pueden dejarla atrás.
Hoy llegan al Tepeyac, después de muchos días de camino; el cansancio, los problemas, preocupaciones y hasta la enfermedad se olvidarán en esa banda eléctrica que las transportará por tan solo unos segundos, a contemplar el rostro de la Guadalupana, a la espera de que la edición número LX empiece.