Además de que el INEGI confirmó un descenso de católicos en Querétaro, tras revisar los resultados del Censo de Población y Vivienda 2020, la Iglesia Católica está enfrentando una crisis económica, derivada de la pandemia por Covid-19, misma que está alcanzando a conventos.
Pero no solo la católica, sino las iglesias cristianas en general, aseguró Francisco Javier Pérez Méndez, especialista en religión dentro de la carrera de Sociología en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).
“Me sorprende el hecho de que haya iglesias o Diócesis, incluso conventos que están entrando en posibilidad de quiebra. Y más porque se tiene el imaginario colectivo social de que la iglesia católica es rica, con mucho poder; sin embargo, muchas Diócesis se mantienen de las limosnas, obviamente entre más gente haya, habrá mayor solvencia económica”, señaló.
El especialista abundó en que en algunas Diócesis que dependen de áreas rurales o de poca afluencia “donde incluso los sacerdotes han ten ido que salir a vender cosas para sobrevivir, o hacen rifas, venden tamales”.
“Uno no esperaría eso, pero nos habla justamente de la crisis que se están sufriendo, incluso, las iglesias evangélicas. Hay que entender que las iglesias como instituciones sociales no reciben apoyo del Estado. En este país no, aunque hay otros países en donde las iglesias están a cargo del Estado y los sacerdotes son funcionarios públicos”, explicó.
Respecto a la renovación de la iglesia católica y la pérdida de creyentes, el catedrático apuntó que la llegada de otras cristiandades ha hecho que el porcentaje disminuya.
Una señal de que la iglesia Católica enfrenta una crisis de creyentes, es que no hay renovación sacerdotal.
“Los ministros de cultos están envejeciendo. Hay poca renovación vocacional en el sacerdocio católico”, señaló el investigador de la Facultad de Sociología de la UAQ.
Situación que enlazó, de manera natural, a las muertes de sacerdotes que se han dado recientemente por el Covid-19.
“La actividad es de riesgo. Se quiera o no el sacerdote, en esta cultura que vivimos, es llamado a atender a los pacientes de fase terminal, ya sea un sacerdote o el pastor de cualquier iglesia evangélica”, reviró el especialista al destacar que falta que se den a conocer los números totales de ministros religiosos víctimas de Covid-19, no solamente sacerdotes.