Han pasado cinco décadas desde que doña Carmen Lorea Pérez, una fiel feligresa originaria del barrio de San Francisquito, comenzó a recibir la ceniza en el ahora Santuario de la Santa Cruz. Acompañada de sus hijas y nietas, esta tradición se ha convertido en un ritual anual que marca el inicio de la Cuaresma para su familia.
Devota y respetuosa de la abstinencia de carne durante este período, doña Carmen acude al Santuario durante el inicio de la Cuaresma, llevando consigo a su hija, quien sigue la tradición familiar, y ahora también a su nieta, a quien desean transmitir esta arraigada práctica religiosa.
"Tengo 50 años viniendo aquí al templo de La Cruz. Mis papás me traían de niña y yo vengo cada año. Para nosotros los católicos esta es la fecha más importante de nuestra creencia, aparte de Navidad, y nosotros oramos y nos mantenemos guardados, como me lo enseñaron mis padres".
Como en otros tiempos, doña Carmen sostiene que, a partir de esta fecha, no solo se prohíbe el consumo de carne, sino que también se evita la música y la televisión durante los días más importantes de la Semana Santa, desde el Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección. Para ella, este período representa un momento de reflexión profunda sobre el significado espiritual de estas fechas.
"Mi mamá nos regañaba todo el tiempo, decía que no podíamos tener nada de televisión o de salir a la calle a jugar, menos de fiesta, porque son días de luto. Debemos honrar a nuestro Señor Jesucristo, a Dios, a la Virgen de Guadalupe. Yo intento mantener eso, lo hice con mi hija y ahora lo intento con mi nieta".
Doña Carmen, de 55 años de edad, su hija de 30 y su nieta de 10 conforman una familia con varias generaciones que se esfuerzan por mantener viva esta tradición religiosa. Sin embargo, Doña Carmen comenta que, aunque no tuvo dificultades con su hija, ahora enfrenta un desafío mayor con su nieta debido a la influencia de la tecnología y su fácil acceso, lo que dificulta la tarea de transmitir esta práctica.
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"Ahorita andan atareados con el celular, con el internet, las redes sociales. Todo el tiempo con el celular en la mano. Necesitamos que entiendan la importancia de este evento y que no pasa nada si no están en internet tres o cuatro días. No se les quita nada a los jóvenes si toman un momento de su tiempo para pensar en Dios".
Con cantos, oraciones y la liturgia propia del Miércoles de Ceniza, las parroquias de la ciudad marcaron el inicio de un periodo de cuarenta días de preparación espiritual, invitando a los fieles a profundizar en su fe y a buscar la conversión del corazón como preparación para la celebración de la Pascua.