Esta semana, es la semana de la cruz, en la que el hijo del hombre tiene que ser levantado en la cruz, como un signo de amor de Dios hasta el extremo, y de un signo de amor de Jesús, igualmente hasta el extremo, por lo tanto, el hijo clavado en la Cruz es la expresión más grande de amor jamás vista.
Es así que desde este IV Domingo de Cuaresma la tarea es recordar este acto de amor tan grandes y recordar el verdadero significado de la cruz, debemos tener presente a la cruz en este camino bautismal de Cuaresma, señaló el Vicario de la Diócesis de Querétaro, Martín Lara Becerril, en su acostumbrada homilía de los domingos, en el Templo de Santa Rosa de Viterbo.
Abundó que el evangelio según San Juan Nicodemo, quien era un hombre culto y de leyes, acudió al consejo de Jesús en una de las tantas noches que pasó por Jerusalén, tras el diálogo, el consejo resultante fue un cambio radical: era necesario renacer o renovarse de manera completa.
Es ahí que se enlaza otro texto bíblico, en el que se relata que Moisés levantó a la serpiente en el desierto, profetizando que así “sería levantado el hijo de hombre y suspendido entre el cielo y la tierra”, versión que corresponde a lo que la Biblia relata miles de años después: En donde previo a su muerte, Jesús relata que, esta será prueba de que es el hijo de Dios y habrán de creer en él.
En contraste Moisés relata dentro de la historia de la serpiente, de que todo aquél hombre que fuera picado por ella en el desierto y mirara una serpiente de bronce que Moisés había mandado a hacer, encontraría la salvación y el antídoto contra el veneno mortal.
Otra de las tareas familiares durante este Domingo de Adviento es buscar –preferentemente fabricar- un cirio pascual; se trata de una vela más ancha y grande que las comunes, pero tiene dibujada una cruz, los signos del alfa, de la omega y el año y cinco granos de incienso clavados.
“En algunos lugares en este día se hace una colecta especial para adquirir el cirio. Sea con el donativo de cera o con el de dinero, el cirio es una ofrenda, y cobra sentido la expresión del pregón pascual: En esta noche de gracia, acepta, Padre santo […]la solemne ofrenda de este cirio, hecho con cera de abejas,” explicó Monseñor Lara Becerril.
Es un símbolo de Cristo resucitado y de su luz. Es una vela de renovación anual. Se bendice en la Vigilia Pascual de cada año, con lo cual se sustituye el del año anterior. En la Vigilia Pascual, fuera de cada templo, se enciende el fuego nuevo y se bendice con una oración. Tras ello, se le pasa al celebrante el cirio, en el que traza una cruz, el signo del alfa y el de la omega y cinco granos de incienso”, es el rito, detalló el Vicario.
Tras ello, el cirio es llevado encendido en procesión hasta el presbiterio. Ahí se coloca en un candelero a un lado del ambón (no en el centro del presbiterio), pues así se simboliza en la Liturgia de la Palabra que sigue al pregón pascual, que la Escritura se entiende a la luz de Cristo.
“En ese lugar debe de permanecer todo el tiempo de Pascua, encendiéndose en las celebraciones litúrgicas”, indicó.
Terminado el Tiempo de Pascua, el cirio debe de colocarse junto a la fuente bautismal y permanecer apagado. Únicamente se encenderá en los bautismos, y también puede usarse en las misas de exequias, colocado junto al féretro, y en las bendiciones de nuevas fuentes bautismales.