Con más de 35 años reparando niños Dios, María González Licea es la restauradora más popular en El Pueblito, por sus manos artísticas han pasado casi todos los niños que ocupan un lugar especial en los altares y las casas de familias de este tradicional municipio.
Autodidacta pero con un instinto artístico muy desarrollado, su taller ocupa un pequeño espacio de su casa, de apenas dos metros por dos, una silla, una mesa y pinturas, el patio abierto donde la iluminación es adecuada y natural.
“Empecé en 1985 un señor que vino de Guadalajara estaba en el santuario, vino a arreglar una mesa con un medallón y estaba otro muchacho que tallaba madera y nos invitó a otras dos muchachas y a mí y ahí estuvimos ayudándolo, el señor se llamaba Miguel Hernández, ya murió, con el aprendimos porque luego no quieren decir todo lo que saben, yo veía y le preguntaba cómo se preparaban algunos materiales y me decía luego y nunca me dijo nada”.
Al principio María solo observaba como el artista preparaba materiales, a pesar de que mantenía el secreto, fue aprendiendo a mezclar colores y combinar, finalmente Don Miguel murió y no pudo enseñarles.
Otro de los aspectos que la hace muy popular es que no cobra una cantidad cara, solo lo que corresponde al gasto en materiales, lo hace por amor al niño Dios y por restaurarlos.
“Le tengo cariño al trabajo, me da gusto hacerlo y todo, es un trabajo que siempre he hecho y me ha gustado hacerlo, hace como un año me operaron y me dijo la doctora que de tanto trabajo se me deterioró un poco la córnea y alcanzó a ver y por eso sigo, hay muchas personas que en otros lugares si les cobran o piden más por restauración, no me gusta cobrar mucho, mejor que paguen el precio que consideren”.
María asegura que vestir niños dios debe ser con respeto, con amor y sobre todo para preservar la imagen del salvador que acompaña a las familias todo el año.
“Ahorita que se acerca la temporada de la candelaria traen muchos niños, la mayoría son por raspaduras, se les cae un dedo, no lo saben vestir bien y se le atoran los dedos, no le viene la ropa y lo primero que se rompen son las manos o dedos”.
También ha hecho intervenciones mayores, incluso restauro el misterio del altar del Santuario de El Pueblito y una Virgen Dolorosa, en pueblos como Bravo le han solicitado restaurar ángeles que lucen en el altar principal