Colón, Qro.- Luego de dos años sin la posibilidad de visitar a la Basílica de Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, debido a la contingencia sanitaria provocada por la Covid-19, miles de peregrinos de diversas parroquias se hicieron presentes para participar en la llamada “Fiesta Grande”, una de las celebraciones religiosas más importantes de Querétaro.
Por grupos o de manera individual, los peregrinos fueron llegando a la explanada de la Basílica para cumplir su cometido y demandas religiosas, recibiendo las distintas misas que se realizaron durante la mañana como parte de las actividades programadas.
Además de las decenas de puestos en los alrededores de la Basílica con venta de comida, ropa, artesanías y objetos religiosos, los peregrinos descansaron en cualquier rincón de la zona, y los que llegaron con anterioridad colocaron casas de campaña para pasar la noche y resguardarse del frío.
Se contó con la presencia de cuerpos policiales quienes resguardaron el sitio para protección de la ciudadanía y dirigían el tránsito vehicular para el cuidado de los peregrinos que llegaran durante el transcurso del día. Asimismo, se mantuvieron activas las medidas sanitarias tales como el uso de gel antibacterial y de cubrebocas.
OBISPO RESALTA CELEBRACIÓN
Durante la misa ofrecida por el obispo de Querétaro, Fidencio López Plaza, a partir del mediodía, señaló la importancia de esta celebración a nivel regional y como parte importante de la fe católica, por lo que dio sus bendiciones a peregrinos que acudieron en esta ocasión.
Relató los pasajes bíblicos correspondientes a la Semana Santa, donde reflexionó sobre los significados de estos para la vida católica, y lo que representa cada uno de estos episodios y el cómo adaptarlos a la vida cotidiana de los fieles católicos.
En tanto, los peregrinos iban llegando a la plaza de esta Basílica, así como la participación de decenas de motociclistas quienes se hicieron notar con el sonido de las bocinas, en una caravana que llegó por un costado de la misa, para integrarse a los actos celebratorios.
La historia de la construcción de esta Basílica se debe a la gran afluencia de peregrinaciones al templo de Santo Domingo para venerar a la imagen de la Virgen de los Dolores, la cual fue trasladada en 1703 de Zimapán a Cadereyta y posteriormente a Santo domingo en 1705, en donde estuvo casi dos siglos hasta que se construyó su nuevo templo, hoy Basílica de Soriano.