La iglesia católica en Querétaro, perdió un sacerdote más a causa del Covid-19, tras tres semanas de haber luchado contra la enfermedad, explicó Monseñor José Martin Lara Becerril, al externar su pesar, pues previo a esta entrevista, había acudido a oficiar la Misa de Exequias.
El padre Javier, quien oficiaba en la Parroquia de Nuestra Señora de Lourdes, ubicada sobre la calle Jesús Reyes Heroles de la colonia Lázaro Cárdenas, ubicada al sur de esta ciudad de Querétaro, fue vencido por el Covid-19, lo que es lamentable para los fieles que acudían a la parroquia.
“Desconozco la edad que tenía de manera exacta, pero sí recuerdo que el año pasado le celebramos 50 años de sacerdocio”, indicó el vocero de la Diócesis, Martín Lara Becerril.
Con este caso ya suman 7 los sacerdotes caídos en aras de su oficio, y toda vez que no se les ha prohibido realizar una de sus mayores tareas de riesgo que es la acompañar y dar aliento a los enfermos, y tampoco se niegan a implementar los santos óleos.
Si bien, el Obispo de Querétaro, Fidencio López Plaza, señaló en un memorando ciertas directrices a seguir, lo único que se pide sea aplazado sean las Bodas y los XV años, así como comuniones y confirmaciones.
Sin embargo, el comunicado señala claramente que las tareas de fe hacia enfermos y exequias no se pueden negar, ya que de acuerdo a los cánones, éste sacramento no puede aplazarse.
En exequias llevadas a cabo este domingo en esa parroquia, el sacerdote oficiante no pudo ocultar su profunda tristeza, pues esta semana falleció su papá, luego se presentó un grave acontecimiento familiar el cual no pudo decir por el nudo en la garganta y luego la partida del padre Javier.
“Dios me está amando tanto, ustedes perdones, se oye feo, pero no he tenido tiempo ni de chillar Y luego nuestro padre Javier, quien muchas veces los aconsejo, los escuchó en la reconciliación, y otras veces –aunque él no regañaba- nos decía ‘merecido lo tenemos’ cuando tenemos que corregir. Y entregamos la vida, de mi papá, la del Padre Javier, de todos los seres queridos”, expresó.
Sin querer, en su homilía, hizo constar que precisamente la iglesia no se ha alejado de los enfermos.
“Como Melina Nieto, a quien apenas el sábado pasado la fui a ver; estuvimos platicando, haciendo oración, pidiéndole que se pusiera en manos de Dios (ya murió). El viernes en la noche fui a ver a otra enfermita, y ya falleció; hoy será su misa”, lamentó;
Entre todas estas situaciones tan adversas, el padre Alejandro, dijo que la vida es rápida y pasajera, “nos queda, primero, el recuerdo de Dios, porque nos ama y el recuerdo de nuestros seres queridos. Tu recuerdo señor, es nuestra alegría. Todo nos habla de la salvación un Don gratuito de Dios y no cosa meritoria de nuestras obras”, concluyó.