/ domingo 22 de diciembre de 2019

Mujeres amealcenses: la necesidad de parir y nacer en la escasez

Marilí Marcial Marcial tiene 25 años y es madre de cuatro: hijos, tres de ellos los tuvo en casa, asistida únicamente por su suegro y esposo, sin camas especiales, anestesias o demás aparatos médicos como en cualquier parto en hospital

Marilí Marcial Marcial tiene 25 años y es madre de cuatro: Martha, Diego, Joel y Santiago. Tres de ellos los tuvo en casa, asistida únicamente por su suegro y esposo, sin camas especiales, anestesias o demás aparatos médicos como en cualquier parto en hospital.

“Fueron ellos los que me vieron y fueron los que le cortaron el ombligo; aquí no hay traslado para ir al doctor, si uno tiene dinero se va a ir al doctor sino no. Por lo mismo nosotras aquí en la casa los tenemos. Aquí la mayoría de las mujeres tienen a sus bebés en sus casas.”

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

Vive en la última comunidad del municipio de Amealco, El Gallo, situada a una media hora de la cabecera municipal y a una y media de la capital queretana. Entre grandes cerros donde las casas están dispersas en el verde campo y las temperaturas en invierno bajan a menos cero grados centígrados. Son alrededor de unas cuarenta familias las que viven ahí.

A pesar de que ya es derecho constitucional, más del 15% de la población en México no tiene acceso a servicios de salud., la falta de recursos, el desinterés y la poca información con que cuentan son algunos de los motivos. Amealco de Bonfil y San Joaquín son los municipios con mayor índice de pobreza en los que también está presente la pobreza extrema, según el consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

La escasez en que viven han limitado a las mujeres de la comunidad a parir en sus casas, trasladarse al Centro de Salud de Amealco representa una condición complicada ya que no cuentan con teléfonos, transporte público frecuente y mucho menos automóviles propios la ambulancia no va por ellas si no es “rentada”, tienen que cubrir el costo de la gasolina que son 2 mil 800 pesos.

“De dónde va a agarrar uno para darle gasolina a la ambulancia, el municipio está para ayudar, no para pedir para la gasolina, le exigen a uno el dinero si no, no vienen, se han muerto niños porque está lejos el centro de salud, o ya cuando tienen meses (de nacidos) mueren los niños o se les mueren en su panza, nacen muertos”, frunciendo el ceño nos lo platica Marilí.

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

Labor de parto

Para su primer hija, Marilí tuvo la oportunidad de ser atendida en un centro de salud, pero los otros tres lo tuvo en casa, el más pequeño tiene dos años, la labor de parto comienza desde que empieza a sentir los dolores y es cuando le mandan avisar a su suegro (quien hace la función de partero) para que vaya a la casa.

“Me tomo el té, como mi suegro es el que sabe pues nos lo recetó, la hierba se llama ´oreja de rata´, con ese rápido, ese se toma para que se vengan los dolores y el bebé venga pronto y rápido nazca, ya después uno arroja sangre, se revienta la fuente y es seña de que ya viene el bebé, yo duro un día o una noche así con dolores, y ya cuando menos acuerdo ya tengo a mi bebe”.

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

Su esposo, Julio, estuvo solo en dos de tres partos que tuvo en casa, cuando ocurrió el otro andaba trabajando “y cómo le avisaba” se cuestiona Marilí. Los esposos en esa comunidad ayudan a las mujeres a prepararles el té, a cuidar y llevar a otro sitio a los demás hijos, a preparar y ordenar el cuarto en donde será el parto; también ayudan en otros trabajos domésticos. Cuando entra en labor de parto Marilí, Marcial la sostiene de cintura, cadera y vientre, “arrima” lo que vaya haciendo falta pero es el suegro quien recibe al recién nacido.

En México, quienes prestan el servicio de partería pueden ser: licenciados en enfermería y obstetricia, parteras profesionales (formadas en el extranjero, en donde existe la partería como profesión), parteras técnicas (egresadas de escuelas de partería de nivel técnico) y parteras rurales o tradicionales (sin educación formal) como lo es el suegro de Marilí.

Mamá adolescente

Ella se juntó cuando tenía 12 años y a los 15 tuvo su primer hija. Su esposo es 10 años mayor que ella. “Yo me junté por que nos faltaba qué comer, me dije, es el camino que debo agarrar para que yo pueda vivir mi vida y tenga qué comer”.

Dice que se cuida a su manera, sin pastillas o métodos anticonceptivos por que cada niño han querido tenerlo cada tres años. “Yo me cuido así nomás, no me tomo nada ni me pongo nada. Al puro tanteo. Ahorita no hemos pensado en tener otro. Es cuando uno se pone de acuerdo sino pues no”.

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

Se le pregunta que si tuviera más hijos en dónde le gustaría tenerlos a lo que tajantemente y sin pensarlo responde que en la clínica. “En el doctor está mas bien, ahí saben cuando a uno se le sube la presión y ahí luego, luego nos revisan. Aquí cómo me revisan si no saben”.

¿Seguirá teniendo más bebés?: “a la vez lo pienso, es complicado el dolor y como aquí no apoyan con la ambulancia, como que si lo piensa uno. El dolor es fuerte pero tiene qué aguantar uno.

Para las mujeres en El Gallo, es una realidad el parir en casa, no es una opción ya que no les queda de otra. No es algo que ellas elijan, las condiciones les impiden acceder a los servicios de salud pues hasta allá, dicen las autoridades, no llegan.

Una vez que nacen, las complicaciones para quienes tienen bebés en casa siguen presenten. Registrarlos es el siguiente problema con el que tienen qué lidiar. “Luego cuando vamos al doctor nos piden su papel de cuando nació y le decimos que nació en la casa que cómo va a tener papel. Cuando no tenían su acta de nacimiento y se enfermaban mis niños pues no nos atendían. Uno sin querer ahí está tristeando y tenemos que pagar en particular, buscarle la forma sino se muere el niño. Nosotros de todos nuestros niños hemos hecho la lucha para curarlos, haber cómo le hacemos por que no teníamos ni un papel.”

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

La hija de Marilí tiene 10 años , en dos más tendría la edad en que ella se juntó con su esposo.

¿Le recomendaría tener hijos?: “No pues no, así como yo que me junté a los 12 años le digo a ella que no. Aquí tiene a su mamá para que le explique algo, aunque sea poco. Tampoco me gustaría que se casara pronto. Me gustaría que estudiara aunque sea la secundaria y que tuviera una beca para que se ayudara”.

¿Dejaría que se cuiden? “Pues si ellas quieren es decisión de ellas. Le digo ´cuídate que ya eres muchachita grande´”.

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

Marilí Marcial Marcial tiene 25 años y es madre de cuatro: Martha, Diego, Joel y Santiago. Tres de ellos los tuvo en casa, asistida únicamente por su suegro y esposo, sin camas especiales, anestesias o demás aparatos médicos como en cualquier parto en hospital.

“Fueron ellos los que me vieron y fueron los que le cortaron el ombligo; aquí no hay traslado para ir al doctor, si uno tiene dinero se va a ir al doctor sino no. Por lo mismo nosotras aquí en la casa los tenemos. Aquí la mayoría de las mujeres tienen a sus bebés en sus casas.”

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

Vive en la última comunidad del municipio de Amealco, El Gallo, situada a una media hora de la cabecera municipal y a una y media de la capital queretana. Entre grandes cerros donde las casas están dispersas en el verde campo y las temperaturas en invierno bajan a menos cero grados centígrados. Son alrededor de unas cuarenta familias las que viven ahí.

A pesar de que ya es derecho constitucional, más del 15% de la población en México no tiene acceso a servicios de salud., la falta de recursos, el desinterés y la poca información con que cuentan son algunos de los motivos. Amealco de Bonfil y San Joaquín son los municipios con mayor índice de pobreza en los que también está presente la pobreza extrema, según el consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

La escasez en que viven han limitado a las mujeres de la comunidad a parir en sus casas, trasladarse al Centro de Salud de Amealco representa una condición complicada ya que no cuentan con teléfonos, transporte público frecuente y mucho menos automóviles propios la ambulancia no va por ellas si no es “rentada”, tienen que cubrir el costo de la gasolina que son 2 mil 800 pesos.

“De dónde va a agarrar uno para darle gasolina a la ambulancia, el municipio está para ayudar, no para pedir para la gasolina, le exigen a uno el dinero si no, no vienen, se han muerto niños porque está lejos el centro de salud, o ya cuando tienen meses (de nacidos) mueren los niños o se les mueren en su panza, nacen muertos”, frunciendo el ceño nos lo platica Marilí.

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

Labor de parto

Para su primer hija, Marilí tuvo la oportunidad de ser atendida en un centro de salud, pero los otros tres lo tuvo en casa, el más pequeño tiene dos años, la labor de parto comienza desde que empieza a sentir los dolores y es cuando le mandan avisar a su suegro (quien hace la función de partero) para que vaya a la casa.

“Me tomo el té, como mi suegro es el que sabe pues nos lo recetó, la hierba se llama ´oreja de rata´, con ese rápido, ese se toma para que se vengan los dolores y el bebé venga pronto y rápido nazca, ya después uno arroja sangre, se revienta la fuente y es seña de que ya viene el bebé, yo duro un día o una noche así con dolores, y ya cuando menos acuerdo ya tengo a mi bebe”.

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

Su esposo, Julio, estuvo solo en dos de tres partos que tuvo en casa, cuando ocurrió el otro andaba trabajando “y cómo le avisaba” se cuestiona Marilí. Los esposos en esa comunidad ayudan a las mujeres a prepararles el té, a cuidar y llevar a otro sitio a los demás hijos, a preparar y ordenar el cuarto en donde será el parto; también ayudan en otros trabajos domésticos. Cuando entra en labor de parto Marilí, Marcial la sostiene de cintura, cadera y vientre, “arrima” lo que vaya haciendo falta pero es el suegro quien recibe al recién nacido.

En México, quienes prestan el servicio de partería pueden ser: licenciados en enfermería y obstetricia, parteras profesionales (formadas en el extranjero, en donde existe la partería como profesión), parteras técnicas (egresadas de escuelas de partería de nivel técnico) y parteras rurales o tradicionales (sin educación formal) como lo es el suegro de Marilí.

Mamá adolescente

Ella se juntó cuando tenía 12 años y a los 15 tuvo su primer hija. Su esposo es 10 años mayor que ella. “Yo me junté por que nos faltaba qué comer, me dije, es el camino que debo agarrar para que yo pueda vivir mi vida y tenga qué comer”.

Dice que se cuida a su manera, sin pastillas o métodos anticonceptivos por que cada niño han querido tenerlo cada tres años. “Yo me cuido así nomás, no me tomo nada ni me pongo nada. Al puro tanteo. Ahorita no hemos pensado en tener otro. Es cuando uno se pone de acuerdo sino pues no”.

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

Se le pregunta que si tuviera más hijos en dónde le gustaría tenerlos a lo que tajantemente y sin pensarlo responde que en la clínica. “En el doctor está mas bien, ahí saben cuando a uno se le sube la presión y ahí luego, luego nos revisan. Aquí cómo me revisan si no saben”.

¿Seguirá teniendo más bebés?: “a la vez lo pienso, es complicado el dolor y como aquí no apoyan con la ambulancia, como que si lo piensa uno. El dolor es fuerte pero tiene qué aguantar uno.

Para las mujeres en El Gallo, es una realidad el parir en casa, no es una opción ya que no les queda de otra. No es algo que ellas elijan, las condiciones les impiden acceder a los servicios de salud pues hasta allá, dicen las autoridades, no llegan.

Una vez que nacen, las complicaciones para quienes tienen bebés en casa siguen presenten. Registrarlos es el siguiente problema con el que tienen qué lidiar. “Luego cuando vamos al doctor nos piden su papel de cuando nació y le decimos que nació en la casa que cómo va a tener papel. Cuando no tenían su acta de nacimiento y se enfermaban mis niños pues no nos atendían. Uno sin querer ahí está tristeando y tenemos que pagar en particular, buscarle la forma sino se muere el niño. Nosotros de todos nuestros niños hemos hecho la lucha para curarlos, haber cómo le hacemos por que no teníamos ni un papel.”

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

La hija de Marilí tiene 10 años , en dos más tendría la edad en que ella se juntó con su esposo.

¿Le recomendaría tener hijos?: “No pues no, así como yo que me junté a los 12 años le digo a ella que no. Aquí tiene a su mamá para que le explique algo, aunque sea poco. Tampoco me gustaría que se casara pronto. Me gustaría que estudiara aunque sea la secundaria y que tuviera una beca para que se ayudara”.

¿Dejaría que se cuiden? “Pues si ellas quieren es decisión de ellas. Le digo ´cuídate que ya eres muchachita grande´”.

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

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