El Observatorio Ciudadano de Movilidad se manifestó en contra de la tala y el trasplante de árboles, y pidió que en lugar de reubicar los árboles en avenida Zaragoza, se apueste por la creación de nuevos espacios arbolados.
A través de un comunicado, el vocero del Observatorio, Sergio Olvera León, se pronunció por un rediseño del eje estructurante Zaragoza, que además de la ingeniería vial, considere la ecología y no sólo mejore la movilidad.
“Invitamos plantar más árboles en dicho eje, respetar los existentes y dejar un legado positivo a las y los queretanos del futuro”, manifestó.
Señaló que un árbol es un ser vivo, una premisa básica que ha sido ignorada, pero advirtió que si se evalúa en términos económicos, el retorno de inversión de un árbol en el entorno urbano se estima en más de 90 mil dólares calculados con base en las funciones que realiza en el ambiente.
Dijo por ejemplo que los árboles ayudan con la atenuación del ruido, conservación de la riqueza del suelo, purificación del aire, contención de inundaciones, regulación de la temperatura ambiental, mejor aprovechamiento de agua de lluvia y humedad.
“Las raíces de un árbol previenen la erosión y los hundimientos que se advierten sobre todo en el centro histórico de la ciudad, provocados por la excesiva explotación de los mantos freáticos y la desecación de los suelos”, refirió.
Comentó que un asunto ignorado en los proyectos actuales han sido las islas de calor, fenómeno casi exclusivo de las ciudades donde casas, edificios, banquetas y vialidades ocupan el sitio que en otro tiempo fue de maleza, árboles y vegetación.
“El asfalto y las construcciones aledañas, así como el aire circundante se calientan por efecto de la radiación solar y los autos de combustión interna; sin humedad en el ambiente por ausencia de tejido vegetal, el calor no se disipa y la temperatura sigue siendo alta inclusive por las noches”.
Advirtió que en algunos casos, el calor puede ser hasta 10 grados centígrados superior a lugares geográficamente aledaños con vegetación; y sin ésta, la sensación térmica incrementa, al tiempo que el confort humano disminuye y sube el estrés, lo cual influye negativamente en la productividad y el bienestar de la colectividad.
Indicó que la vegetación transforma el entorno y modifica los patrones de vientos y precipitaciones pluviales, y su ausencia, nos priva de sus beneficios. Pidió entonces que en lugar de reubicar los árboles en avenida Zaragoza, se creen nuevos espacios arbolados.
“Una fórmula obtenida por científicos de la UNAM, dice que se requieren 17 árboles de liquidámbar, 16 truenos o nueve fresnos por hectárea cuadrada para reducir la temperatura un grado centígrado”, refirió.
Mencionó el cambio de estructura destinada a automóviles en favor de jardines, parques y bosques urbanos no es una novedad en el mundo, pues muchas ciudades están derribando vialidades y sitios de estacionamiento en favor de espacios eco-friendly.