Nadie en esta ciudad dejó de acudir a saborear del cabrito más emblemático y sabroso que el de "Roberto’s" atendido por su dueño Roberto Quintanar Gómez que además de las delicias culinarias, tenía un don de gente que hacía que las personas desde políticos, catedráticos y familias enteras se volvieran asiduas al lugar y dejaran de ser clientes para convertirlo en amigo.
Su hospitalidad lo hacían un ser humano excepcional; por desgracia Robert como lo conocían sus allegados dejó de existir esta mañana y el dolor que embarga a familiares y amigos es indescriptible.
Quienes lo conocieron saben que deja una huella muy honda en el plano gastronómico como en la memoria de los momentos que pasaron junto a él.