/ viernes 30 de marzo de 2018

Santa María revive la Pasión de Cristo

Las ofertas de tres micheladas a cien pesos son la bienvenida a los visitantes a Santa María Magdalena y los gritos para ofrecer tacos, guajolotes y fruta picada se confunden con la voz de los más de 70 actores en escena, que metidos en su papel lloran y gritan para representar la pasión de Cristo.

Antes de mediodía todavía son pocos los fieles que siguen la representación que inició hace 101 años, pero se estima que antes de las tres de la tarde serán más de siete mil personas.

En el atrio de la parroquia de Santa María Magdalena, se realiza la representación en la que Judas recibe las monedas después de entregar a Jesús. Ahí mismo representarán los pasajes más importantes de la pasión.

Minutos antes de iniciar la representación, Emanuel Cruz Juárez, quién con sus 39 años de edad representó a Jesús, recuerda que este fue su anhelo desde niño, ya que vio a su padre representar a Pilatos, Caifás y Samuel.

"Es un sueño que siempre anhelé. Gracias a Dios me lo están poniendo aquí. Me fui por el mal camino un tiempo. Se me hizo fácil irme por la droga, el alcohol y he cambiado, ya busco a Dios, llevo tres años que lo busco y esto muestra mi agradecimiento por él", declara mientras se prepara.

Para Emanuel está es una forma de dar ejemplo a sus cuatro hijos y dar testimonio de agradecimiento luego de que el año pasado se buscaba a un nuevo Jesús porque "Corrí con mucha suerte, porque estaba este lugar y porque dicen que traigo mucho físico parecido con el mero mero".

Con unos 15 mil habitantes en cuatro barrios, Santa María Magdalena es una zona con distintas carencias, pero con mucha fe y le enseña esa devoción a las nuevas generaciones.

"Los padres traen a sus hijos, hay familias completas, hay padres que salen de soldados, el hijo de soldado, la esposa sale, eso ayuda a que sobreviva, porque buscamos el perfil más adecuado y deben tener una preparación espiritual y física, entre todo el pueblo se sostiene todo el gasto", explica Miguel Ángel Maya, el coordinador general de la organización.

La representación de las tres caídas empieza y un par de jóvenes que "sólo están viendo" apagan rápido un cigarro para ver pasar a los actores.

Cada actor invierte alrededor de mil 500 pesos en su personificación, aunque los personajes principales requieren hasta tres mil pesos y necesitan padrinos que les ayuden, por ejemplo, a pagar la cruz de madera que cargarán.

El tiempo no se desperdicia en Santa María Magdalena. Mientras algunos continúan con la representación, un grupo de niñas y niños le canta a la imagen del "padre Jesús", una estatua de más de 300 años de antigüedad que se encuentra en la entrada de la parroquia.

La escultura del siglo XVIII es completamente de madera, tiene ojos de cristal y viste de morado mientras carga su cruz. La tambora y los niños a su alrededor no paran de rendirle honores.

Afuera sigue el calvario. Jesús da la primera caída en la calle de San José y la segunda en la calle Independencia. La tercera será en el campo donde lo van a crucificar.

El calor empieza a afectar a todos que sacan las sombrillas y las botellas de agua sin importar si salen de la representación. Las niñas y niños caracterizados como angelitos completan el atuendo con sombreros y sus madres les buscan cualquier sombra posible.

Cerca de las tres de la tarde todos aprietan el paso. Muchos se adelantan hasta el campo donde se realizará la crucifixión, justo frente a una miniferia donde algunos niños ya se entretienen en los juegos.

Por el micrófono lanzan una alerta. Un perro blanco mordió a un adulto y a un niño. Anda suelto el campo y le piden a la gente tener cuidado. Llaman a los servicios de emergencia y la representación sigue.

Frente a los adelantados y los que van llegando apenas, Judas se cuelga en un árbol ubicado enfrente del sitio en el que preparan todo para subir a Jesús al madero. Su cuerpo permanece varios minutos ahí.

La gente se divide entre tomarle fotos a Judas que cuelga del árbol o a los soldados que se preparan para subir la cruz. Pero lo que más llama la atención de la gente son las dos ocasiones en las que Jesús requiere que lo revisen los paramédicos y explican que solo fue para "revisar su condición".

Las carencias de la zona se contrastan con la gran cantidad de teléfonos inteligentes y tabletas que salen a relucir en la zona. Todos buscan el mejor ángulo para guardar la imagen de Jesús que dice sus últimas palabras, en medio de la venta de helados y un jinete que pasa curioso por el lugar.

Santa María Magdalena cumplió otro año de fe y ya se prepara para la siguiente representación. El campo se queda expectante bajo un sol que si bien es intenso, es más generoso que el año pasado. A los ríos de gente que lloraban y miraban con curiosidad, le siguen las pláticas para ponerse de acuerdo sobre qué hará cada quien al rato y la verbena los espera ya, con las micheladas en oferta y los helados para recuperarse del sol.


Las ofertas de tres micheladas a cien pesos son la bienvenida a los visitantes a Santa María Magdalena y los gritos para ofrecer tacos, guajolotes y fruta picada se confunden con la voz de los más de 70 actores en escena, que metidos en su papel lloran y gritan para representar la pasión de Cristo.

Antes de mediodía todavía son pocos los fieles que siguen la representación que inició hace 101 años, pero se estima que antes de las tres de la tarde serán más de siete mil personas.

En el atrio de la parroquia de Santa María Magdalena, se realiza la representación en la que Judas recibe las monedas después de entregar a Jesús. Ahí mismo representarán los pasajes más importantes de la pasión.

Minutos antes de iniciar la representación, Emanuel Cruz Juárez, quién con sus 39 años de edad representó a Jesús, recuerda que este fue su anhelo desde niño, ya que vio a su padre representar a Pilatos, Caifás y Samuel.

"Es un sueño que siempre anhelé. Gracias a Dios me lo están poniendo aquí. Me fui por el mal camino un tiempo. Se me hizo fácil irme por la droga, el alcohol y he cambiado, ya busco a Dios, llevo tres años que lo busco y esto muestra mi agradecimiento por él", declara mientras se prepara.

Para Emanuel está es una forma de dar ejemplo a sus cuatro hijos y dar testimonio de agradecimiento luego de que el año pasado se buscaba a un nuevo Jesús porque "Corrí con mucha suerte, porque estaba este lugar y porque dicen que traigo mucho físico parecido con el mero mero".

Con unos 15 mil habitantes en cuatro barrios, Santa María Magdalena es una zona con distintas carencias, pero con mucha fe y le enseña esa devoción a las nuevas generaciones.

"Los padres traen a sus hijos, hay familias completas, hay padres que salen de soldados, el hijo de soldado, la esposa sale, eso ayuda a que sobreviva, porque buscamos el perfil más adecuado y deben tener una preparación espiritual y física, entre todo el pueblo se sostiene todo el gasto", explica Miguel Ángel Maya, el coordinador general de la organización.

La representación de las tres caídas empieza y un par de jóvenes que "sólo están viendo" apagan rápido un cigarro para ver pasar a los actores.

Cada actor invierte alrededor de mil 500 pesos en su personificación, aunque los personajes principales requieren hasta tres mil pesos y necesitan padrinos que les ayuden, por ejemplo, a pagar la cruz de madera que cargarán.

El tiempo no se desperdicia en Santa María Magdalena. Mientras algunos continúan con la representación, un grupo de niñas y niños le canta a la imagen del "padre Jesús", una estatua de más de 300 años de antigüedad que se encuentra en la entrada de la parroquia.

La escultura del siglo XVIII es completamente de madera, tiene ojos de cristal y viste de morado mientras carga su cruz. La tambora y los niños a su alrededor no paran de rendirle honores.

Afuera sigue el calvario. Jesús da la primera caída en la calle de San José y la segunda en la calle Independencia. La tercera será en el campo donde lo van a crucificar.

El calor empieza a afectar a todos que sacan las sombrillas y las botellas de agua sin importar si salen de la representación. Las niñas y niños caracterizados como angelitos completan el atuendo con sombreros y sus madres les buscan cualquier sombra posible.

Cerca de las tres de la tarde todos aprietan el paso. Muchos se adelantan hasta el campo donde se realizará la crucifixión, justo frente a una miniferia donde algunos niños ya se entretienen en los juegos.

Por el micrófono lanzan una alerta. Un perro blanco mordió a un adulto y a un niño. Anda suelto el campo y le piden a la gente tener cuidado. Llaman a los servicios de emergencia y la representación sigue.

Frente a los adelantados y los que van llegando apenas, Judas se cuelga en un árbol ubicado enfrente del sitio en el que preparan todo para subir a Jesús al madero. Su cuerpo permanece varios minutos ahí.

La gente se divide entre tomarle fotos a Judas que cuelga del árbol o a los soldados que se preparan para subir la cruz. Pero lo que más llama la atención de la gente son las dos ocasiones en las que Jesús requiere que lo revisen los paramédicos y explican que solo fue para "revisar su condición".

Las carencias de la zona se contrastan con la gran cantidad de teléfonos inteligentes y tabletas que salen a relucir en la zona. Todos buscan el mejor ángulo para guardar la imagen de Jesús que dice sus últimas palabras, en medio de la venta de helados y un jinete que pasa curioso por el lugar.

Santa María Magdalena cumplió otro año de fe y ya se prepara para la siguiente representación. El campo se queda expectante bajo un sol que si bien es intenso, es más generoso que el año pasado. A los ríos de gente que lloraban y miraban con curiosidad, le siguen las pláticas para ponerse de acuerdo sobre qué hará cada quien al rato y la verbena los espera ya, con las micheladas en oferta y los helados para recuperarse del sol.


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