Con drástico cambio de hábitos en la forma de transportarnos, de trabajar, comer y hasta de rezar o de saludarnos, Querétaro dio un paso decisivo hacia la reanudación general de actividades con la reapertura económica.
A 100 días del primer caso de Covid-19 en la entidad y tras la pandemia que paralizó al mundo, esa “normalidad” a la que aspiramos nunca será la misma que antes del virus.
Lo “normal” ahora es ver brigadas de sanitización con trajes que parecen espaciales en las calles, el cubre bocas obligatorio en el autobús, asientos inhabilitados, distancia, la toma de temperatura en cada local al que se entra, tapetes sanitarios y demás medidas que toda la población debemos de acatar por el bien de la población, por tu familia.
Muy a distancia los feligreses regresaron a misa y a los restaurantes volvieron las risas y los brindis y también los empleos para miles, pero no aún los abrazos ni el relajo. Los gimnasios que sobrevivieron reabren mermados. Salones de belleza lo hacen con un nuevo esquema, tal vez no tan malo, de citas previas y los comercios comienzan a ver la luz levantando sus cortinas aunque sea a 25% de su capacidad.
Esto es ahora lo “normal” del reto que tiene Querétaro para su reactivación, al pasar de rojo a naranja su semáforo de riesgo y para que funcione, para que no volvamos al encierro, tenemos que seguir todos las reglas y cuidarnos.